El desarrollo desde la perspectiva de la teología en América Latina

AutorJairo Roa
Páginas55-113

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En el capítulo anterior se analizaron las diferentes teorías del desarrollo en América Latina. Estas teorías generaron un espacio propicio para la discusión e interacción con respecto al desarrollo. Pese a las diferencias entre la teoría reformistaestructuralista y dependentista, ambas mantuvieron una actitud crítica frente a la teoría de la modernización. Los teólogos latinoamericanos asumieron los planteamientos y las discusiones relacionados con el desarrollo y subdesarrollo. Durante los años sesenta aparecieron dos corrientes teológicas como respuesta a la realidad social y política de los países pobres. La primera, surgida fuera del contexto latinoamericano, fue denominada teología del desarrollo. La segunda, nacida en el seno del compromiso pastoral de las iglesias en América Latina, fue denominada teología de la liberación. Mientras la primera incorpora el desarrollo como preocupación central de su reflexión teológica, la segunda hará de la liberación el eje central del quehacer teológico.

Este capítulo tiene como objetivo analizar la reflexión teológica en América Latina con respecto al tema del desarrollo. Por esta razón, se tomarán en cuenta sólo algunos autores y acontecimientos que hacen referencia directa a la temática planteada. El capítulo se divide en tres partes. La primera está dedicada a los antecedentes protestantes: Algunos documentos Page 56 del Consejo Mundial de Iglesias que incidieron en América Latina, los encuentros ISAL (Movimiento de Iglesia y Sociedad en América Latina) y los aportes de Richard Shaull y Rubem Alves. En la segunda parte, se analizan los antecedentes católicos: El desarrollo integral armónico de Joseph Louis Lebret, los documentos y acontecimientos oficiales del la Iglesia Católica, específicamente la Populorum Progressio y los documentos de la reunión del CELAM en Medellín y algunos de los teólogos representativos de la teología del desarrollo. En la tercera parte, se analiza la discusión en torno al desarrollo por parte de la teología de la liberación hasta los inicios de los años noventa. Particularmente se toman en cuenta las propuestas de Gustavo Gutiérrez, Hugo Assmann, Franz Hinkelammert y Jung Mo Sung.

1. Antecedentes de la Teología del Desarrollo

El tema del desarrollo no es nuevo ni para la teología ni para la iglesia en América Latina. La preocupación por el desarrollo en el siglo XX acompañará gran parte de la discusión teológica latinoamericana, tanto en los ámbitos católicos como protestantes. Sin embargo, la relación entre teología y desarrollo sufrirá un giro considerable a partir del nuevo paradigma teológico de los años setenta. Esta ruptura se agudizará de tal manera que la preocupación por el desarrollo casi desaparecerá del escenario teológico latinoamericano.

1.1. Antecedentes Protestantes

La preocupación por el desarrollo ocupó gran parte de la discusión teológica protestante durante buena parte de la década del '60 y principios del '70. Aunque en un primer momento la discusión estuvo presente en el Consejo Mundial de Iglesia, Page 57 ésta se incorporó en la reflexión teológica del Movimiento de Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL). Entre los distintos teólogos que hicieron parte del ISAL sólo se hará mención a Richard Shaull y Rubem Alves, quienes dedicaron algunos de sus artículos al tema del desarrollo. No obstante, no se pueden desconocer los aportes de otros teólogos como Julio de Santa Ana, de quien se hará referencia en la medida que lo requiera la discusión.

1.1.1. El Desarrollo dentro del Consejo Mundial de Iglesias

El Consejo Mundial de Iglesias fue fundado en 1948, teniendo como objetivo la unidad de la iglesia69, sobre la base de una "sociedad responsable"70. Sus criterios permitían a las iglesias determinar el tipo de compromiso con los procesos sociales, políticos y económicos en la sociedad. El interés inicial por el desarrollo en el Consejo Mundial de Iglesias se inicia con el estudio de áreas de "rápidos cambios sociales"71 entre los años 1954 y 1961. La concepción de desarrollo predominante en esta institución era de corte humanista y progresista, la modernización y la industrialización eran caminos para el desarrollo, según el sendero marcado por los países desarrollados. En el Page 58 documento preparatorio para la II Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Evanston (1954) se planteó lo siguiente: "En la vida de estos países se está desarrollando, y debe tener lugar, una enorme revolución social y económica. En particular debe haber inversiones industriales como medios de levantar el nivel de vida de los pueblos, debe haber reformas agrarias, y deben derribarse las barreras a la oportunidad económica y social"72. El énfasis en la tecnología para el desarrollo también fue expresado por el Consejo Mundial de Iglesias, cuando afirma que "En la situación de rápida transformación social, la tecnología proporciona la esperanza fundamental para la liberación de la humanidad de la pobreza y la enfermedad. La organización económica y política desempeña un importante papel en la erradicación de la pobreza, pero las herramientas que emplea implican los poderes de la tecnología. Sin sus poderes para producir y sanar, pocas perspectivas de escape tendrán los millones que en las tierras de rápidos cambios sociales viven en un mero nivel de subsistencia o por debajo de él73.

Pese al papel que cumple la tecnología, el Consejo Mundial de Iglesias no deja de advertir los problemas que ésta puede ocasionar en términos del bienestar general y de la deshumanización. Por esta razón, insta a los cristianos a luchar para que la tecnología contribuya a la dignidad y a la libertad del ser humano74. En el mismo sentido se refiere con respecto a la industrialización, cuando afirma: "Pero ahora, con el moderno desarrollo industrial y económico, están a su alcance los medios más elevados. Esto desde luego, no garantiza la paz espiritual o la libertad, porque la calidad de vida humana no puede ser medida por la abundancia de posesiones"75. Page 59

Esta concepción del desarrollo será duramente criticada después de 1961 con la participación de un mayor número de personas del Tercer Mundo en los distintos foros de discusión sobre el desarrollo. Quizás el momento decisivo se dará a partir de la Conferencia Mundial de Iglesia y Sociedad en Ginebra en 1966. Refiriéndose a este acontecimiento Julio de Santa Ana refiere que "En esta ocasión el espíritu revolucionario que crece en el Tercer Mundo en forma paulatina, desafió abiertamente las posiciones reformistas que hasta entonces habían predominado en el Consejo Mundial de Iglesias, reaccionando contra un sistema de opresión cuya manifestación más evidente es el sistema del comercio internacional mundial que determina la pauperización creciente de los países subdesarrollados, los portavoces del cambio radical señalaron que el desarrollo no significa modernización, a la vez que tampoco puede ser alcanzado mediante la implementación de la tecnología moderna en las áreas donde el crecimiento económico no ha podido ser impulsado, dado que dicha tecnología tiende a sostener un sistema de dominación social que hasta ahora sólo ha llegado a aumentar las posibilidades para preservar el orden establecido"76.

De esta forma, la Conferencia sobre Iglesia y Sociedad sirvió para replantear la concepción sobre el desarrollo. En esta perspectiva, este último no podía estar reducido ni a lo económico, ni a lo tecnológico, ni a la modernización. El desarrollo guarda una estrecha relación con las luchas revolucionarias, donde las naciones del Tercer Mundo juegan un rol protagónico. Esta aproximación al desarrollo coincide con la propuesta presentada por Arent Th. van Leeuwen, quien en la Cátedra Carnahan en la Facultad Evangélica de Teología de Buenos Aires, en 1966 decía: "Entre desarrollo y revolución existe una interdependencia esencial en la medida en que el desarrollo Page 60 encierra las semillas de la revolución y que el significado de la revolución es que es en potencia el principio del desarrollo"77.

Un acontecimiento previo a la IV Asamblea del Consejo Mundial en Uppsala (1968) es la Conferencia sobre Cooperación Mundial para el Desarrollo, celebrada en Beirut en abril de 1968. Aquí nuevamente se retoma la concepción inicial del desarrollo en términos de modernización e industrialización. Julio de Santa Ana plantea al respecto: "Desgraciadamente, la voz revolucionaria de la Conferencia Mundial de Ginebra casi ni se oyó en Beirut, dando así el movimiento ecuménico un paso en retroceso que no puede ser sino lamentado"78.

La Conferencia Mundial sobre Iglesia y Sociedad en Ginebra en 1966 y la Conferencia SODEPAX en Beirut son dos acontecimientos significativos con respecto a la importancia del desarrollo para la iglesia. La divulgación de los documentos surgidos en estas dos conferencias fue generando el ambiente para la discusión en la IV Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias celebrado en 1968 en Uppsala, donde el desarrollo fue uno de los temas...

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