Las posiciones y las estrategias de las organizaciones sindicales y las organizaciones sociales en España ante la responsabilidad social de las empresas transnacionales

AutorMaría del Mar Maira Vidal
CargoProfesora Asociada de la Sección Departamental de Sociología III (Estructura Social y Sociología de la Educación), Facultad de CC. Económicas y Empresariales. Universidad Complutense de Madrid
Páginas237-267

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1. Introducción: la responsabilidad social corporativa como estrategia empresarial dentro del proyecto de globalización neoliberal contemporáneo

Los debates y las prácticas en torno a la responsabilidad de las empresas para con las sociedades en las que operan han tenido lugar desde comienzos de la revolución industrial. Sin embargo, el término Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o Responsabilidad Social Corporativa (RSC) surge en los países anglosajones en los años cincuenta del siglo xx para hacer referencia a aquellas responsabilidades que asumen voluntariamente las compañías y van más allá de sus obligaciones jurídicas.

Asimismo, los organismos internacionales, la ONU, la OIT, la OCDE y la Unión Europea, van a introducir este término en el debate que surge en los años noventa en estas instituciones sobre la necesidad o no de guiar o regular las actividades de las compañías transnacionales a nivel global en lo concerniente a los derechos humanos, laborales y medioambientales2(Hernández Zubizarreta, 2008, 2009). Este debate es en buena parte consecuencia de distintos escándalos empresariales acontecidos en los años ochenta y noventa, que tuvieron como resultado la puesta en marcha, por parte de organizaciones sindicales, organizaciones sociales globales y redes globales de organizaciones3, de campañas de denuncia con una importante repercusión mediática a nivel global. Entre estas campañas podemos destacar la que realizaron Global Exchange y National Labor Committee en los años noventa para denunciar que las compañías subcon-

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tratadas por Nike en el sudeste asiático utilizaban trabajo infantil y pagaban salarios que no garantizaban condiciones de vida decentes (García Perdiguero, 2003; Rodríguez Garavito, 2007).

Los organismos internacionales introducen este concepto en el debate con el objetivo de preestablecer de manera clara los términos del mismo, apostando desde sus inicios por la voluntariedad de las nuevas responsabilidades a asumir por las empresas en el contexto de la globalización económica, e intentando neutralizar las propuestas de las organizaciones sindicales y las organizaciones sociales en aras de una regulación internacional. En esta línea, los organismos internacionales y las instituciones públicas nacionales han renunciado a instaurar una gobernanza pública mundial y, por lo tanto, han optado por la construcción de una globalización económica de corte neoliberal, en la que se mantienen en un segundo plano mientras las empresas son los principales actores. Es en este contexto en el que debemos analizar el Pacto Mundial de Naciones Unidas, una declaración de principios a la que se acogen las empresas voluntariamente sin que existan mecanismos de verificación de su cumplimiento, y el Libro Verde Fomentar un marco para la responsabilidad social de las empresas de la Comisión Europea, en el que se define que las nuevas responsabilidades a adoptar por las compañías deben ser voluntarias.

Las campañas de denuncia a nivel global de determinados escándalos empresariales y el debate surgido en los organismos internacionales han sido los principales factores desencadenantes de la elaboración, por parte de las empresas transnacionales, de códigos éticos o de conducta y memorias de responsabilidad social empresarial o sostenibilidad con el fin de evitar regulaciones, neutralizar las propuestas de las organizaciones sindicales y las organizaciones sociales en este campo, invisibilizar, maquillar o desactivar los conflictos existentes o que vayan surgiendo y mantener o alcanzar una buena reputación entre los inversores, los accionistas, los consumidores y la ciudadanía en general (Jenkins, 2002; Shamir, 2007; Hernández Zubizarreta, 2008; González y Carrión, 2008). Las compañías transnacionales han adoptado la estrategia de entrar en el debate sobre la RSE con el fin de liderarlo, apostando por la voluntariedad, la unilateralidad y la autorregulación de las nuevas responsabilidades a asumir en el ámbito de los derechos humanos, laborales y medioambientales en el contexto de la globalización. Asimismo, cada vez más empresas hacen referencia a las políticas socialmente responsables como parte de un nuevo sistema de gestión de riesgos de todo tipo (laborales, económicos, medioambientales, etc.) que supone una inversión sumamente rentable y una ventaja competitiva frente a otras compañías. En todo caso, es interesante resaltar que la RSE, como estrategia empresarial, forma parte del proyecto de globalización neoliberal hegemónico contemporáneo (Shamir, 2007; Maira Vidal, 2010).

Sin embargo, las organizaciones sindicales y las organizaciones sociales con un marcado perfil reivindicativo no comparten la posición adoptada por los or-

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ganismos internacionales y las empresas y sus asociaciones en este campo y hacen hincapié en la idoneidad de implantar normativas y regulaciones en materia de RSE. En este sentido, ambos tipos de organizaciones han llevado a cabo numerosos estudios y campañas para denunciar el incumplimiento de las políticas socialmente responsables publicitadas en las memorias de RSE y los códigos éticos y que, por lo tanto, existe una brecha importante entre los discursos y las prácticas de las empresas.

De esta forma, las organizaciones sindicales reivindican que las políticas de RSE se convierten en obligatorias una vez existe el compromiso de ponerlas en marcha y se publicitan y que las compañías les deben involucrar en su diseño, aplicación y verificación. En esta línea, se plantea la necesidad de crear comisiones de seguimiento de estas políticas en las compañías transnacionales, comisiones de las que formen parte los representantes sindicales de toda la cadena de valor de éstas. Además, los sindicatos se han propuesto contrarrestar lo que entienden como una estrategia empresarial en el campo de la RSE que tendría como fin último la desregulación laboral trasladando lo legislado y lo pactado en negociación colectiva al terreno de la voluntariedad, la unilateralidad y la autorregulación. Para ello, estos agentes sociales pretenden llevarse las políticas socialmente responsables al campo de la negociación colectiva. Por lo tanto, y en lo que se refiere a la dimensión internacional de la RSE, proponen a las empresas que conviertan los códigos éticos voluntarios, unilaterales y autorregulados en acuerdos marco internacionales, negociados y firmados con las federaciones sindicales internacionales sectoriales y, por consiguiente, voluntarios, pero bilaterales y corregulados (Baylos, 2009).

En esta línea, los sindicatos plantean que es preciso que la globalización económica vaya acompañada de la globalización del movimiento sindical. Para ello, se estima conveniente la creación de comités de empresa globales en las compañías transnacionales, y de redes y observatorios sindicales internacionales, que se conviertan en una vía para fortalecer la acción sindical internacional y la negociación colectiva transnacional. De esta forma, las organizaciones representantes de los trabajadores consideran que la RSE puede constituirse en un campo que facilite la internacionalización del movimiento sindical y la regulación del mercado de trabajo global.

Por otra parte, las organizaciones sociales globales y las organizaciones sociales que forman parte de redes globales hacen hincapié en que es preciso que los organismos internacionales impongan responsabilidades jurídicas a las corporaciones a cumplir en el ámbito global. En este sentido, estas organizaciones y redes denuncian el carácter voluntario y unilateral de la RSE, así como la inexistencia de mecanismos de verificación externa de su efectiva aplicación. Así pues, reivindican la necesidad de crear un organismo regulador, fiscalizador y sancionador en el seno de la ONU que vele por el cumplimiento de los derechos hu-

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manos, laborales y medioambientales a nivel global y en el que se constituyan estructuras jurídicas transnacionales como, por ejemplo, un Tribunal Penal de Empresas Transnacionales. El fin último es la instauración de una gobernanza pública global y que la globalización de los derechos fundamentales acompañe a la globalización económica.

Asimismo, las organizaciones que conforman redes globales, que son las representantes de lo que se ha venido a denominar la globalización «desde abajo»4,

van todavía más allá y demandan un nuevo pacto social con «cuatro patas», en el que estos colectivos tengan cabida, y un nuevo modelo social, en el que se redefinan las obligaciones de las distintas instituciones y actores, entre ellas las de las compañías.

Por consiguiente, podemos señalar que el campo de la RSE se han convertido en los últimos años en un escenario de conflictos, relaciones de fuerza y negociaciones entre distintas instituciones y actores sociales que, tal como veremos, presenta oportunidades a las organizaciones sindicales y las organizaciones sociales en sus reivindicaciones por una mayor regulación de las actividades de las corporaciones transnacionales en el ámbito de la globalización económica.

En este artículo abordaremos las posiciones y estrategias en el terreno de la RSE de las organizaciones sindicales internacionales, europeas y españolas, las organizaciones sociales globales y las redes globales de organizaciones sociales. Asimismo...

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