El sistema político local

AutorJosé Manuel Canales Aliende - Pedro Luis Pérez Guerrero.
Cargo del AutorProfesores del Área de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Alicante.
Páginas62-69

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10.1. Los aspectos generales

El contexto local experimenta en la actualidad cinco tensiones básicas: tensión en la definición del territorio (en los que los modos de expansión radial de las poblaciones han dejado lugar a otras formas de expansión más difusa); tensión entre lo global y lo local (intentando incrementar las ventajas locales en situaciones de competencia continental y mundial); tensión entre la política del Estado y la de las Administración Local; reivindicación de mayores cuotas de autonomía financiera local al tiempo de una necesidad de intensificación de las relaciones interadministrativas y la tensión entre un Estado de Bienestar con una burocracia en posición hegemónica y el dinamismo de los actores sociales en el medio local.

Estos aspectos, demasiado genéricos, con lo que dificultaban a los Ayuntamientos el detallar las Ordenanzas, al no tener potestad para aprobar normas con rango de Ley, necesarias para tipificar las sanciones administrativas, de acuerdo con los postulados de la LRJPAC. La Ley 10/1999 introduce la posibilidad de que las Ordenanzas Municipales concreten las conductas tipificables, siempre dentro de los límites del artículo 129.3 de la LRJPAC.

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En cuanto a la ciudadanía, como principal actor local, parece hallarse más cerca de los antiguos patrones del ciudadano ideal (educado, informado y con tiempo para los asuntos públicos), pero que por el contrario se muestra políticamente apática y electoralmente abstencionista. Las causas pueden descubrirse en el aumento de los colectivos olvidados por el sistema político (desempleados crónicos, habitantes marginados, inmigrantes pobremente integrados en la sociedad de acogida, etc. ). La activación de la participación democrática dependerá del cambio social de los próximos años.

Pero además de las causas sociales, la capacidad de los mecanismos de participación juega hoy en día un rol fundamental en este orden de cosas44. Asumiendo la idea de que la democracia implica el debatir los asuntos públicamente, decidir de forma colectiva y conseguir la obediencia para tales decisiones; existen dos extremos en los que se puede incurrir negativamente. Por una parte, se puede elaborar una decisión sin debate, lo que es propio de una sociedad tecnocrática con pobres niveles de participación ciudadana, propio de las sociedades actuales. Por otra parte, pueden celebrarse grandes debates pero con escasa capacidad de decisión, lo cual es propio de modelos de gobierno asamblearistas. En estos casos los órganos de deliberación jugarían un papel ornamental.

La mejora de los procedimientos de debate y decisión son fundamentales para favorecer la participación ciudadana. El debate político local cuenta, sin embargo, con demasiados intermediarios (partidos políticos y medios de comunicación) que tienden a simplificar excesivamente una realidad compleja y exhibirla conforme a sus intereses. Son posibles ciertas fórmulas alternativas para fortalecer el debate público local45: foros de opinión sobre iniciativas normativas locales, consejos de ciudadanos para el debate de las políticas públicas locales, encuestas de opinión deliberativa, paneles de consultores no expertos elegidos aleatoriamente (o a través de voluntarios) y facultad de iniciativa ciudadana para la discusión de los asuntos públicos.

En cuanto a los mecanismos de decisión democrática, éstos se corresponden con las siguientes funciones: selección de representantes, determinación de grandes proyectos estratégicos y la ejecución cotidiana de estos últimos. En la selección de representantes existen ciertas propuestas de gran eco social, como son la introducción generalizada de las elecciones primarias en las candidaturas de los partidos, la limitación del número de mandatos de los cargos públicos, la apertura de las listas y la ampliación de los instrumentos de debate en las campañas electorales, a la vez que la reducción de los mecanismos de propaganda y la posibilidad de candidaturas individuales en los pequeños Municipios. Tales disposiciones antes señaladas han de complementarse con una mayor apertura en la decisión y ejecución de estrategias, superándose la actual participación testimonial de ciertos grupos de interés. El Gobierno Local resulta, por tanto, un laboratorio para la participación democrática, cuyas experiencias pueden emplearse en instituciones políticas de mayor escala territorial.

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Hemos de referirnos también a las nuevas tecnologías y las posibilidades que éstas suponen en relación con las fórmulas alternativas de participación democrática. De algunas experiencias locales norteamericanas en relación con la participación democrática a través de internet aparece un nuevo fenómeno, en estado experimental, conocido como "e-government" o democracia...

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