Los poetas del 27 en el canon del compromiso y el canon de las antologías (1932-1934)

AutorMiguel Ángel García
Páginas25-44
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Los poetas del 27 en el canon del compromiso
y el canon de las antologías (1932-1934)
MIGUEL ÁNGEL GARCÍA
UNIVERSIDAD DE GRANADA
Del compromiso en florilegios, Olimpos y museos
La Teoría y la Crítica literarias, incluso la Literatura Comparada, han venido in-
sistiendo últimamente en la ligazón existente entre canon y antología (Guillén,
2005, 375-376; Vera Méndez, 2005; Ruiz Casanova, 2003a, 26-31; 2007, 141-160;
Edwards, 2006-2007; García Morales, 2007, 13-40), o bien en la relación entre
antología e Historia literaria que ya supo ver en 1938 Alfonso Reyes en su inaugu-
ral «Teoría de la antología» (Reyes, 1962, 137-138) y confirmó después Estuardo
Núñez (1959, 258-259) en un texto de parecidas pretensiones teóricas. El canon y
la Historia literaria son inseparables y dependen el uno de la otra (Zavala, 1997,
287). La interrelación entre canon, antología e Historia literaria ha sido resaltada
a su vez en los indispensables trabajos con los que Pozuelo Yvancos, sirviéndose
de las teorías sistémicas de la literatura y en concreto de la noción de polisistema,
ha buscado una juiciosa salida a la polémica levantada ya hace más de dos déca-
das por el zarandeado libro de Harold Bloom (Pozuelo Yvancos, 1995, 1996, 2006;
Pozuelo Yvancos y Aradra Sánchez, 2000). Otros estudiosos han ido haciéndose
eco, en trabajos de corte más histórico-literario, de esta interrelación de los tres
conceptos, aunque normalmente se privilegia, entre las aproximaciones diacróni-
cas al mundo de las antologías poéticas, como entre las aproximaciones sincrónicas
de la Crítica que suele entrar en el «pleito» al que se refirió Guillermo de Torre
(1943), la insoslayable cuestión del canon (López de Abiada, 2000, 57-60; Palen-
que, 2007a; Medina, 2012, 508-509) y más raramente se reflexiona sobre cómo las
antologías son un territorio de excepcional valor para la Historia literaria pasada
o reciente (Falcó, 1994, 40), «artefactos de síntesis de un periodo de la historia
literaria» (Kortázar, 2007, 83), y sobre cómo uno y otro género discursivo coinci-
den por cuanto implican la necesidad de elegir. La selección, lógicamente, ofrece
una propuesta de canonización, una lectura del presente o del futuro en el caso de
la antología de grupo o programática, y una lectura del pasado poético en el caso
de la Historia literaria y de la antología panorámica o de carácter historicista.
Las cuestiones que se nos plantean a partir de aquí son las siguientes: ¿en qué
medida el canon de autores y poemas del 27 instaurado por las antologías y la
historia de la poesía española del siglo XX se ha abierto a la noción de compromi-
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A LA ÉTICA POR LA ESTÉTICA. CANON, COMPROMISO POÉTICO Y ANTOLOGÍAS EN ESPAÑA
so? ¿Puede hablarse de un canon del compromiso poético? ¿Hasta qué punto este
canon «selectivo» completa el canon poético «oficial» o litiga con él (García, 2013,
67-76)? Precisamente porque la antología es un macrocosmos de microcosmos
(Colinas, 2000, 17; Ly, 2000, 35), que serían los autores e incluso los poemas selec-
cionados, un ramo de flores, como ilustra con un guiño etimológico Ernesto Gi-
ménez Caballero en uno de sus carteles literarios combinando texto e imagen
(Dennis, 1997, 369), o bien un museo con diversas salas (Soria Olmedo, 2007a y
2007b, 9-14), cabe preguntarse a la vez qué lugar se suele reservar en estos florile-
gios a los poetas y poemas que, a fin de cuentas, han contravenido a lo largo de
toda la última centuria la paradójica voluntad sartreana de no exigirle un com-
promiso a la poesía, el refugio sagrado del «lenguaje al revés» o de la «palabra-
cosa». El Olimpo de las antologías, como señalaba Benedetti (1987, 137) para las
hispanoamericanas, no elimina por completo a los poetas de temática social, aun-
que pone el acento en sus poemas no sociales. Las antologías del 27 que se cons-
truyen sobre el criterio secuencial y cronológico, sobre subantologías individua-
les (Rodiek, 1998a, 89; 1998b, 152), solo suelen dejar al compromiso algún micro-
cosmos, alguna flor representativa de la coyuntura —o bien puntual o bien
circunscrita a un momento histórico determinado— en la que este u otro poeta
se compromete; las antologías que se construyen sobre el criterio sinóptico, como
museos o como síntesis de las trayectorias y las temáticas tratadas por la «genera-
ción» o el «grupo» del 27 (Rodiek, 1998a, 95-96; 1998b, 158-159), dedican al enga-
gement poético una sala o una sección por lo general enteca. Caso aparte es la
selección de Lechner (1968), una antología muy sui gener is del compromiso poé-
tico entre 1898 y 1939 que sobre todo funciona como ilustración conscientemen-
te parcial del estudio que el autor dedica a esta cuestión y no tanto como propues-
ta de un canon. La crítica no solo reaccionó contra la mezcla de valores políticos
y literarios en la que incurre el antólogo (Ilie, 1973, 85), una reacción que solo
puede explicarse desde el afincamiento defensivo en el canon poético tradicional,
sino que además echó de inmediato en falta nombres fundamentales del compro-
miso poético entre esas dos fechas (Jareño, 1971, 599). El propio Lechner (1968,
9) justifica la ausencia de Machado, Alberti y Hernández señalando que sus poe-
mas comprometidos son fácilmente accesibles para el lector, con lo cual da la
sensación de que ante todo intenta rescatar textos y poetas poco conocidos o
aireados hasta entonces.
Las antologías del 27, que a partir de un determinado momento conocieron
un crecimiento acelerado debido a los intereses convergentes en la creación de un
«canon del aula» (Núñez, 2007) y a la trabazón que existe entre canon y pedago-
gía (Pozuelo Yvancos, 1996), sustentada por el género de las antologías didácticas
(Capdupuy, 2000; Ruiz Casanova, 2009), han sido objeto de varios estudios deta-
llados. Los comenzó y continuó Issorel en diversas entregas (1984, 1993, 2000), a
las que hay que sumar los estudios del ya citado Rodiek y de Díez de Revenga
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