Las fundaciones en derecho romano: Las piae causae de Derecho Postclásico y Justinianeo

AutorJosé María Blanch Nougués
Cargo del AutorProfesor Titular de Derecho Romano de la Universidad Autónoma de Madrid
Páginas171-259

Page 171

1. Delimitación del concepto

"Piae causae" (eysebeis aitiai, eysebeis aitiai) aparece en las fuentes como una expresión ambigua, carente de rigor técnico y acuñada básicamente en el siglo VI por JUSTINIANO484, con la que se designan los establecimientos y obras de beneficencia en general nacidas al amparo del cristianismo y organizadas o, al menos, tuteladas por la Iglesia Católica en época postclásica y bizantina. Junto a dicho término también aparecen en el Código y Novelas de JUSTINIANO otrasPage 172 expresiones, utilizadas indistintamente en las fuentes, para referir dichos establecimientos y obras de beneficencia485. Así, siguiendo a HAGEMANN486 tenemos, entre otras, las siguientes: venerabilia loca487: Nov. 120,1,1; 120,10; 120,11; 123,16,1-2; 131,6; 131,14,pr.; religiosissima loca: C.J. 1,2,23,3; venerabilia collegia o corpora> (systema): C.J. 1,3,45 (46),9; 1,3,55, (57) 1; Nov. 7,Pr.(pr.)-1; 7,2,1; 7,6; 7,9; 7,12; venerabiles domus488: C.J. 1,2,17,1; 1,3,34 (35),1; 1,3,41 (42),12; 1,3,48 (49),7; 1,3,55 (57),2; Nov. 7,2; Nov. 7,6; 7,12; 120,1-11; 123,pr.; 123,16,1-2; 123,23; 131,pr.; 131,5; 131,10; 131,12,2; 131,13,2; 131,14,pr.; 131,15489.

Respecto a dicha variada terminología vemos que la utilización de los términos collegia o systemata en alguna de las fuentes reseñadas ha servido de fundamento de una tesis encabezada por SALEILLES490, minoritaria en el conjunto de la doctrina romanística, que ha defendido una naturaleza fundacional-corporativa de las venerabiles domus frente a la opinión común que afirma su naturaleza propiamente fundacional-institucional.

Más adelante aludiremos a esta cuestión al referirnos a la naturaleza jurídica de dichos establecimientos en época de JUSTINIANO491; no obstante, podemos aquí considerar que el uso en las fuentes de dichos términos (collegium, systema) es muy limitado respecto a aquellas otras expresiones que mencionan a un agregado patrimonial como puede ser una casa (domus, oijoz) o bien un lugar (locus, topoz) como elemento material básico para realizar una "subjetivización" jurídica del establecimiento. También, como pone de relieve CUENA BOY492, el uso de lasPage 173 diversas expresiones relativas a los establecimientos en general (venerabiles domus, collegia, sistemata..., systemata, venerabiles locus, domus, etc...) en el Código y Novelas de JUSTINIANO es atécnico concluyendo razonablemente que son utilizados "sin intención apreciable de marcar con el uso de uno u otro de ellos diferencias significativas de configuración y régimen jurídico".

Las piae causae cristianas comprendían masas patrimoniales en forma de edificios, dependencias, instalaciones, bienes muebles y capitales los cuales podían ser destinados a la creación de hospitales (nosokómoi, nosocomia), orfelinatos (orphanotróphoi, orphanotrophia493), hospederías para forasteros sin recursos (xenodójoi, xenodochia), asilos de ancianos (gerontokómoi, gerontocomia), albergues para pobres sin hogar (ptojotróphoi, ptochia, ptochotrophia), casas para recién nacidos o niños de corta edad abandonados (brephotróphoi, brephotrophia), edificios de asistencia a parturientas494, leproserías495, o también otras instituciones de beneficencia "indicadas en las fuentes con el término genérico de consortia: «...vel si quid aliud tale consortium»"496.

Desde un punto de vista jurídico nos encontramos, por tanto, ante patrimonios afectados al cumplimiento de fines en virtud de la voluntad de un fundador (por ejemplo, edificios destinados a hospital o albergue para pobres) que presentan una vocación de perpetuidad que trasciende con mucho la vida del donante o testador. Y también se comprenden dentro del ámbito de las obras de beneficencia aquellos capitales destinados a atender finalidades benéficas como pueden ser el subsidio económico a pobres y necesitados en general o para la liberación de ciudadanos romanos hechos prisioneros y reducidos a la esclavitud (redemptio captivorum) por ejércitos extranjeros o por bandas armadas497.

Dichos establecimientos o patrimonios fueron o bien creados y organizados por la propia Iglesia Católica como institución, o bien por las respectivas iglesiasPage 174 locales o monasterios de religiosos o religiosas, o también por donaciones o disposiciones mortis causa de los emperadores o, en gran medida, de particulares que asimismo constituyeron de este modo fundaciones de marcado interés social de inspiración cristiana y administradas o al menos tuteladas en todo caso por la Iglesia. Los emperadores romano-cristianos de la época -particularmente JUSTINIANO- legislaron ampliamente sobre esta materia siguiendo en lo fundamental las directrices emanadas de los Concilios de la Iglesia y configuraron con dichas leyes contenidas básicamente en el Código y en las Novelas de JUSTINIANO el régimen jurídico aplicable a las piae causae.

2. Origen histórico de las piae causae

Pone de relieve GAUDEMET498 que según las fuentes se dio en el mundo greco-romano clásico alguna fundación de hospitales y de otros centros de asistencia a cargo de particulares propietarios de los mismos (cuya perpetuación en el tiempo después de fallecido el fundador parece dudosa); no obstante, lo cierto es que fue a partir del Edicto de Milán del año 313499 por el que CONSTANTINO500501 recono-Page 176ció oficialmente a la religión cristiana502 y a la Iglesia Católica503, así como las propiedades de las iglesias locales en particular504, cuando comenzaron verdade-Page 178ramente a proliferar hospitales, albergues para pobres, orfelinatos y otros establecimientos de beneficencia, en un primer momento en la parte oriental del Imperio y después, con el tiempo, en Occidente.

Pero, aún siendo esto cierto, incluso con anterioridad al Edicto de Milán ya era normal la realización de donaciones y legados para fines benéficos y funerarios dentro del ámbito de las nacientes comunidades cristianas (iglesias locales)505 configuradas externamente como asociaciones de cristianos506, las cualesPage 180 en muchos casos fueron tácitamente toleradas por el Poder Público romano aún cuando fuesen considerados como collegia illicita507. Dichas iglesias locales es-Page 182tuvieron regidas en un primer momento por consejos de ancianos (presbíteros) auxiliados por diáconos a los que les correspondía la realización de obras benéficas y de caridad. Ahora bien, pronto se irá formando la estructura institucional508Page 183 de la Iglesia Católica en la que adoptan un papel predominante los obispos o tutores de las iglesias de una determinada ciudad o provincia; según dicha estructura la Iglesia asume una organización piramidal, según el modelo que le brindaba la propia organización política y administrativa del Imperio Romano, en cuyo vértice se encuentra el Papa de Roma bajo cuya autoridad se hallan los obispos y, a continuación, los consejos de presbíteros de las respectivas iglesias locales.

En cualquier caso, podemos afirmar que el cristianismo vino a fomentar y a dar cauce legal a un latente espíritu de fraternidad y solidaridad entre la ciudadanía del Imperio Romano509, y así, lo cierto es que desde su reconocimiento oficial surgieron numerosas fundaciones benéficas cristianas510 de origen público511 yPage 184 privado512. En este sentido podemos constatar que el precepto evangélico cristiano513 proponía frente al ideal helénico de la philantropia (filanthropi´a)514515Page 185 -amor por el hombre, humanidad, benevolencia- un estadio más avanzado de civilización: el concepto de philadelphia (philadelphia) -amor hacia el hermano-Page 186 que, ante todo, debe materializarse en obras concretas, entre las cuales estaba la philoxenia (philoxenía) -hospitalidad, amor hacia el extranjero-.

A este respecto, BIONDI516 refiere que las fundaciones benéficas de época clásica nacieron sobre todo en virtud de una manifestación de piedad estoica, que por otra parte "se albergaba sólo en el ánimo de un restringido grupo de intelectuales lo que podía inducir a PLINIO o a algún emperador a destinar riquezas con fines de beneficencia (...) otra raíz tienen, por el contrario, las instituciones benéficas cristianas, que constituyen la expresión de un vasto movimiento ético-religioso estrictamente unido al nuevo clima social"517.

De esta manera, por ejemplo, MILLER y PHILIPSBORN518 ponen de relieve que los hospitales como establecimientos destinados a la curación de enfermos de cualquier condición social mediante un tratamiento médico y quirúrgico, dotados de habitaciones con camas para su recuperación, y atendidos por un equipo de médicos, enfermeros y ayudantes coordinados por un staff administrativo estable tuvo suPage 187 origen -al menos en el ámbito greco-romano- hacia los siglos IV y V en el seno del Imperio Romano de Oriente en virtud de la acción caritativa de fundadores y administradores auspiciada por la ideología cristiana y amparada a su vez...

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