La «pendiente resbaladiza» en la eutanasia en Holanda

AutorJavier Vega Gutiérrez e Íñigo Ortega
CargoProfesor Titular de Medicina legal. javiervegal@gmail.com
Páginas90-104

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1. Legislación holandesa

Desde hace tres décadas empezaron a realizarse eutanasias en Holanda sin que el médico fuese castigado. Actualmente existe una ley permisiva y la eutanasia se practica con gran frecuencia. Además de ser el primer país que cuenta con una ley de este tipo, la eutanasia es aceptada por muchos médicos y enfermos.

Las etapas más relevantes del camino jurídico que se ha seguido hasta la ley actual son las siguientes1: En el año 1973 tuvo lugar la primera sentencia prácticamente absolutoria de un caso de eutanasia2. En 1984 se la despenalizó; en 1993 tuvo lugar la reglamentación de la eutanasia, y en el año 2000 la liberalización de la misma.

Despenalización de la eutanasia (1984)

La Corte Suprema holandesa sentenció que la eutanasia no sería penalizada si se cumplían cinco condiciones3:

  1. La petición de la eutanasia debe venir únicamente del paciente y ser enteramente libre y voluntaria;

  2. dicha petición debe ser estable, bien considerada y persistente;

  3. el paciente debe experimentar sufrimientos intolerables sin perspectivas de mejora;

  4. la eutanasia debe ser el último recurso, y

  5. el médico debe consultar con un colega independiente con experiencia en este campo.

A raíz de esta sentencia de la Corte Suprema, el Gobierno tomó dos resoluciones importantes: realizar una investigación para conocer la práctica real de la eutanasia, y disponer que los médicos rellenasen un «procedimiento de notificación» al practicar la eutanasia. En 1991 se publicó el «Informe Remmelink»4 con los resultados de la investigación. Las conclusiones y la interpretación de los datos del informe son diversas5, dependiendo Page 91 sobre todo del concepto de eutanasia empleado6. El número de casos es elevado como después veremos.

Reglamentación de la eutanasia (1993)

A raíz de la publicación del «Informe Remmelink» se produjeron numerosas reacciones, y el Gobierno aprobó en noviembre de 1993 una «reglamentación de la eutanasia»7. El ministro de justicia holandés, Hirsch Ballin, justificó el voto democristiano (partido que encabezaba la coalición en el gobierno) alegando que la legalización de la eutanasia gozaba de un amplio respaldo popular, y que los médicos la practicaban casi sin control de los tribunales8, por lo que su partido sólo había tenido dos posibilidades: oponerse a su legalización, sabiendo que antes o después otros partidos terminarían por imponerla, o aceptar como inevitable la despenalización provocada por los tribunales, pero a la vez buscando diferentes mecanismos para controlar y restringir su práctica, sobre todo desarrollando medidas estrictas de seguridad que asegurasen la voluntariedad y evitasen los abusos. El partido democristiano eligió la segunda opción, y publicó un reglamento administrativo por el que la notificación de los casos de eutanasia adquiría status de norma legal, obligando al médico a rellenarlo, y permitía al Fiscal el control de los requisitos9. La eutanasia y la asistencia al suicidio continuaban siendo delitos tipificados en el Código penal, pero el autor de la acción no sería penado si demostraba que cumplía las condiciones requeridas. La reglamentación de la eutanasia entró en vigor en junio de 1994.

No habían pasado tres semanas cuando se traspasó el primero de los límites «infranqueables» (en expresión de Hirsch Ballin). La Corte Suprema no condenó al doctor Chabot, psiquiatra, acusado de asistencia al suicidio de una paciente cuya única enfermedad era el padecimiento de una fuerte depresión. La enferma había solicitado explícitamente su deseo de morir y rechazaba todo tratamiento psíquico. Page 92 Esta sentencia10 provocó la primera ampliación de la ley; a partir de entonces la eutanasia se podía aplicar a un paciente que desease morir, aunque no fuera un enfermo incurable en estado terminal. El Gobierno compartió la decisión de la Corte haciéndola suya, sin escuchar la decisión del Comité médico disciplinar que amonestó a Chabot por no haber tratado médicamente la depresión de la enferma, por haberla ayudado a suicidarse sin esperar el resultado del tratamiento, y por considerar que la paciente era capaz para tomar ese tipo de decisión11. Después de la sentencia, el Ministerio Público retiró otras once acusaciones de casos de eutanasia de enfermos no terminales.

Un año después, en 1995, se traspasó el segundo de los «límites infranqueables» señalados por la Corte Suprema y la Real Sociedad de Médicos (KNMG), cuando el Parlamento admitió que la eutanasia se podía aplicar a los enfermos que experimentasen un sufrimiento psíquico o moral, y no sólo dolor físico. La KNMG manifestó una posición similar, al considerar que no revestía especial importancia la distinción entre sufrimiento somático o mental, y que el paciente se encontrase o no en fase terminal12.

Otro límite, que quizá se consideraba realmente «infranqueable», era la eutanasia de personas incapaces de manifestar su consentimiento o su oposición, sin sufrir consecuencias penales. Sin embargo, los tribunales han terminado por admitir también la eutanasia de niños con enfermedades graves. El primer caso de este tipo es de marzo de 1993; se trató de una niña de tres días que tenía lesiones cerebrales y en la médula espinal. Como los resultados de la terapia no eran claros, los médicos decidieron no operar y, a petición de sus padres, un médico acabó con su vida mediante una dosis letal de anestésicos. La Corte de Justicia de Amsterdam les eximió de responsabilidad penal, a la vez que promovía el desarrollo de la jurisprudencia sobre los casos de eutanasia de recién nacidos con defectos congénitos13. Una semana más tarde una Corte de Distrito absolvía al doctor Prins, un ginecólogo que había provocado la muerte de un niño de 26 días, enfermo de trisomía 13; aun cuando el cargo de asesinato había sido legalmente probado, la Corte encontró que su comportamiento era «justificable», pues había actuado «responsablemente y de acuerdo con la ética médica vigente»; posteriormente, en abril de 1996, la Corte de Apelación del Estado llegó a la misma decisión14. Después de estos precedentes Page 93 legales, se ha abierto la puerta a la posibilidad de practicar la eutanasia a personas que no pueden manifestar su consentimiento, siempre y cuando el enfermo padezca una enfermedad mortal.

Mientras las «salvaguardas» de la ley se iban desmoronando, el Gobierno realizó el «Segundo Informe» sobre la eutanasia en 1995: una investigación destinada a verificar el aumento o disminución de la práctica de eutanasia, y si los médicos notificaban o no su práctica15; los resultados más relevantes se exponen en el siguiente apartado. En 2001 se realizó el «Tercer Informe», cuyos resultados exponemos también posteriormente16.

Liberalización de la eutanasia (2000)

En noviembre de 2000 la Cámara Baja (Parlamento) de Holanda aprobó la propuesta de ley denominada «Ley de verificación de la terminación de la vida a petición y suicidio asistido», y en abril de 2001 fue aprobada por la Cámara Alta (Senado). En abril de 2002, después de su aprobación en las dos Cámaras entró en vigor esta nueva ley sobre la eutanasia y el suicidio asistido17. Una de las principales novedades es la modificación del Código penal holandés, que recoge una circunstancia eximente de responsabilidad criminal al delito de eutanasia y asistencia al suicidio. Otra es que, mientras antes era el médico el que debía probar que había cumplido las condiciones establecidas, ahora es el Fiscal el que debe probar que el médico no cumplió los requisitos, antes de poder iniciar una causa legal; ello es motivo suficiente para que el fiscal evite iniciar una causa en los casos dudosos o en los que se prevén dificultades para probar el incumplimiento de las directrices establecidas. Se publica asimismo un nuevo «procedimiento de notificación», y se reconoce valor legal a las declaraciones de voluntad anticipada, realizadas por escrito y en las que el enfermo anticipa su decisión cuando teme poder llegar a encontrarse en condiciones de no poder ya expresarla. Pero quizás la novedad que Page 94 más resaltaron los medios de comunicación fue la regulación de las peticiones de eutanasia por parte de menores de edad: entre los 12 y 16 años inclusive se exige el consentimiento de los padres, y entre los 16 y 17 años los menores pueden decidir de manera independiente, si bien los padres deben participar en la decisión final.

2. Práctica de la eutanasia en Holanda

Holanda es un país de 16 millones de habitantes. Sobre la situación de la práctica eutanásica en este país existen fundamentalmente los tres informes ya citados anteriormente, acerca de las muertes producidas en cada uno de esos años (1990, 1995 y 2001). Los resultados más relevantes se exponen en la Tabla 118.

La metodología en estos estudios utilizada para la obtención de los datos consistió en la realización de entrevistas a 405, 455 y 482 profesionales sanitarios en cada año estudiado, y el análisis de una muestra representativa de certificados de defunción: 5.197, 5.146 y 5.617 respectivamente19.

Antes de analizar las cifras, es importante advertir que las únicas objetivamente verificables son aquéllas relativas al número total de fallecimientos y al número total de casos notificados. Todas las demás cifras se basan en respuestas anónimas del personal sanitario acerca de los casos en que manifestaron estar involucrados, y se trata por tanto de datos estimativos. Un último punto preliminar es que en los informes se adopta una definición reductiva de «eutanasia»...

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