La política medioambiental deportiva en la nueva ley del deporte

AutorGabriel Real Ferrer
  1. INTRODUCCIÓN: DEPORTE Y MEDIO AMBIENTE

    Todos somos conscientes de que el deporte es, seguramente, la faceta de la actividad humana que mayor crecimiento ha tenido en estas últimas décadas. El deporte se ha incorporado a los hábitos cotidianos de los ciudadanos contemporáneos y es una de las actividades de ocio a las que más tiempo dedican. Además, como sector económico, le disputa las cifras de negocio a los sectores tradicionales, como el automóvil, o a los emergentes, como la informática. Es, sin duda, el fenómeno cultural más importante con el que el hombre ha iniciado este siglo.

    Como toda actividad humana, el deporte interactúa con el entorno, con los elementos naturales, en definitiva y usando la terminología de los que nos consideramos ambientalistas, produce impactos ambientales. Hay que decir, inmediatamente, que la cuestión no es que una actividad, sea cual sea, no produzca impactos –eso es inevitable, incluso respirar produce impacto y no vamos a dejar de hacerlolo importante es que esos impactos sean evaluados, previsibles y asumibles.

    Hoy, que el deporte ha dejado de ser la actividad de unos cuantos románticos para convertirse en una actividad de masas, debemos empezar a evaluar y prever esos impactos, con el objetivo de contribuir a su disminución y/o compensación. Ese es el objetivo de la interiorización de las preocupaciones ambientales en el deporte.

    Por otra parte, si la actividad deportiva es uno de los rasgos que servirían para definir a nuestra sociedad actual, el reto más importante de la humanidad para este siglo es, precisamente, compatibilizar su desarrollo cualitativo y cuantitativo con la preservación de los valores y recursos naturales. Esto no es un desafío más, es simplemente una cuestión de supervivencia y, como se ocupó de subrayar la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, Río´92, es una tarea que a todos nos atañe. El mundo del Deporte no podía quedar ajeno a este llamamiento. Debemos acostumbrarnos, pues, a la simbiosis Deporte y medio ambiente. Por mi parte, intentaré ofrecerles una visión panorámica de cuestión.

    1.1 Los puntos de fricción

    Es frecuente que al hablar de las implicaciones ambientales del Deporte se produzca, inicialmente, un cierto asombro. En efecto, parece que pocas cosas hay en la vida que resulten más inocuas al medio ambiente que el deporte. Sin embargo, algunas manifestaciones deportivas pueden resultar muy impactantes para el entorno. Veamos algunas de ellas.

    1. Deporte y naturaleza

      Las relaciones más evidentes entre Deporte y medio ambiente se encuentran en aquellas modalidades deportivas que se practican en contacto con la naturaleza. En efecto, el esquí, el montañismo, la bicicleta de montaña, la pesca, la caza y tantos otros deportes se practican en medios naturales, normalmente de gran valor ecológico. No es este el momento para hacer una descripción detallada de los impactos que estos deportes producen en la naturaleza, pueden ustedes imaginárselos, pero les aseguro que son muy variados y progresivamente más importantes debido a la creciente masificación1 en el número de practicantes. Van desde la compactación de suelos (bicicleta, acampada, moto-cross …), al estrés de la fauna2 (motociclismo, motonáutica, incluso senderismo …), a la alteración de márgenes de ríos (piragüismo, “rafting” …) o al envenenamiento por ingestión de perdigones de plomo3, pasando por las toneladas de basura que diariamente se abandonan en el medio natural a raíz de estas prácticas deportivas.

      En este campo, los aspectos a tener en cuenta son, esencialmente, tres: en primer lugar, las instalaciones, en aquellos deportes que lo requieran; en segundo lugar, las pautas de comportamiento de los practicantes y, en tercer lugar, los límites que el Derecho puede imponer a ciertas prácticas o al acceso a determinados lugares.

      Algunos de los deportes de naturaleza requieren de infraestructuras costosas y de elevado impacto ambiental, tal es el caso de ciertas modalidades de deportes de invierno. En la actualidad, en casi todos los países la nueva construcción de estas instalaciones o la ampliación de las ya existentes requiere de licencia sometida a evaluación de impacto ambiental, lo que supone una garantía de racionalidad en su realización. Menos regulado son los aspectos relacionados con la adecuada administración de estas instalaciones. Aquí la atención debe centrarse especialmente en dos aspectos, a saber, el control sobre los consumos, especialmente de agua y de energía y la minimización y adecuada gestión de los desechos.

      Otro aspecto asimismo muy importante es el relacionado con los comportamientos de los deportistas. Los deportes de naturaleza se practican muchas veces en soledad o entre amigos y, por tanto, faltos del control social que supone la presencia de la colectividad. Lo único que guía su actuación es su propia conciencia; por ello, la cultura ambiental de estos deportistas es tan importante. Las Federaciones deben liderar estos esfuerzos4, estableciendo reglas de comportamiento a sus asociados respetuosas con el medio y, sobre todo, dando ejemplo. El mensaje debe ser que el que realmente es un buen deportista cuida de su entorno y es responsable de sus actos, los que así no actúen son unos advenedizos que nada tienen que ver con el deporte. Por otra parte las campañas de información y concienciación son absolutamente imprescindibles, ya que, aquí, como en muchos otros campos, la vía de la represión es muy poco eficaz.

      Por último, a los poderes públicos les corresponden algunas actuaciones imprescindibles. Además de la legislación sobre instalaciones, que se da por supuesta, les corresponden la aprobación de reglamentos técnicos sobre los equipos a utilizar y el establecimiento de límites y, en su caso, prohibiciones de acceso a parajes especialmente sensibles. En todos estos campos, como veremos, la colaboración entre Federaciones y autoridades públicas debe ser especialmente estrecha.

    2. Las grandes manifestaciones deportivas

      La segunda área de conflicto es la realización de grandes eventos deportivos, como, por ejemplo, los Juegos Olímpicos o los Mundiales de Fútbol, sin olvidar otros muchos eventos que sin ser tan multitudinarios pueden tener importantes efectos sobre el medio en que se realizan.

      En estos casos lo que puede producir impactos ambientales no es la propia práctica del deporte, ni dependen sus efectos del comportamiento personal de los deportistas, por lo tanto la estrategia debe ser otra. Lo sustancial aquí es gestionar bien todo aquello que rodea al hecho deportivo y no éste en sí mismo. El problema consiste en la acumulación súbita de un gran número de personas que puede desestabilizar los métodos de gestión de recursos de cualquier ciudad.

      Los mayores problemas se presentan en los siguientes campos:

      — Transportes

      — Demandas de agua y energía

      — Gestión de residuos (sólidos y líquidos)

      — Riesgos para el patrimonio histórico artístico

    3. Turismo deportivo

      Una nueva manifestación del dinamismo del sector deportivo y de su facilidad para penetrar otros sectores, es el que podemos denominar “turismo deportivo”, no asociado a grandes acontecimientos. Se trata de un nuevo segmento de la oferta turística deseosa de encontrar alicientes a sus clientes así como nuevos espacios de mercados. En Alicante, por ejemplo, cada dos años se reciben a cuatro mil gimnastas daneses de todas las edades que vienen durante una semana a practicar en la playa. Este tipo de turismo no es muy diferente al habitual, pero hay otras ofertas, relacionadas en especial con deportes de naturaleza e íntimamente entroncadas con el llamado “turismo verde”, tan peligroso, que llevan multitud de turistas deseosos de bellezas naturales y de aventura a lugares especialmente sensibles. Lo singular y amenazante de estas prácticas es que los turistas muchas veces no son auténticos deportistas y las Federaciones poco pueden hacer frente al afán masificador de las agencias de viajes. El potencial arrasador de estas prácticas es muy elevado y ya se puede apreciar en lugares de singular fragilidad.

    4. Las Instalaciones urbanas

      En este pequeño repaso de los impactos y amenazas, no podemos ignorar uno de los aspectos más relevantes, como es el de las Instalaciones urbanas. Cada día más las instalaciones deportivas son uno de los equipamientos públicos más numerosos por lo que, aunque únicamente fuera desde el punto de vista cuantitativo, tendrían importancia. Pero, además, estos equipamientos generan una gran actividad en su entorno y pueden concitar a gran número de personas.

      A las instalaciones en la naturaleza ya nos hemos referido brevemente, pero también debemos tener presente que la evolución conceptual en el diseño y función urbana de las instalaciones deportivas es enorme. Ya no se conciben aisladamente sino como parte integrante de los cada día más amplios espacios lúdicos y de ocio de las ciudades. El ejemplo del complejo “Arena” de Ámsterdam es importante, como lo es el del nuevo estadio de Saint Denis. Estamos asistiendo a la emergencia de una nueva generación de este tipo de equipamientos en los que los aspectos ambientales, especialmente el consumo de energía5, tienen gran importancia. El cuidado de estos consumos, a través de la arquitectura bioclimática o la utilización de nuevos materiales, procedentes del reciclado, unido a la planificación del tráfico que se genera en su entorno, al uso de nuevas tecnologías y al estudio de las interacciones con el resto de la trama urbana, debieran presidir el diseño y ejecución de estas nuevas “catedrales” del siglo XXI.

      1.2 Las nuevas tendencias en el deporte

      Para evaluar la importancia que lo ambiental pueda cobrar en la actividad deportiva convendría analizar, aunque sea muy brevemente, las tendencias que prospectivamente marcarán la evolución de las prácticas deportivas. Es evidente que el deporte continuará evolucionando rápidamente en las próximas décadas y yo creo que esta evolución...

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