La difusión del pensamiento moderno en la Universidad de Salamanca a fines del siglo XVIII

AutorRicardo Robledo
CargoCatedrático de Historia Económica en la Universidad de Salamanca
Páginas427-450

Ricardo Robledo

    Catedrático de Historia Económica en la Universidad de Salamanca. Junto a Irene Castells y María Cruz Romeo ha editado recientemente el libro Orígenes del liberalismo. Universidad, Política, Economía, Universidad de Salamanca/Junta de Castilla-León, Salamanca, 2003.

    Amplío en estas páginas diversos aspectos que no pudieron incluirse en R. Robledo, "Tradición e ilustración en la Universidad de Salamanca: sobre los orígenes intelectuales de los primeros liberales", R. Robledo, I. Castells, Mª C. Romeo (eds.), Orígenes del liberalismo. Universidad, política, economía, Universidad de Salamanca-Junta de Castilla y León, 2003, pág. 49-80. Se repite el Cuadro 1, donde se han corregido erratas y ampliado con otros nombres, singularmente con el de Diego González Alonso, de tanta importancia en el liberalismo español. Una versión bastante diferente a ésta se presentó al III Encuentro Ibérico de Historia del Pensamiento Económico, celebrado en Granada en diciembre de 2003.

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I La reivindicación de los Liberales
  1. En la historia del liberalismo español no es el estudio de la Universidad uno de los capítulos principales; si hay que marcar contrastes con el Antiguo Régimen, se recurre a la abolición de los mayorazgos, a la destrucción de los gremios o a la implantación del marco constitucional, pero rara vez a la ruptura que supuso la universidad liberal. ¿Se debe esto al desencuentro habitual entre historiadores de la universidad e historiadores contemporáneos o es que la Universidad era tan anodina si no beligerante con las ideas modernas o liberales como para prestarle una atención especial? Los liberales, sin duda, desconfiaban de la universidad del Antiguo Régimen, aquí, en Francia y en otros lugares, convirtiéndose la reforma universitaria en una de esas medidas que como la desamortización o las Cortes acababa sometida a los vaivenes de la implantación del liberalismo o del retorno del absolutismo; al igual que se suprimía la venta de bienes nacionales en España se instauraba el Plan de 1771 (ni siquiera el Plan Caballero de 1807).

  2. Ramón de Salas, a quien nos referiremos más adelante, opinaba en 1821 que "nada se hace en las universidades por los adelantamientos de las ciencias, sino que se trabaja todo lo posible por estorbar los progresos de ellas"; al haber nacido en "tiempo de ignorancia", mantenía el severo juicio de que no tenían que considerarse necesarias para el estudio de las letras y de las ciencias y propugnaba extender a la universidad el modelo de Smith, es decir, los principios de la economía política, que se habían aplicadoPage 428 contra gremios y monopolios; esto suponía, por decirlo en términos actuales, la privatización de la instrucción pública1.

  3. Sería desacertado de todos modos plantear un único juicio de la universidad del Antiguo Régimen. En la de Salamanca, donde se estrelló la reforma del plan de estudios en 1771, no pudo evitarse el abrir "la puerta á la luz que brillaba á la sazón en toda Europa". De entre los testimonios que pueden resumir bien lo que significó aquel movimiento reformador, conviene traer aquí el de un liberal ilustre como Quintana, antiguo alumno del estudio salmantino, quien coincidió hacia 1787-1790 con Muñoz Torrero, Marchena, Urquijo, Sánchez Barbero, etc. Al trazar la biografía intelectual de Meléndez Valdés, Quintana, después de señalar la influencia de Cadalso, se detiene en detallar "el ejemplo y los consejos de otros hombres distinguidos, que residían y estudiaban entonces en Salamanca":

    Empezaba ya a formarse aquella escuela de literatura, filosofía y buen gusto que desarrugó de pronto el ceño desabrido y gótico de los estudios escolásticos, y abrió la puerta á la luz que brillaba á la sazón en toda Europa. La aplicación á las lenguas sabias, así antiguas como modernas; el adelantamiento en las matemáticas y verdadera física; el conocimiento y gusto á las doctrinas políticas y demás buenas bases de una y otra jurisprudencia; el uso de los grandes de la antigüedad, y la observación de la naturaleza para todas las artes de imaginación; los buenos libros que salían en todas partes, y que iban a Salamanca como á un centro de aplicación y de saber; en fin el ejercicio de una razón fuerte y vigorosa, independiente de los caprichos y tradiciones abusivas de la autoridad, y de las redes caprichosas de la sofistería y charlatanismo: todo esto se debió á aquella escuela que ha producido desde entonces hasta ahora tan distinguidos jurisconsultos filósofos y humanistas2.

  4. Este reconocimiento de Quintana de la labor renovadora de fines del siglo XVIII no permaneció olvidada en una nota erudita, sino que sirvió de referente para el liberalismo progresista cuando más arreciaba la intolerancia del neocatolicismo. Para lo que ahora interesa, sólo cabe recordar la circular de 27 de octubre de 1864 de Alcalá Galiano cuando era Ministro de Fomento, donde estaba integrada la Instrucción Pública, por la que se prohibía a los catedráticos cualquier ataque a las "doctrinas con título incontestable [que son] consideradas como basas en que estriba el edificio de nuestra sociedad". Tales eran la Religión católica (y elPage 429 Concordato), la Monarquía hereditaria y el Gobierno monárquico constitucional3. Había dos aspectos que hacían intolerante la Real orden, uno que implicaba a las autoridades eclesiásticas (junto a las civiles) en la tarea de "invigilar", y otro que el respeto a esos principios debía hacerse tanto en la cátedra como fuera de ella, lo que siempre se ha interpretado como una reacción a los artículos publicados por Castelar en La Democracia, críticos ante la actitud de la Corona y el rasgo de sus donaciones económicas4.

  5. En Salamanca Álvaro Gil, un político liberal que llegaría a ocupar importantes cargos en el Sexenio5, reaccionó ante aquella confusión de la vida política y religiosa que se desprendía de la circular citada; la mejor forma de hacerlo le pareció recurrir a la historia, sacando a la luz los enfrentamientos del claustro salmantino entre novatores y tradicionalistas a fines del siglo XVIII.

  6. Recordemos el contexto de aquellas disputas: lo que se trataba entonces era de defender la independencia y estatus de la filosofía, facultad menor, sobre todo frente a la teología, facultad mayor junto con las de Leyes, Cánones y Medicina6. El logro de este objetivo desde el punto de vista institucional se concretaba en la creación del Colegio de Filosofía, pero lo conseguido en el claustro por los renovadores se recurría ante el Consejo de Castilla por el bando contrario. En septiembre de 1788 los catedráticos más conservadores del Claustro se dirigieron al Consejo de Castilla solicitando se impidiera la creación del Colegio de Filosofía, argumentando que, frente al incomparable Santo Tomás de Aquino, poco podía hacer Cartesio, según ellos una figura ya en declive, algo que pronto le pasaría a "la famosa atracción newtoniana". Entre los firmantes del escrito figuraba Fr. Gerardo Vázquez, que años más tarde sucedería al jansenista Tavira en la silla episcopal de Salamanca y que en 1814 estamparía su nombre en el Manifiesto de los Persas. Juan Pablo Forner, antiguo alumno de la universidad, fue el encargado de visitarla en 1796 como fiscal. Álvaro Gil rescató el Informe inédito de Forner y lo publicó en una revista de la ciudad:

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    7. El informe que á continuación publicamos es obra poco conocida del ilustre literato y sabio magistrado D. Juan Pablo Forner. Por la belleza de la forma y por el valor de las ideas, no puede menos de ser grata su lectura, y sobre todo hoy que al cabo de mas de sesenta años vemos reproducirse con desesperada audacia la lucha contra la razón y la filosofía, que provocaron á fines del pasado siglo unos cuantos teólogos en el claustro de la Universidad de Salamanca.( ...) Hoy no puede encontrarse disculpa á la guerra encarnizada que, so pretestos (sic) religiosos, pero con miras mundanales se hace á toda enseñanza que no quepa bajo el mezquino nivel del sistema neo - católico.7

  7. El Informe de Forner se fue publicando sin anotaciones, salvo en la última entrega del 15 de febrero de 1865. Decía Forner en 1797: "por un laudable acto de cristiana moderación, se contentan dichos acusadores con pedir se les declare impíos, corruptores de la juventud, perturbadores de la seguridad pública, enemigos de la constitución nacional, propagadores de máximas perversas; que se les prive de sus cátedras y de sus sueldos, y que se aniquile el colegio por los cimientos". La nota de Álvaro Gil fue la siguiente:

    Al leer las precedentes líneas acuden involuntariamente a la memoria las famosas esposiciones (sic) que hace poco se fraguaron contra la actual enseñanza Universitaria y los violentos y nada caritativas acusaciones causadas por gente que hace alarde de religiosa, con más jactancia que humildad, entre los profesores a quienes se quiso destruir con el nombre de testos vivos. Y tampoco está fuera de lugar la alusión al doctor Cazalla, cuando esa misma gente se regocija al pensar en el quemadero8.

  8. No acaba aquí el reconocimiento de las deudas con la universidad salmantina por parte de los liberales. El testimonio corresponde al joven rector Unamuno que hizo propaganda de aquel movimiento por primera vez delante de Alfonso XIII con motivo de la ascensión al trono en mayo de 1902: "El reflejo del movimiento filosófico francés provocó cierto esplendor de nuestra Escuela a fines del siglo XVIII. De nuestros claustros salieron, señor buena parte de los nobles patricios que asentaron en las Cortes de Cádiz los fundamentos de la España moderna". Puesto que presentó la universidad como foco del liberalismo y del enciclopedismo afrancesado, cabe sospechar...

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