Del desarrollo sostenible a la sostenibilidad. Pensar globalmente y actuar localmente

AutorJuan Cruz Alli Aranguren
CargoProfesor Titular de Derecho Administrativo de la Universidad Pública de Navarra

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Los conceptos de desarrollo sostenible y sostenibilidad forman actualmente parte del lenguaje propio de los grupos sociales implicados en la acción medioambiental. Constituyen nuevos paradigmas integrados por el conjunto de creencias, valores y técnicas compartidos por una comunidad determinada. El concepto «paradigma» como medio para la «revolución científica» fue consagrado por T. S. KUHN considerándolo una conquista científica universalmente aceptada, que durante un tiempo determinado brinda un modelo de problemas y soluciones aceptables a aquellos que trabajan en un campo de investigación. Basándose en él ofrece una explicación general de la investigación y del desarrollo del conocimiento científico. La teoría general de sistemas justifica la investigación histórica porque «una investigación histórica profunda de una especialidad en un momento dado, revela un conjunto de ilustraciones recurrentes y casi normalizadas de diversas teorías en sus aplicaciones conceptuales, instrumentales y de observación»1.

Estos paradigmas se han configurado conforme se ha producido la sensibilidad social respecto a la protección del medioam-Page 141biente y a la conservación de los recursos naturales, tratando de evitar los efectos negativos de la actividad humana. Desde la ciencia de la Ecología Humana se ha considerado, además del análisis social, las cuestiones de todo orden que afectan al sistema ambiental en sentido amplio, incluyendo el medio natural, el económico y el institucional. Por otra parte, como lo acreditan los debates ideológicos sobre la cuestión ambiental, no se debe olvidar su significado de metarrelato utópico propio de la posmodernidad2.

En este trabajo se expone y valora la evolución del paradigma ambiental a partir de la consideración de la naturaleza integrada en los imperativos morales de la ética, del reconocimiento del derecho al medio y de los pronunciamientos de las organizaciones internacionales.

1. La ética ambiental: del desarrollo sostenible a la sostenibilidad

La naturaleza y sus recursos han sido considerados tradicionalmente como un sistema integrado que proporciona medios para el nacimiento y desarrollo de la vida, así como receptor de residuos y desechos. Históricamente su explotación se consideraba ilimitada como si los bienes naturales y económicos lo fueran, automáticamente renovables y capaces de autorecuperarse de cualquier acción o inmisión que les afectase. Esta visión instrumental partía dePage 142 la concepción antropocéntrica dominante que entendió la naturaleza como lugar de vida y explotación, asignando un valor económico a la misma en cuanto sus bienes fueran escasos y susceptibles de usos alternativos, generando una actividad económica ilimitadamente explotadora. La falta de una visión sistémica suponía considerar la economía como un sistema único del que formaban parte los bienes naturales, no como una parte de un ecosistema global y finito en el que aquella debe actuar de modo sostenible. La conciencia del deterioro ambiental derivada de graves incidentes supuso una valoración del tiempo como elemento parte de la ética ambiental porque «la rapidez de la evolución y de las actuales mutaciones nos lleva a considerar que el factor tiempo posee en sí mismo un valor ético. Cada minuto perdido, cada ocasión aplazada, significa más muertes por hambre y desnutrición, significa la evolución hacia la irreversibilidad de los fenómenos en el entorno»3.

Dentro de la evolución de las reglas éticas que rigen los comportamientos individuales y sociales, se ha planteado superar la ética tradicional basada en principios de la ley natural o de la verdad dogmática por el nuevo «paradigma ético globalizado», constituido por los valores de la paz, la solidaridad, la democracia participativa, la equidad, el respeto a la autonomía y libertad individuales y el desarrollo sostenible4. Esta ideología se ha erigido con fuerza en el mundo desarrollado y ha generado un ambientalismo de impulso ético o una nueva ética medioambiental que, como parte de la ética aplicada, considera la ecoeficiencia en el plano de los valores éticos y no en el de los monetarios e incorpora valores y propuestas normativas sobre como el hombre trata los ecosistemas y las especies5.Page 143

En la ética ambiental se manifiesta la «era de la fluidez y el hibridismo», en la que «los valores son cada vez más relativos, móviles y provisionales», los espacios científicos son interdisciplinares, la ética más aplicada y casuística, las identidades más múltiples y la cultura más mestiza. El antidogmatismo, el escepticismo y el pluralismo híbrido y holístico propios del espacio laico contemporáneo, en que existe un «sincretismo escéptico que hace que todo se pueda cruzar, combinar, conectar» en un «hibridismo lúcido y fluido». En una época híbrida y escéptica, ligeramente nihilista, «resulta obvio que todos los fundamentalismos que hoy emergen son intentos simplistas de atajar ese trasfondo de hibridismo fluido que genera inseguridad»6.

ALVIN GOULDNER destacó que la ecología, el ambientalismo, la inteligencia técnica y la teoría de sistemas eran elementos propios de la ideología de la «nueva clase»:

Si la ecología tiene un fuerte matiz populista, la teoría de sistemas está imbuida de un elitismo más fuerte. [...] ambas ideologías apuntan tácitamente al problema de la desunión de la Nueva Clase, y pueden ser interpretadas como diferentes esfuerzos para tender un puente entre sus diversas facciones rivales y divergentes. Sin embargo, el elitismo de la teoría de sistemas circunscribe la solidaridad social que puede promover, limitándola a lo sumo a la inteligentsia técnica; la capacidad de la ecología para promover la unidad, aunque también en una visión multicientífica es, al menos en algunas de sus versiones, accesible para un público más vasto y puede engendrar una solidaridad más amplia, que incluye a los humanistas tanto como a la inteligentsia técnica

7.

1.1. Concepción de la ética ambiental

En función del significado humano en relación con el medio ambiente se distinguen varias corrientes: antropocentrismo fuerte; antropocentrismos moderados (utilitarista, ética de la responsabilidadPage 144 y ética católica8) y antiantropocentrismos (biocentrismo, ecocentrismo, ética de la tierra, ecología profunda y ecofeminismo)9. Además, se utilizan otros criterios clasificatorios sobre del alcance del desarrollo sostenible y el régimen económico10:

  1. Cornucopia neoliberal: basada en un antropocentrismo fuerte, fundado en el crecimiento y la explotación ilimitada de los recursos naturales, en una economía de libre mercado con la maximización de beneficios, sin regulaciones ni intervención públicas. Se apoya en el optimismo tecnológico y confía en que la técnica resuelva los problemas derivados de la utilización y sustitución de los recursos por el sistema capitalista11. En momentos dePage 145 crisis grave acepta introducir correcciones legales y fiscales para ajustar el crecimiento y los efectos ambientales negativos. Entre estos últimos tiene significado especial los costos de la tecnología sobre el medio, que es uno de los elementos del debate sobre el desarrollo sostenible.

    El fundamento del optimismo es la constatación del progreso constante y su fe en la capacidad humana para seguir manteniéndolo por la innovación tecnológica. En esta caso referida a la aplicación sistemática de la racionalidad y del conocimiento científico para conseguir el desarrollo económico ilimitado en unas condiciones que sigan permitiendo la vida en la Tierra12. Este optimismo forma parte de la cultura global y se apoya en la mentalidad racionalista y utilitarista que ha inspirado las concepciones en el último siglo, confirmada por los indudables avances científicos y logros de la ciencia, que se pueden resumir en el progreso de la carrera espacial. Aunque se ha sostenido la neutralidad de la tecnología, se observa «un proceso social progresivo en el cual el conocimiento, la invención tecnológica y el beneficio corporativo se fortalecen el uno al otro formando patrones profundamente arraigados, [...] que llevan el sello del poder político y económico. [...] es característico de las sociedades basadas en grandes y complejos sistemas tecnológicos que las razones morales que no sean de necesidad práctica aparezcan como muy obsoletas, idealistas e irrelevantes. [...] descubrimos una importante cualidad del discurso político moderno en la forma en la cual las personas generalmente piensan con respecto a que medi-Page 146das se justifican en respuesta a las posibilidades que las tecnologías ponen a su disposición»13.

  2. Ambientalismo comunitario: su concepción es antropocéntrica comunitaria, aplica la ética de la responsabilidad en la utilización de los recursos y asume la intervención y regulación pública para evitar los efectos negativos en el medio, proponiendo algunas limitaciones en el crecimiento económico y de la población. La consideración ética del medioambiente y de la ecología exige una conducta sensible con la naturaleza como espacio de vida de las sociedades. Se estima que la ética de los derechos humanos no es suficiente, completándose con la ética de la...

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