Prefacio

El aumento en el consumo de energía es un problema global relacionado directamente con la seguridad del suministro energético y de sus efectos en el medio ambiente. Se espera que el consumo de la energía de Europa crezca en un 20% entre hoy y el 2020, pero la demanda de países en vías de desarrollo aumentará incluso más rápidamente.

La obtención de fuentes energéticas fiables ha sido una preocupación fundamental para los países desarrollados desde la crisis del petróleo de los años 70. En los últimos dos años, los mercados de petróleo han experimentado una inestabilidad grave, y el petróleo ha alcanzado un precio mínimo cercano, en términos reales, a los valores previos a la primera crisis del petróleo. Incluso si esta situación persistiera temporalmente, la producción de petróleo se concentraría a largo plazo cada vez más alrededor de los países de la OPEP, los cuales poseen actualmente tres cuartas partes de las reservas mundiales de petróleo. Como consecuencia, las crisis del petróleo dependerán principalmente de argumentos geopolíticos. Por lo tanto, las políticas energéticas de diversificación y la colaboración entre sectores relacionados con el petróleo, en los países productores y consumidores, son aconsejables para prevenir crisis futuras.

En este contexto, la política energética de la Unión Europea, se ha desarrollado tomando en cuenta dos objetivos principales: asegurar el suministro energético de Europa (cuya dependencia externa es del 50%) y proteger el medio ambiente (tanto en Europa como en todo el mundo). La cumbre de Kyoto ha marcado el comienzo de una nueva fase en la realización de un compromiso global para reducir drásticamente el impacto en el medio ambiente de los combustibles fósiles y de otros sectores relacionados con los gases de efecto invernadero.

A corto plazo, es probable que la diversificación y el uso de fuentes de energía más ecológicas induzcan el desarrollo del uso del gas natural. A medio plazo, tecnologías de alta eficiencia basadas en combustibles fósiles, incluidas pilas de combustible, desempeñarán un papel importante. A largo plazo, las tecnologías de energía renovable parecen ser la solución definitiva para el problema de la escasez de recursos fósiles y los efectos ambientales negativos asociados a ellos. Para apoyar esto, el 5º Programa Marco de I+D ha destinado 479 millones de Euros para su acción clave "sistemas energéticos más limpios incluidas energías renovables".

La solución a la dependencia energética y al daño medioambiental inevitablemente implica inversiones importantes en I+D, y una revisión de la estructura global del sector de la energía, incluidos la cartera de valores tecnológicos, los aspectos de oferta y demanda y el marco regulador.

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