Ni perrito que me ladre

AutorMª Jesús Marín Ariño
Páginas223-228
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Ni perrito que
me ladre
«No tengo ni perrito que me ladre», eso contestaba
yo en mi tercera y última edad a cualquiera que me
preguntase por mi hipotética familia. Y era la pura
verdad: a la muerte de mi madre, cuando tenía la que
suscribe casi sesenta años, me quedé sin familiar
próximo alguno. No me casé ni tuve hijos. Y ni si-
quiera tenía mascota, así que ya ven.
Nací en la barriada de Hostafrancs de Barcelo-
na a principios de los cuarenta, donde mis padres vi-
vían en un piso de alquiler que luego compraron muy
bien de precio. Tenían una parada de pescado en el
mercado que nos daba cierta holgura, y nuestra vida
transcurría casi en exclusiva en el barrio.

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