Preguntas para la consideración del tema 'Drogas: ¿su legalización?'

AutorEduardo Lopez Betancourt
Páginas313-325

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I El valor de las preguntas

1. Agradezco profundamente a las autoridades de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y en especial al profesor doctor Eduardo López Betancourt, coordinador académico de este Simposio, la honrosa gentileza de haberme invitado a disertar en él. También quiero felicitar a la Facultad de Derecho de la UAM por haber asumido un tema de tanta relevancia, que afirma su asunción del compromiso con el conjunto de la sociedad. Este compromiso corresponde a la tradición que en gran medida se impulsa desde la Reforma Universitaria tan cara a mi país. La gentileza de la invitación es aún mayor porque sólo puedo hacer un aporte filosófico y metodológico destinado a contribuir a la investigación del tema en profundidad para buscar la solución más adecuada. No soy especialista en la cuestión a tratar, dado que mi disciplina es la Filosofía del Derecho, y la metodología que propongo exige un conocimiento de la realidad social que, en el caso del muy querido México, no poseo. Nada de lo que diga debe ser interpretado como una toma de posición respecto de la legalización o no de las drogas, ni en México ni en general.
2. La Filosofía contiene una relación especialmente tensa entre pregunta y respuesta. Aunque hay posiciones más vinculadas a la pregunta o la respuesta, preferimos las primeras. Sócrates, a nuestro entender quizás el primer gran filó-

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sofo, murió por el derecho a la pregunta355. La intensidad de la pregunta es uno de los rasgos más importantes con que construimos la noción de humanidad. Según nuestra opinión, el hombre se caracteriza en gran medida por la intensidad de la pregunta. Ésta, como todo lo que hacemos, surge de intereses, no siempre económicos; nos preguntamos por lo que nos interesa y consideramos valioso. La pregunta hace libres y vivifica356.

En la Filosofía se trata de la pregunta planteada con claridad y desenvuelta con rigor metódico; hay que preguntarse por la pregunta, con proyección infinita. Hoy nos preguntamos aquí por la legalización de las drogas, respondiendo a la difícil relación de éstas con nuestros grandes intereses vitales.

II La pregunta básica

3. Una de las preguntas más importantes, cuya respuesta más influye en todo lo que hacemos, es el puesto, más individual o social, con que nos ubicamos en el mundo. Desde diversos enfoques, el Derecho Penal viene respondiendo a este interrogante.

La Edad Moderna fue más individual, en un sentido que se mostró por ejemplo en la filosofía kantiana, el Código Civil francés y el Derecho Penal liberal. El sentido social se intensificó en la Edad Contemporánea, v. gr. en ideas de Comte, Hegel y Marx. El individualismo es, de modo considerable, más coetáneo de las ciencias naturales y exactas, previo a las ciencias sociales y humanas. La “posmodernidad” actual, comienzo de una nueva era de la historia, se refiere en cambio a un “sujeto débil” que no tiene la fuerza individual o colectiva de esos períodos anteriores357.

No sabemos si somos libres, pero en el individualismo se considera habitual-mente que el hombre "libre", de sentido moderno, decide en libertad. Muchas veces la referencia social tiende al menos a disminuir ese sentido de la libertad. Se remite más al condicionamiento o la determinación. El debate sobre la libertad es muy antiguo y forma parte, por ejemplo, de la discusión que a fines de la Edad Antigua, sostuvo San Agustín con la posición de libertad de los pelagianos.

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Otro problema de gran significación, también presente en debates agustinianos, es el referido al maniqueísmo, que en una perspectiva antropocéntrica entiende que los hombres nos dividimos en “buenos” y “malos” de manera tajante, en lugar de pensar en “tonos” de mayor o menor bondad o maldad. Una tercera cuestión, asimismo de importancia y actuante en los debates del Obispo de Hipona, es la que se refiere al grado en que los “buenos” deben vincularse con los “malos” (discusión con el “donatismo”)358.

Las respuestas a estas tres preguntas influyen en gran medida en lo que ha de hacerse en la legislación, la administración y el desenvolvimiento judicial. También en cuanto al consumo, la producción y el tráfico de drogas. Si el hombre decide por sí mismo, en plena libertad, y se aceptan los postulados maniqueos se trata del comportamiento “del” sujeto, incluso del delincuente. Es el comportamiento exclusivo de los consumidores, los productores y los traficantes de drogas. En cuanto al delito en general, es algo que corresponde exclusivamente al delincuente. Si se adopta el distanciamiento de los puros y los impuros es más fácil referirse al comportamiento social, pero éste deja de ser social.

Quien condene a un consumidor, productor o traficante de drogas, incluso a un reo en general, con sentidos individualista, de libertad plena, maniqueo y donatista, estará tranquilo, porque simplemente se tratará de alguien que decidió por sí hacerlo, en sí “malo”, con quien no es correcto convivir. Pero sucede que, como acontece con todas las simplificaciones, esto suele esconder una mutilación, generalmente una criminalidad de quienes las producen359. Por el contrario, si el hombre es construido como un ser social, el consumo, la producción y el tráfico se producen en estructuras sociales. Son “nuestro” consumo, “nuestra” producción y “nuestro” tráfico, porque de cierto modo también los producimos. En cuanto al delito en general también corresponde hacer las mismas referencias colectivas. Incluso, si se acepta una posición cristiana,en consideración de la Redención y a la corredención con que deben completarla los hombres, se trata de “nuestro” consumo, “nuestra” producción y “nuestro” tráfico de drogas al grado que aunque no los hayamos producido hemos de redimirlos.

Para atender a estas cuestiones se requiere una estrategia jurídica y cultural que atienda a ellas en una complejidad pura (diferenciando e integrando)360.

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4. Uno de los problemas más importantes de nuestro tiempo es el de la relación entre el capitalismo, los derechos humanos y la democracia, al que cabe agregar el papel que corresponde al Estado361.

El capitalismo produce y descarta cosas y también hombres, por ejemplo, como consumidores, productores y traficantes de drogas y como gobernantes. El capitalismo produce y descarta delincuentes y asimismo legisladores y jueces. Esos hombres son “unidimensionales” según los considera el sistema, tienen partes de su personalidad descartadas y se alienan362.

La formación del capitalismo moderno se produjo en el mismo tiempo en que comenzaban a plantearse la democracia e incluso los derechos humanos. De cierto modo, en la última parte del siglo XVIII. Sin embargo, hoy las vinculaciones se presentan a menudo tensas. Muchas veces el capitalismo conculca los derechos humanos e impulsa a que la democracia sea mucho más formal que material. La formación de los Estados modernos sirve al capitalismo. A veces es completa; en otros casos es incompleta. Los Estados incompletos son con frecuencia no viables y, dado que el consumo de drogas, su producción y su tráfico e incluso el delito en general son en alguna medida “cuestiones de Estado” las respuestas de esos Estados inconclusos suelen ser la “paraestatalidad” y la corrupción363.

Como lo señalaron Marx y Engels, la burguesía convierte todo en mercancía; en estos casos también son mercancía las mismas instituciones. Este marco referencial contribuye a comprender la problemática básica de las posibilidades de inter-vención estatal, en la represión, la legalización, la liberación.
5. Vivimos en una nueva era signada por grandes revoluciones tecnológicas y morales, entre las cuales ocupa un lugar definitorio la genética humana. En la nueva era se produce el fenómeno de globalización/marginación en el cual el despliegue de la droga propio de este tiempo se genera, siempre con sentido

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de frustración vital, pero por motivos relativamente diversos: sea por la oquedad de la globalización o por la desesperanza de la marginación. El fenómeno de la droga en las villas miseria, ámbitos de gran marginación, surge en mucho de la falta de expectativas y de esperanza que en ellas reina. En los ingresos de las villas miseria, como en las del Infierno de Dante, habría que escribir: Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate364. Del infierno no pueden surgir lógicamente sino “diablos”. Nos parece que algo análogo puede decirse de muchas cárceles, lugares de marginación en los cuales quienes salen, sea cual fuere su condición de ingreso, suelen ser también “diablos” (o al menos son tenidos por tales).

III Las preguntas jurídicas

1. Distintos modelos jurídicos

6. A nuestro entender, los modelos jurídicos tradicionales no plantean preguntas satisfactorias, tampoco para el problema de la...

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