El panorama político vasco - navarro

AutorRoberto Villa García
Páginas39-53

Page 39

1. Los partidos obreristas: la hegemonía del PSOE y el desarrollo del PCE

Si analizamos las fuerzas estrictamente políticas, es decir, exceptuando la central sindical anarquista CNT, el partido obrero que obtuvo más apoyo en el espacio que analizamos fue el Partido Socialista. Quizás esto no resulte baladí habida cuenta de la estructura socioeconómica de buena parte de los territorios vasco y navarro. No obstante, la implantación del socialismo no fue regular en estas provincias. Presentaba núcleos mucho más fuertes y compactos a lo largo de toda la circunscripción urbana de Vizcaya y en los núcleos industriales del centro y del este guipuzcoanos. Pero en casi toda la Vizcaya y la Guipúzcoa rurales, el PSOE había comenzado un proceso de articulación mucho más tardío y, por tanto, el número de agrupaciones y la densidad de la afiliación tenía que ser por fuerza mucho más débil. Su implantación en Navarra, provincia de hegemonía derechista, se circunscribía grosso modo a Pamplona y a algunos núcleos industriales del oeste junto con otros municipios de la Ribera eminentemente agrícolas. Más deficiente era su estructura en Álava, donde el socialismo tenía únicamente presencia en el núcleo capitalino.

De la expansión del socialismo vasco - navarro dió cuenta la conversión de su estructura federal, orientada hasta el segundo semestre de 1932 y primeros meses de 1933 a cubrir un espacio regional, en una organización de carácter provincial. Esto fue fruto no tanto de la acción de movimientos meramente provincianos o localistas dentro del partido sino como muestra palmaria de un incremento sostenido de la afiliación y, por ende, de las agrupaciones locales desde la proclamación de la República27. En Vizcaya, este crecimiento fue más que perceptible. Esta nueva federación provincial sumaba el porcentaje más alto tanto de agrupaciones, si exceptuamos el contexto navarro, y de afiliación de todo el territorio. A las diecisiete agrupaciones que ya existían28, con unos quinientos miembros, al proclamarse la República vinieron a sumarse unas veintiuna más29, a las que hay que sumar los subcomités de Bolueta, Deusto y Uríbarri constituidos en la capital como una clara demostración de la pujanza del socialismo bilbaíno. Pese al desgaste en el ejercicio del poder y a la competencia del Partido Comunista, el PSOE de Vizcaya disponía, cuando se convocaron las elecciones generales de 1933, de dos mil trescientos militantes bien organizados yPage 40 encuadrados, a los que había que sumar los efectivos de la Unión General de Trabajadores que estaban dispuestos a participar en la contienda.

El desarrollo organizativo del partido vino paralelo a su progresión electoral, al menos durante el primer bienio republicano. Pero no sólo el primer factor, sino también la presencia de dos líderes socialistas a nivel nacional, como eran Indalecio Prieto Tuero y Julián Zugazagoitia Mendieta, contribuyeron a consolidar al PSOE como el partido mayoritario de la circunscripción capitalina. En efecto, la conjunción republicano - socialista había logrado en las elecciones generales de 1931 los escaños por la mayoría en esta circunscripción con el 52 por ciento de los votos. Aquí, Prieto había concurrido a los comicios junto a su correligionario Luis Araquistain Quevedo y a los radicales socialistas Ramón Aldasoro Galarza y Vicente Fatrás Neira. Sin embargo, este predominio contrastaba con la situación electoral de la circunscripción electoral de la provincia donde la preponderancia de las derechas era tan absoluto que la coalición republicano - socialista, personificada en el socialista Julián Zugazagoitia y en el republicano autonomista Ramón Madariaga como candidatos, no obtuvo ninguno de los tres escaños en juego. No obstante, la obtención del 21 por ciento de los votos suponía el mejor resultado de las izquierdas en la circunscripción de toda su historia30.

La federación socialista provincial de Guipúzcoa, constituida en enero de 1933, poseía en este momento una organización consolidada y creciente pero menos sólida que la de Vizcaya. Al proclamarse la República contaba con ocho agrupaciones que encuadraban a menos de doscientos afiliados31. Geográficamente se localizaban en las comarcas más urbanizadas y donde tenían lugar actividades económicas secundarias o primarias fuertemente capitalizadas. Así, además de San Sebastián, se habían constituido, antes del 14 de abril, agrupaciones locales en Éibar, Irún, Mondragón, Pasajes, Placencia de las Armas, Rentería y Tolosa. De forma consecuente, se fue completando la implantación del PSOE durante el primer bienio republicano a municipios de similares características como Beasain, Elgóibar, Hernani, Vergara y Villafranca de Oria, aumentando el número de afiliados a cerca de quinientos aunque percibiéndose también cierto estancamiento o descenso hacia 1933, fenómeno por lo demás similar al de Vizcaya. Pese a todo, en una provincia de fuerte arraigo derechista, los socialistas hubieron de coaligarse con republicanos y nacionalistas de izquierda en los comicios del 28 de junio de 1931, eligiendo a Enrique de Francisco Jiménez, con cierto prestigio dentro del PSOE nacional, como candidato. Y, aún con la unión de todas las izquierdas, el porcentaje alcanzado se situó en el 41 por ciento, logrando tan sólo la obtención de los dos escaños por el cupo de las minorías.

Page 41

En contraposición con las provincias costeras, Álava representó siempre el talón de Aquiles del socialismo vasco. La influencia del PSOE alavés era inapreciable en la provincia y la única agrupación con alguna consistencia, no sólo durante los años veinte sino durante toda la Segunda República, fue la de Vitoria que llegó a alcanzar, en su mejor momento, cifras superiores a sesenta militantes32. La imposibilidad de expandirse por los núcleos rurales, pese a intentos como el de Santa Cruz de Campezo33, imposibilitó la creación de una federación provincial propia, permaneciendo vinculada a la vizcaína durante los años treinta. Sus líderes, como Primitivo Herrero o Francisco Díaz de Arcaya, nunca tuvieron una influencia más allá del ámbito puramente local. Electoralmente, en las elecciones a Cortes Constituyentes se limitaron a apoyar activamente la candidatura del radical socialista Félix Susaeta Mardones. Éste agrupó todo el electorado de izquierdas y obtuvo su escaño con el 40 por ciento de los votos.

Por último, en la región navarra, feudo de los tradicionalistas, el PSOE tuvo más influencia que en Álava aunque circunscrita a la capital y a comarcas muy delimitadas, como la Ribera. Así, antes del 14 de abril, existían cinco agrupaciones que radicaban en Pamplona, Azagra, Castejón, Fitero y Tudela. Cuando, en julio de 1932, se creó la federación socialista de Navarra34, el número de agrupaciones ya se elevaba a quince con la creación de las de Andosilla, Aoiz, Corella, Lodosa, Mélida, Milagro, Peralta, Tafalla, Valtierra y Villafranca. Y, en las vísperas de las elecciones generales de noviembre de 1933 su número había aumentado a veintitrés con las de Alsasua, Arguedas, Buñuel, Carcastillo, Cintruénigo, Cortes, Falces, Ribaforada y San Adrián, que compensaron la disolución de la organización local de Lodosa35. Pese a que el número de agrupaciones pudiera hacer pensar en una pujanza del PSOE durante el bienio republicano, lo cierto fue que, en el marco disperso de los núcleos navarros, los socialistas tenían una presencia modesta que se materializó, en las elecciones de 28 de junio de 1931, en la inclusión de un solo candidato obrerista de los cinco que concurrieron en la candidatura republicano - socialista. El resultado, un 36 por ciento del electorado, permitió a las izquierdas obtener las minorías de las que quedó fuera el candidato socialista, Mariano Sáez Morilla, que había sido el segundo menos votado36.

La hegemonía del PSOE entre el electorado obrerista dejaba poco resquicio al Partido Comunista para convertirse en una alternativa real dentro del espacio político de la izquierda. Sin embargo, fue en las provincias vascas donde encontró más audiencia si comparamos su implantación con la del resto del territorio español. En la provincia de Vizcaya contaba con personalidades de cierto prestigio nacional bien en el seno de esta formación como DoloresPage 42 Ibárruri Gómez, la "Pasionaria", o bien en el movimiento obrero vizcaíno, como Facundo Perezagua Suárez o Leandro Carro Hernáez. En esta circunscripción logró cierto arraigo, aunque con una intensidad ciertamente modesta y reducida a municipios mineros e industriales como Abanto y Ciérvana o Portugalete. Para las elecciones a Cortes constituyentes presentaron una candidatura completa a la circunscripción de la capital que no sobrepasó el siete por ciento de los votantes37. Si estos resultados demostraron su magra implantación en las comarcas más urbanizadas, la presencia del PCE en la Vizcaya rural era prácticamente inexistente.

En las demás provincias, su organización no pasó de ser puramente anecdótica. Quizás en Guipúzcoa existía un embrión de estructura, aunque nunca logró franquear la barrera del centenar de afiliados38. En 1931 lograron presentar una candidatura completa a los comicios de junio, entre los que destacaron Juan Astigarrabía Andonegui o Jesús Larrañaga Churruca, pero no sobrepasaron el 0.5 por ciento de los votos39. Sin embargo, al calor del desgaste del PSOE en el gobierno de la nación, los comunistas lograron reforzarse con elementos descontentos del ala izquierda socialista y crear en 1933 una estructura estable en once municipios. De esta forma, se constituyeron Radios o comités locales en San Sebastián y en las poblaciones de Éibar, Elgueta, Fuenterrabía, Hernani...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR