El Poeta de la Revolución Puritana: Teoría Política de John Milton

AutorNieves Saldaña Díaz
CargoLicenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla
Introducción

Poeta revolucionario, John Milton (1608-1674)1 consiguió que la lengua inglesa alcanzara gran esplendor a través de la difusión de su obra más universal, Paradise Lost. Sin embargo, su pensamiento político repercutirá no sólo en la lucha contra el poder absoluto sino también en la conceptualización de los derechos y libertades, contribuyendo a la gestación del sistema político que condujo al proceso revolucionario inglés.2

Milton es un testigo crítico de su historia, en sus escritos se oye revolotear un espíritu que sujeto al atavismo del presente lucha por liberarse en el futuro. Espíritu revolucionario que plasmado en su prosa trasciende incluso a sus versos más sublimes, como señala William haller, «Milton, the pamphleteer, was still the poet. But the poet was for him but the apotheosis of the pamphleteer, and, for better or worse, someting of the pamphlet was still to adhere even to his greatest poems».3 El carácter precursor de sus planteamientos ha motivado que a lo largo de estos siglos su teoría política haya sido objeto de estudio por la doctrina constitucional de ambos lados del Atlántico, manteniendo aún hoy la energía que el concepto de libertad siempre otorga, porque como recuerda Ansuátegui Roig, los clásicos lo son porque constantemente recurrimos a ellos en el análisis de problemas y conceptos actuales, porque en su momento adelantaron reflexiones que nos son útiles en la actualidad, y porque sus aportaciones constituyen un caudal inacabable de enfoques y perspectivas.4

I El legado histórico: la revolución puritana

Nacido Milton en la Inglaterra de principios del siglo XVII, le tocó vivir uno de los momentos más turbulentos y cambiantes de la historia de su país. Todo el siglo estará marcado por dos factores, la limitación del poder real a través de la consolidación del sistema parlamentario de gobierno, y la progresiva secularización del sistema político.

Como sabemos, el sistema de libertades inglés se ha caracterizado por una constante ruptura del compromiso adquirido por la monarquía, quiebra que provocaba sucesivamente la intervención del órgano parlamentario, exigiendo la actualización de los pactos suscritos. El hito más importante del proceso de formación del denominado Statute Law viene representado por el texto que selló la suerte futura de la monarquía inglesa,5 la célebre Magna Carta (1215).6 Aunque es el documento jurídico más importante de la Edad Media, presenta los caracteres de un contrato feudal con limitados efectos inter partes, siguiendo a Ullman, «La característica sustancial de la Carta Magna era su carácter de pacto celebrado entre el rey y los barones, fortalecido por el juramento de aquél. Se trataba de un pacto que sólo podía concebirse dentro del esquema feudal».7 Cuatro siglos más tarde, The Petition of Rights (1628), redactada en buena parte por Sir Edward Coke, plasma la primera victoria del Parlamento en la lucha por las libertades de los súbditos ingleses, reactualizando las prescripciones contenidas en la Carta Magna.8 Finalmente, The Bill of Rights, firmado por Guillermo de Orange el 13 de febrero de 1689, simboliza la consolidación definitiva de las libertades públicas inglesas.9

Junto a la limitación de la prerrogativa regia, se situaba la problemática de la separación de los ámbitos de poder real y eclesiástico, que unificados en el reinado de Enrique VIII (1509-1547), convirtió a los monarcas ingleses en jefes de la nueva Iglesia Anglicana, provocando la ruptura definitiva con la Iglesia Católica, resultado de una larga secuencia de conflictos religiosos entre la Corona y el Papado iniciados tras la Reforma luterana. Sin embargo, la situación de tensión en el binomio Iglesia-Estado se torna en una fase crítica para la monarquía con el auge del movimiento "puritano"10 a mediados del siglo XVII.11

Realmente, se abordaron dos concepciones de la sociedad diametralmente opuestas. Ante la tradición defensora de un sistema social organizado en términos eclesiales, se enfrentaba una visión secular del sistema sociopolítico, integrado por individuos libres para asociarse a cualquier corporación religiosa, ajena al poder temporal.12 No puede negarse que en términos generales, el hombre del siglo XVII visualizaba el sistema social desde una perspectiva eminentemente religiosa en la que jugaba un papel relevante la posición del Estado, de ahí que la libertad fuese originariamente exigida en términos religiosos. Sin embargo, a medida que avanzaba el proceso revolucionario se operó tal metamorfosis en los presupuestos fundacionales que ya no es la libertad religiosa sino la libertad civil y el derecho a la revolución los ámbitos objeto de reivindicación, ahora desde planteamientos racionales y seculares.13

En este orden de cosas, el enfrentamiento entre la Iglesia Anglicana y las diversas ramas protestantes no se hizo esperar. Y el mejor vehículo con que va a contar el sector puritano en su lucha por la reforma va a ser la difusión de sus creencias religiosas a través de los panfletos, ensayos y escritos, que en función de su contenido y de los grupos que los sustentaban responden a una interesante clasificación, distinguiéndose entre los pertenecientes al partido de los Levellers y los partidarios de los denominados Diggers. Los Levellers defendieron las causas relacionadas con los derechos individuales y estaban a favor de la codificación y descentralización de las instituciones legales. Fueron demócratas radicales que quisieron terminar con las clases sociales que potenciaban la aristocracia y la monarquía, y nivelar ("to lever" de ahí la denominación) tales distinciones artificiales en favor de la igualdad política, que le concedería a todo hombre, entre otros, el derecho a votar. La influencia de las aportaciones de los Levellers se dejará sentir en el proceso de independencia americano puesto que después de la restauración de la monarquía gran parte de ellos se convirtieron en Quakers asentados en las colonias del nuevo mundo.14 Por el contrario, el grupo de los Diggers, cuyo principal exponente fue Gerrard Winstanley (1609-1676),15 se diferenciaba de los Levellers en una mayor desconfianza hacia la institución del jurado y en hacer mayor hincapié en los derechos económicos que en las libertades civiles.16

Para alcanzar sus reivindicaciones, los defensores del movimiento puritano hicieron circular un gran número de libros y documentos prohibidos como vehículo fundamental de resistencia frente a la opresión de los Estuardos. Como apunta William Haller, la relevancia que la literatura puritana representa para el proceso de gestación del moderno sistema político es indiscutible, «The pamphlets of the Puritan Revolution have seemed to later generations libe relics of a universe...and yet those "embryom atoms" there engaged in elemental strife were the seeds of the modern world».17

Por su parte, la reacción del sector eclesiástico se dirigió fundamentalmente al control de la difusión de cualquier obra de esta naturaleza, estableciéndose un rígido sistema de censura. La situación se mantuvo durante el reinado de Jacobo I, pero a partir de 1640, ya en el trono Carlos I (1600-1649),18 se produjo un reforzamiento del apoyo del monarca al poder eclesiástico, representado en aquel momento por el Arzobispo Laud (1573-1645), quien al frente de la Cámara Estrellada, máximo órgano censor, llevó a cabo una verdadera caza de brujas de la que no pudo salvarse el mismo Milton.

En este contexto bien puede comprenderse la construcción política miltoniana, influenciada, en gran medida, por los condicionantes históricos, no en vano Milton es considerado un ferviente defensor del movimiento puritano inglés.19

II Milton y la refutación de la tiranía

El pensamiento político miltoniano va a estar determinado por los acontecimientos que condujeron a la ejecución de Carlos I el 30 de enero de 1649.20 La teorización política que ofrece Milton se refleja fundamentalmente en dos de sus obras más relevantes, The Tenure of Kings and Magistrates (1649),21 en la que sienta las bases precursoras de la teoría liberal del contrato social, y A Defence of The People of England (1651), considerada la respuesta oficial del Parlamento a la doctrina que sustentaba el origen divino del poder regio.22

La ejecución de Carlos I desató una tormenta de protestas tanto de los realistas como de los presbiterianos, tormenta que arrastraría al poeta a una de sus creaciones más sorprendentes. Al establecer uno de los argumentos más contundentes a favor del tiranicidio y siguiendo la tradición humanista que caracteriza a toda su obra -el texto es escrito siguiendo la estructura de la retórica clásica tal como había sido concebida por Isócrates y Cicerón, dividiéndose en 5 partes, exordium, narration, confirmation, refutation y peroratium, mismo esquema expositivo que había empleado en la Areopagítica-23 Milton ofrece en The Tenure of Kings and Magistrates la versión más elocuente de la teoría contractual del período puritano.24

El primer objetivo de la obra será refutar la tiranía,25 identificada en los primeros párrafos con el legado atávico de la costumbre, «If men within themselves would be govern'd by reason, and not generally give up thir understanding to a double tyrannie, of Custom from without, and blind affections within, they would discerne better, what it is to favour and uphold the Tyrant of a Nation».26 Atavismo histórico que, como se pueda imaginar, Milton identifica con la institución regia, proceso de refutación en el que ofrece una interesante crítica a la ambigua postura que durante el conflicto de la...

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