Parrado, Salvador. El análisis de la gestión pública. Tirant Lo Blanch, Valencia, 2015.

AutorMiguel Anxo Bastos Boubeta
CargoUniversidade de Santiago de Compostela
Páginas136-138
nº 14 julio-diciembre 2015
Gestión y Análisis de Políticas Públicas
Nueva época
hecho este tipo de propuestas confundidas con privatiza-
ciones, cuando no son tal, han despertado una tenaz cam-
paña de oposición en determinados sectores de la opinión
pública, y han sido incluso revertidas judicialmente, cuan-
do no implican más que un cambio en la forma en que se
prestan los servicios públicos, sin que se produzca una re-
nuncia expresa al suministro estatal de servicios públicos.
Sus propuestas son moderadas dentro del actual marco de
prestación pero dada la casi nula cultura en ciencias admi-
nistrativas de la mayor parte de los trabajadores públicos
(su formación es casi toda ella jurídica, salvo algunos cuer-
pos) y, por tanto, del conocimiento de realidades admi-
nistrativas ajenas a la nuestra, es muy probable que sean
tratadas como un producto ideológico del capitalismo más
salvaje y por tanto rechazadas a priori por estos, cuando
merecerían ser por lo menos discutidas.
Otra de las virtudes de este libro es la de abrir la puer-
ta a muchos debates académicos en el área de la gestión
pública. Yo quisiera discutir dos, que quizás no sean aque-
llos a los que el autor dedique más atención, pero si que
me parecen del suficiente interés para abordarlo, dado
que son a mi entender centrales para entender la naturale-
za de la gestión pública. No quiere este decir que la gestión
de recursos humanos, la confianza, o el excelente análisis
que se realiza de la función directiva en las administracio-
nes públicas sean de poca relevancia, sino que queremos
discutir aquí l aspectos que se refieren a la propia natura-
leza de la gestión pública como disciplina diferenciada. El
primero es el que se refiere al viejo debate sobre la distin-
ción entre gestión pública y privada y su conclusión es a mi
entender es correcta. A pesar de sus semejanzas ambas
son distintas en esencia y no pueden ser asimiladas fácil-
mente, o como decía el título de un clásico artículo sólo
son parecidas en sus aspectos más superficiales. Es correc-
ta, además de porque está condicionada por objetivos de
corte político como la equidad y por la distinta motivación
de sus respectivos directivos, porque la pública no está ni
puede estar por su propia naturaleza sometida a un cálcu-
lo racional de beneficios y costes, y este es un aspecto que
casi nunca se aborda en este debate. Ludwig von Mises en
un pequeño libro llamado Burocracia, muy desconocido en
nuestros ámbitos académicos plantea el problema en tér-
minos diferentes a los habitualmente tratados en lo que
respecta a este debate. Para este autor el gestor de una
administración privada está condicionado (directamente
si es el propietario e indirectamente por los mercados fi-
nancieros si es un gerente contratado) por los resultados
de su praxis gerencial. Esto es si hay beneficios los recibe él
y si hay pérdidas tiene que asumirlas el también. Cualquie-
ra que haya jugado a las cartas con dinero o con botones
se da cuenta inmediatamente de que se juega muy distinto
si uno tiene beneficios y pérdidas severas o si no se juega
nada más que el prestigio en el evento. Lo mismo acon-
tece en el ámbito de la gestión pública y la privada. Las
administraciones públicas forman parte del aparato políti-
RECENSIONES
Parrado, Salvador. El análisis de la gestión
pública. Tirant Lo Blanch, Valencia, 2015.
Charles W. Mills, célebre sociólogo norteamericano,
dedicó varios capítulos de su La imaginación sociológica a
criticar con mordacidad la manía de escribir de forma enre-
vesada y casi ilegible que predominaba entre los ambien-
tes académicos de su época, para no decir prácticamente
nada. Stanislav Andreski , John Kenneth Galbraith y Alvin
Gouldner en algunos párrafos de su obras corroboran tal
aserto y llegan a elaborar una sociología de escribir mal.
Según ellos en la academia contemporánea triunfarían
aquellos autores que peor escriben y que, por tanto, son
más difícilmente comprendidos, pues esto les daría un
aura de profundidad académica y los separaría del común
de los mortales incapaces de escribir sin ser entendidos.
No dejaría de ser un trasunto académico del viejo relato
del traje nuevo del emperador, según el cual todo el mun-
do se da cuenta de la vaciedad del contenido de sus obras
pero nadie osa advertirlo por vergüenza o por ser tratado
de ignorante. Esta perniciosa tendencia es por desgracia
también muy frecuente en el ámbito de las ciencias admi-
nistrativas y muy en especial en el ámbito de la gestión pú-
blica, donde domina, salvo honrosas excepciones, un es-
tilo literario vacuo, poblado de neologismos sin sentido y
con contenidos huecos plagados de tópicos. Por tanto de
ser cierta la afirmación de Mills este libro que aquí analiza-
mos debería tener muy poco futuro, pues es un libro claro,
lleno de contenidos e interesantes reflexiones, con ideas
y propuestas y sobre todo muy bien escrito, con un estilo
literario claro y en muchas ocasiones hasta ameno, algo
rara vez visto en un libro de estas características. El autor
evita el fárrago estadístico y la formalización matemática
y hace propuestas de política (no olvidemos que la gestión
pública es una de las ciencias políticas y como todas ellas
está influida por valores e ideologías) lo cual no reduce en
absoluto el rigor académico del escrito. Además abunda
en ejemplos prácticos de gestión aplicables a nuestro con-
texto político-administrativo, lo que es muy de agradecer
dado que la mayor parte de los trabajos de esta índole, al
ser traducciones de textos norteamericanos o británicos
no se adecuan a las características de gestión propias de
nuestro entorno.
Es un trabajo muy compresivo, que incluye aspectos
como la gestión financiera o la gestión de la información
en las administraciones públicas, algo que tampoco es
muy habitual encontrar en la literatura de nuestro entor-
no, y sobre todo porque se abre a nuevas perspectivas de
gestión como los partenariados público-privados o las ex-
ternalizaciones, que no gozan en nuestro país de buena
prensa al ser identificadas con una suerte de hegemonía
del neoliberalismo y del llamado pensamiento único. De

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