¿Cómo piensan los estados las políticas de integración para inmigrantes? Un breve repaso a los distintos modelos migratorios

AutorBelén Fernández Suárez
Páginas17-40
2. ¿Cómo piensan los Estados las políticas
de integración para inmigrantes? Un
breve repaso a los distintos modelos
migratorios
“Chegou das Américas un home rico e trouxo consigo un negriño cubano,
coma quen trae unha mona, un papagaio, un fonógrafo…O negriño foi me-
drando na aldea, onde deprendéu a falar con enxebreza, a puntear muiñeiras, a
botar aturuxos abrouxadores (…) Unha noite de estrelas xurdéu no seu maxín
a idea de saír polo mundo á cata de riquezas. Tamén Panchito sintéu, como
tódolos mozos de aldea, os anceios de emigrar. E unha mañán de moita tristura
gabeóu polas escaleiras dun transatlántico. Panchito ía camino da Habana e os
seus ollos mollados e brillantes esculcaban no mar as terras deixadas pola popa.
Nunha rúa da Habana o negro Panchito tropezou cun home da súa aldea e con-
fesóulle saloucando: —Ai, eu non me afago nesta terra de tanto sol; eu non me
afago con esta xente. ¡Eu morro! Panchito retornóu á aldea. Chegóu pobre e en-
deble; pero trouxo moita fartura no corazón. Tamén trouxo un sombreiro de pa-
lla e máis un traxe branco…” (Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, 1992: 99-10).
La integración de la inmigración en la sociedades de destino es
un tema central en la sociología de las migraciones y en los estudios
étnicos. La literatura sobre la materia toma en consideración que los
factores religiosos, culturales y políticos de la población inmigrada
son las principales razones de su dinámica organizacional en la so-
ciedad de acogida (Soysal, 1994). Los organismos de la sociedad de
destino son determinantes en la integración (March y Olsen, 1989;
Koopmans y Statham, 2000; Zincone, 2011). Son estas instituciones
las que explican qué ujos similares, con redes de apoyo parejas, y
tradiciones culturales semejantes se organicen de formas distintas en
países diferentes (Soysal, 1994). Pasaremos a continuación a explorar
la noción de integración y sus signicados en relación con la pobla-
ción extranjera y la propia sociología de las migraciones.
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Belén Fernández Suárez
2.1. El concepto de integración: de la sociedad al Estado
El término “integración” está muy vinculado al pensamiento del
sociólogo francés Emile Durkheim, la necesidad del individuo de inte-
grarse en el grupo social para el correcto funcionamiento de la socie-
dad a través del principio de solidaridad orgánica (Durkheim, 1987;
Beriain, 1996). La integración equivale a socialización, y cuando más
especializada esté una sociedad, más complicada será la entrada de
extranjeros en la misma.
La integración es polisémica en un mismo contexto porque según
el uso que realicen los distintos actores, ubicados en posiciones dis-
pares en relación con el poder, sus objetivos e intereses son dispares.
No obstante, este vocablo que ejerce de “palabra paraguas (Grillo,
1998) con una dupla función normativa y descriptiva, permitiendo a
su vez dar coherencia a una serie de medidas políticas que a modo de
parche buscan lograr un objetivo improbable: la construcción de una
sociedad multirracial y multicultural (cohesionada y exitosa) (Favell,
2010).
El proceso de integración da nombre a una política especíca des-
tinada a la población extranjera. Si juzgamos la retórica política y los
programa diseñados en su nombre nos encontraremos con que prin-
cipalmente puede traducirse por inclusión social y cultural, sumado
a una cierta tolerancia por la diversidad, y que se opone a procesos
de segregación, exclusión o rechazo. Esta metamorfosis de conversión
del homo migrante en un vecino no se produce sin miedos en la socie-
dad de destino, es más, ninguna sociedad puede soportar alteraciones
fuertes y sostenidas de su cultura, sin embargo, el grado de tolerancia
a la diversidad cultural varía en relación al carácter de la sociedad
receptora (Zolberg, 2006).
La inmigración no ha sido siempre un tema político y no ha ocu-
pado espacio en las agendas como un ámbito de actuación y puesta en
marcha de políticas públicas distintivas (Gil Araujo, 2010). La gestión
de la diversidad pasa a ser considerada un problema a resolver. Los
discursos del fracaso en el asentamiento son achacados al individuo-
migrante y la causa es la diferencia cultural, que parece ser la fuente
de todos los males sociales. Los gobiernos, desde un prisma foucaul-
tiano, tienen como meta moldear la conducta de aspectos del com-
portamiento humano en base a una serie de normas y nes (Foucault,

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