Presentación

AutorEugenio Garrido Martín - Jaume Masip Pallejá - Carmen Herrero Alonso
Páginas11-16

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La conducta desviada, que a veces es delictiva, ha sido un problema desde que existe la convivencia humana. La mente se siente impulsada a desvelar las causas de los acontecimientos, en especial, de los inusuales, y, con singularidad, los que dañan o alteran la convivencia.

Quienes se han acercado a la delincuencia desde las ciencias del comportamiento: biología, sociología, derecho, psicología, antropología, economía se han limitado, salvo raras excepciones, a estudiar las circunstancias personales o sociales en las que se delinque. Se denominan estudios de prevalencia. Con los nuevos y potentes métodos y programas de análisis estadísticos se han refinado y matizado las relaciones entre los componentes de la situación o/y las disposiciones personales. Pero, al margen de los refinamientos estadísticos y metodológicos en el análisis y extracción de las variables, los estudiosos son pescadores de arrastre. Los pescadores de arrastre lanzan sus redes y al extenderlas sobre cubierta, coletean, saltan o se esconden peces de tamaños y clases diferentes. A bordo, se clasifican en banastas diferentes. Dependiendo del mercado, unos son más apreciados, valen más y se procura que su muerte no sea violenta; se almacenan por separado en lugares distinguidos. El valor de otros reside en la cantidad, pues se venden a granel; los amontonan. Otros se devuelven a la mar porque carecen de valor. La mayoría de los estudiosos de las conductas anormales y delictivas lanzan al mar de las muestras representativas las redes de sus cuestionarios. Si creen que para estudiar tales conductas ha de contarse con toda la población, describen a priori su muestra en función de las categorías del censo. Otros creen poderla estudiar acercándose a sus casos más representativos, los detenidos por la justicia, y estudian sus características, careciendo de grupo control generalmente: es típico estudiar la violencia de género preguntando solamente a las mujeres y no a los hom-Page 12bres. Las dos metodologías exhiben sus bondades. Los defensores de la muestra selectiva, temen no encontrar los casos más graves en las poblaciones de donde la ley los ha apartado.

Quienes eligen la muestra representativa de toda la población, justifican su apuesta porque en ella coexisten todas clases de delitos y faltas, los más y menos graves. Están otros tipos de estudios, laudable- mente más frecuentes en los últimos años, que se han atrevido con una muestra representativa de la sociedad a la que siguen durante muchos años: son estudios longitudinales. Recogen la bondad de las dos metodologías anteriores: lo hacen sobre una muestra representativa de la sociedad y, a la vez, estudian la aparición tanto de los quebrantamientos de las normas más serios como los menos graves. La naturaleza brinda la posibilidad de estudiar el comportamiento...

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