El orden «occidental» y «europeo»: una autopista desde la cristiandad a ninguna parte

AutorJohn Rao
Páginas33-47
EL ORDEN «OCCIDENTAL» Y «EUROPEO»:
UNA AUTOPISTA DESDE LA CRISTIANDAD
A NINGUNA PARTE
John RAO
Universidad San Juan de Nueva York (Estados Unidos de América)
1. INTRODUCCIÓN
«Bélgica es un reino, no una carretera». Se dice que con esta frase, sea auténtica o
apócrifa, el Rey ALBERTO I (1909-1934) respondió en 1914 a la exigencia alemana de atra-
vesar su país para comenzar el ataque a Francia. Si fue recogida con exactitud, lo que el rey
expresaba era un compromiso con Bélgica como realidad sustantiva, y no como un lugar de
paso para satisfacción de los objetivos de otra nación. Y, en efecto, ALBERTO se opuso al bien
diseñado plan prebélico de batalla con cuatro años de encarnizada lucha y sufrimiento civil,
precio que pagó su país por resistirse a él.
Cualquiera a quien pudiese apetecerle hablar de «Occidente» como de un «reino» —esto
es, como una realidad sustantiva— e intentase concentrar sus tropas contra quienes preten-
diesen utilizarlo como una simple «carretera» tendría ante sí una tarea mucho más difícil
que aquel monarca que hubo de movilizar a belgas francófonos y flamencos, normalmente
mal avenidos. En efecto, según la hoy dominante visión naturalista de «Occidente» (y antes,
de «Europa», por no hablar de la actual obsesión mundial pluralista por la «sociedad glo-
bal»), el concepto de «Occidente» se trata de algo vacío. Se identifica más con una «carre-
tera» que con un «reino». Y con una carretera, además, que conduce a un terrible callejón
sin salida, porque su retrato —en apariencia encomiástico— de un orden internacional ci-
vilizado no tiene más conexión que una retórica manipuladora con la única fuerza (el cato-
licismo) que puede impedirle ser lo que realmente es: una «tapadera» para las voluntades
ideológicas o individuales en marcha hacia una victoria autodestructiva.
El catolicismo, que en tiempos inspiró y, al menos parcialmente, hizo realidad una au-
téntica res publica Christiana internacional, es la única fuerza salvadora que todavía puede

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