Prólogo

AutorDiego Gracia
Páginas19-22

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José María Rodríguez Merino tiene la pasión del filósofo y el saber del historiador. Y con ambas cualidades lleva gran parte de su vida estudiando lo que, en el rigor de los términos, debe entenderse por “biotecnología.” De este término suele darse hoy una definición muy restrictiva, relativa a las aplicaciones técnicas de la biología molecular. Pero si bien ésa es sin duda la rama de la biotecnología hoy más en auge, ni es la única ni tampoco fue la primera. Biotecnología es toda manipulación técnica de la vida, o también, toda aplicación técnica de los saberes logrados por las ciencias biológicas. En el primer capítulo de este libro Rodríguez Merino nos ilustra sobre las novedades biotecnológicas del siglo XVIII. La vida es objeto de saber científico, pero también, y como consecuencia de ello, de manipulación técnica. ¿Objetivos de esta manipulación? Cuando menos, curar las enfermedades, evitar o corregir los llamados, antropomórficamente, “errores de la naturaleza”. A más larga distancia, la modificación perfectiva de los seres vivos, tanto vegetales como animales y humanos.

Basta decir lo anterior para que a todos se nos agolpen las inquietudes. ¿Pero será todo eso correcto? ¿No deberá tener un control riguroso? ¿De qué tipo? ¿Control ético o control jurídico, o ambos a la vez? ¿En qué se diferencian uno y otro?

Esto es lo que ha llevado a José María Rodríguez Merino a crear una nueva palabra, acuñando el neologismo “biotecné-Page 20tica.” No sé si hay reglas precisas para la formación de nuevas palabras, pero desde luego no creo posible que triunfen más que aquellas que cumplan unas ciertas condiciones, una de las cuales es la eufonía. Y mucho me temo que el neologismo biotecnética no supere la prueba.

Pero, en cualquier caso, me parece en extremo sugerente. Van Rensselaer Potter introdujo en 1970 el neologismo “bioética.” Ése sí ha prendido, y con tanta fuerza que hoy resulta insustituible. Lo cual no quiere decir que sea completamente preciso. En la explicación que Potter dio de su propio hallazgo, dijo que la raíz griega “bios” la usó para significar los avances de las ciencias biológicas, y “ethos” para hacer referencia a los valores puestos en juego por tales avances. Uniendo esos dos términos, dio vida a una palabra que él simbolizó con la imagen del puente, como un “puente hacia el futuro”: si los descubrimientos técnicos y la reflexión ética no caminan al unísono, el resultado puede acabar siendo desastroso.

José...

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