Prefacio
| Autor | Javier Wenceslao Ibáñez Jiménez |
| Páginas | 13-21 |
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Justificaría esta obra, por sí solo, el auge actual del análisis económico del derecho como sistema y método racionalizador de las decisiones jurídicas, en un marco social y tecnológico ya hoy decididamente inclinado a emplear masivamente instrumentos cuantitativos para fundar y consolidar los procesos de gestión decisoria, también en el ámbito jurídico. Aquella justificación se troca casi obvia, además, si se repara en la utilidad incuestionable que dicho método analítico –el de la economía normativa, a la postre– encierra para reforzar y enriquecer el proceso investigador que, con más o menos intensidad, necesariamente acompaña a las hipótesis discursivas, opiniones y argumentos de cualquier operador jurídico.
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Es nuestro principal propósito a lo largo de las páginas siguientes revelar a los operadores jurídicos, especial-mente cuando han de abordar y practicar –no en el ámbito académico particular, sino en el de cualquier profesión vinculada al Derecho– una indagación normativa, esto es, acometer tareas de law research, de las principales ventajas, pero también de las limitaciones y complementariedades metodológicas, que presenta el
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empleo del método conocido como análisis económico. El cual, en su acepción más amplia, obliga al jurista a considerar en sus procesos de decantación de justicia determinados elementos de eficiencia; y en otra más estricta, a ponderar en sus decisiones un análisis costebeneficio del impacto social de la eventual sustitución o modificación de las normas con que opera.
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Existe una clara y creciente conciencia entre los juristas, ya no sólo en Estados Unidos sino en Europa, Asia y Latinoamérica, de la necesidad de investigar con tino y con sentido, eligiendo para la propia producción jurídica (sea esta judicial, administrativa o privada, así en la Academia como en el bufete) un argumentario ajeno convincente, donde se manejen con criterio y eficacia las conexiones entre la base factual (Lakatos) o la realidad vital (Ortega) o social sobre la que se proyecta la norma, y el propio ordo iuris que persigue precisamente recomponer esa base fáctica. La metodología, desde antiguo, ayuda como disciplina científica a construir el conocimiento coadyuvando a un discernimiento epistémico, teorético, lingüístico aplicado a la naturaleza del hecho investigado, contribuyendo decisivamente a una conveniente disección de las estructuras constructivas y, como resultado, a una eficaz resolución de los problemas que presenta la realidad sobre la que se proyecta el conocimiento, recompuesto o reconstruido gracias precisamente al método aplicado. Al menos así es por lo que concierne a las ciencias sociales, entre las cuales el Derecho puede incardinarse sin demasiado esfuerzo conceptual.
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Esa superior concienciación viene motivada por concausas crecientemente palpables en el universo jurídico según avanza nuestro siglo XXI: hipertrofia e internacionalización de los despachos de abogados, de las relaciones comerciales y de la propia evolución del concepto de investigación en el Europa...
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