Ortega Díaz-Ambrona, Juan Antonio: «Memorial de transiciones (1939- 1978)». Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2015, 736 págs.

AutorCarlos García Valdés
CargoCatedrático de Derecho penal UAH
Páginas563-565

Page 563

I

El gran jurista Juan Antonio Ortega Díaz-Ambrona (Madrid, 1939) acaba de publicar este extraordinario texto de la historia vivida y que se me antoja como la mejor obra de su género dada a la luz en muchos años en España. Inteligente y sensible, el texto recorre todo el panorama que abarca su título, un «memorial», es decir, trata de asuntos vividos por quien lo escribe. No es una biografía, se nos aclara en la introducción, pero se le parece mucho, pudiendo ser calificada de un cuidadoso observatorio de cuanto acontece en derredor del protagonista, lo que vivió (p. 19), excluyendo los asuntos estrictamente sentimentales, aunque las breves líneas dedicadas a cómo conoció a su esposa, Isabel Diego, hija del insigne poeta del 27, Gerardo Diego, en plenas oposiciones (p. 138), son delicadas y bellísimas. Del vate español tengo presente mi examen de reválida de 4.º curso, en el Instituto Cervantes, premonitoriamente haciendo calle con el Ministerio de Justicia, cuanto tuve que analizar en literatura su verso referido al ciprés de Silos, uno de los sonetos más hermosos de la lengua castellana.

Juan Antonio Ortega, en la vida pública, fue mi Subsecretario de Justicia y, más brevemente, mi Secretario de Estado para la Coordinación Legislativa y el Desarrollo Constitucional; tres veces Ministro de la UCD, Letrado y Consejero de Estado y Magistrado del Tribunal Constitucional andorrano. En la vida privada, entre otros empleos, magníficamente servidos, Secretario General de Repsol. Es decir, un jurista de los pies a la cabeza, íntegro, independiente, excepcionalmente dotado y profundamente demócrata. Es más, el cambio al sistema político actual no se entendería sin personas como él desde la sala de máquinas. Por eso, el director del Anuario, mi maestro el prof. Gimbernat, ha entendido el perfecto acomode de esta recensión entre sus prestigiosas páginas.

El texto tiene cinco grandes partes o extensos capítulos, divididos en numerosos y minuciosos apartados. Trasluce en ellos el detalle y la minuciosidad al que Juan Antonio Ortega está abonado en su vida intelectual y profesional. Riguroso, ameno y bien escrito, lo farragoso queda lejos de estos magníficos renglones. Incluso la abundancia de nombres recogidos no se hace pesada ni redundante pues cada uno de los mismos está perfectamente colocado en donde corresponde. No es especialmente crítico con los personajes que menciona, aunque alguno se lo merece. La bonhomía del autor le hace pasar...

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