Práctica procesal civil, constitucional y comunitaria, de M. Navarro Hernán.
| Autor | Francisco Corral Dueñas |
| Páginas | 1462-1464 |
NAVARRO HERNÁN, M.: Práctica procesal civil, constitucional y comunitaria. Madrid, 1987. Un tomo de 758 págs.
Recuerdo que un viejo Abogado de mi pueblo, que se había pasado la vida litigando, me decía, en mis ya algo lejanos tiempos juveniles, que para ganar un pleito hacen falta tres cosas: tener razón, saberla pedir y... que te la quieran dar. La última tiene relación con aquel dicho malicioso de que justicia es lo que en sala de cinco quieren tres, pero esto ahora no vamos a discutirlo. La primera condición, el tener la razón, debía ser obvia, pero también habría algo que hablar sobre el caso, aunque tampoco lo haremos.
Nos queda el segundo punto: saberla pedir. Y es que al ejercitar una acción, que tenga fuerza y base en el aspecto material, es muy importante también contemplar su faceta formal, eligiendo el procedimiento adecuado que conduzca a conseguir el fin propuesto. No hay más que ver que algunos defectos procesales pueden originar inadmisiones y fallos adversos, sin entrar siquiera en el fondo.
Por otro lado, las leyes procesales son áridas, múltiples y no demasiado claras. En la Licenciatura, el Procesal era una de las asignaturas más temidas y oscuras... junto con la semidesconocida Ley Hipotecaria. Y ya en el ejercicio de la profesión, el Procesal otra vez se torna en valladar difícilmente salvable a la hora de iniciar un pleito o de responder a una demanda. Si a esto se añade que los textos de las centenarias Leyes de Enjuiciamiento y la Orgánica del Poder Judicial han sido sustituidos recientemente y «adornados» con otras regulaciones orgánicas o procesales, se comprende la enorme dificultad global del tema.
Por ello este libro práctico y actualizado resulta un respiro valioso Page 1463 para ayuda de los profesionales y hay que agradecerlo a este Abogado en ejercicio que acomete y culmina con éxito esta tarea tan difícil que el propio autor califica de imprudencia casi temeraria. Efectivamente, tal como nos dice él mismo, de un lado comporta vencer muy serios obstáculos para condensar y poner al día el cúmulo de enrevesadas normas procesales que en la actualidad nos anegan, algunas de cuño foráneo, como las de la Comunidad Económica Europea, y que han irrumpido en desconcertante tropel; de otra parte, se corre el riesgo de ver cómo rápidamente se esclerotizan algunas de las arterias procesales por donde discurre el espíritu de tales normas.
Sin embargo, ya hemos dicho que sale muy airoso del trance y nos proporciona...
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