Perfiles, discriminación y exclusión

AutorAna Garriga Domínguez
Páginas68-73

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El uso del perfil informático en la toma de decisiones que afecten a un individuo significará normalmente su discriminación en muchas de las actividades de la vida cotidiana. De hecho, el mayor de los riesgos en la omnipresente vigilancia que nos rodea no es para la erosión de la privacidad, sino para la igualdad, ya que las técnicas de clasificación y la elaboración de perfiles favorecen y confirman la formación de estereotipos sociales determinando, tanto la atribución de privilegios y derechos, como la exclusión social217. Ante este hecho nos encontraremos indefensos al desconocer quién decide, en base a qué informaciones o cómo se establecen las diferentes categorías que servirán para el proceso de clasificación social. A este respecto, destaca François Rigaux218que las modernas técnicas de penetración en las aptitudes profesionales o de comportamiento individual se apoyan hoy, en los métodos informáticos que establecen correlaciones entre determinadas características y comportamientos concretos a los que se les confiere una apariencia de rigor científico. Basándose en estas correlaciones se construye el perfil de una persona, cuya utilización presenta una estrecha similitud con el racismo: se sirve de un perfil consistente en imputar a un individuo ciertas pautas de comportamiento, comunes al grupo en el que le hemos censado y que distinguimos del resto de la población global. Entonces se establecen normas de conducta y tratamientos diferenciados para los determinados grupos en los

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que hemos dividido la población219. Tales previsiones serán, generalmente, discriminatorias y, sobre todo porque, "en la creencia de descubrir en el sujeto ciertos signos anunciadores de su comportamiento futuro, el perfil instaura una forma de determinismo incompatible con el atributo más preciado de la libertad, la elección de un futuro autodeterminado"220.

La obtención del «perfil» supone establecer una correlación entre la posesión de determinadas características (desunión familiar, fracaso escolar, estilos de vida, hábitos de consumo, historia clínica, etc.) y comportamientos concretos. Es decir, implica encuadrar a una persona, en función del resultado del tratamiento informatizado de sus datos, en un determinado grupo al que se le atribuyen unos determinados comportamientos futuros, cuya utilización en la toma de decisiones, que afecten a los sujetos de tales operaciones, pueden suponer una valoración desfavorable de sus rasgos y características personales, lo que al final supondría su discriminación para la obtención de un crédito, de un empleo, de un ascenso, etc., o la harían acreedora de una «especial vigilancia y control» al encajar en el perfil del posible delincuente, terrorista o disidente de la ideología mayoritaria. Por otra parte, el uso de perfiles puede determinar incluso la información a la que vamos a tener acceso, limitando también nuestro derecho a recibir información veraz o siendo objeto de auténticas manipulaciones. A través de los distintos algoritmos utilizados por servicios como Facebook o Google, unos usuarios tienen acceso a un tipo de información y otros, en función de sus intereses o de su perfil ideológico221, a otros contenidos diferentes y, en ocasiones, bajo la coartada del experimento sociológico, incluso se realiza sin tapujos una directa manipulación emocional de los usuarios222.

La personalidad hace referencia a ciertos rasgos estables dentro de cada persona, "que imprimen a ésta un modo de ser y obrar habitual"223. Y a través de la elaboración

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del perfil personal o de la personalidad, en función de comportamientos anteriores, recogidos y procesados automatizadamente, se predice mediante una serie de análisis informáticos el comportamiento futuro y en función de ese posible comportamiento o reacción del individuo se adoptarán decisiones, favorables o desfavorables, pero potencialmente discriminatorias. Estos efectos perjudiciales son más evidentes en aquellos casos en los que el ciudadano aparece identificado en relación con unos hechos o una situación determinados, incorporándose su identidad y sus datos personales a las denominadas «listas negras»224. Se trata de un fenómeno muy extendido y de variada naturaleza y contenido (listas de morosos, de infracciones criminales o administrativas, de carácter laboral, de negligencias cometidas en el ámbito profesional, de carácter ideológico o sobre comportamientos políticos, sobre índices de peligrosidad de los individuos, ficheros sobre conductas consideradas inadecuadas por determinados sectores sociales, sobre datos adversos de los candidatos a un puesto de trabajo...

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