La oportunidad del Brexit: Un caso precursor para reformar y actualizar los conceptos democráticos, del estado y de la nación en el contexto europeo y vasco

AutorMatthias Major
Páginas281-314

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1. Introducción

El referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea el 23 de junio de 2016 marca un dato histórico en Europa y en la historia de la integración supranacional. Por primera vez, un estado miembro entero2celebró un referéndum

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sobre este asunto y ocurrió lo que menos se preveía: la mayoría de los británicos votó a favor de la salida de la UE.

A primera vista puede parecer que el hecho de que una mayoría de los británicos votase a favor del llamado Brexit cierra el asunto, ya que el Reino Unido saldrá y la voluntad del conjunto británico se respetará como base de las nuevas relaciones entre ambas partes. Sin embargo, una segunda mirada revela, que es ahora, precisamente, cuando se abren muchas cuestiones, y no solo cuestiones en relación con el Reino Unido, sino también para la UE en su conjunto y también para Euskadi.

Cuestiones sobre la evaluación de un referéndum en un Estado donde el término “family of nations” es un término aceptado e históricamente correcto, cuestiones sobre la interpretación de la legalidad vs. la legitimidad en este contexto plurinacional. ¿Es justo y coherente, que los escoceses y los norirlandeses en su de facto reconocimiento como naciones propias tengan que subordinarse al voto ingles y galés rural?

Cuestiones sobre Euskadi, que surgen en el contexto del Brexit por similitudes entre España y el Reino Unido por una parte. Si se considera que la imposición del voto del conjunto del Reino Unido no es algo coherente ni justo, ¿qué posibles efectos puede tener para evaluar la situación de Euskadi y sus demandas políticas en España? Y, del mismo modo, en Europa con la crisis en Cataluña y una serie de territorios con demandas parecidas.

Cuestiones también sobre el posible impacto para la UE, que se encuentra en un momento importante de su desarrollo y en un debate sobre la forma de su futura integración. ¿Qué oportunidades y desafíos se abren para la UE con el Brexit, sobre todo en el contexto de una serie de crisis: económica, de la migración ilegal masiva y la fractura entre la Europa del oeste y la centro-oriental? Surge la cuestión de si la UE puede o debe posicionarse ante demandas políticas en territorios en estados con realidades plurinacionales. En este sentido, ¿es realmente un conflicto intraestatal, o es una cuestión pendiente europea? ¿Cómo se debe gestionar esta cuestión? ¿Puede la UE servir como un modelo de referencia para la integración de la diversidad estatal, o se requiere un enfoque más pragmático y menos profundo para dirigirse a las cuestiones como la del futuro de Euskadi en la Unión Europea?

1.1. Metodología

El artículo fue terminado en otoño de 2017, en una época de completa incertidumbre, cuando todavía un año y medio después del referéndum no se había alcanzado ningún acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido.3Por lo tanto, el artículo puede basarse

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solo en una serie de interpretaciones de hechos históricos, en enfoques comparativos entre el Reino Unido, España y la UE, en el desarrollo y la promoción de modelos hipotéticos para el futuro al nivel estatal para mantener una actitud optimista-realista sobre el desarrollo de la futura integración de la UE en el contexto del Brexit.

Para analizar el impacto del Brexit en Euskadi, como desafío y como oportunidad, se requiere primero un marco general de la situación. Por lo tanto, una investigación de la historia del Brexit y del euroescepticismo británico se realiza en la primera parte.

La segunda parte compara la situación de facto plurinacional dentro del Reino Unido y enfrenta esa realidad al Brexit y las cuestiones abiertas mencionados en la introducción del artículo. No obstante, para entender este impacto del Reino Unido sobre Euskadi se realiza un análisis de estas cuestiones visto desde el prisma de Euskadi. En realidad, estas cuestiones están abiertas y requieren un enfoque no solo estatal, sino también europeo si se toma en serio la integración europea. Aquí se discute el enfoque de la democracia plurinacional, un enfoque relativamente nuevo y no solo teórico, sino conceptualizado a partir del único modelo real parecido, la propia Unión Europea, y que presenta un gran potencial para enfocarse de una manera más constructiva y cercana a la ciudadanía y los conflictos nacionales en los estados miembros, a la vez que permitiría profundizar la integración europea.

Finalmente, se evalúan en las conclusiones los resultados de las investigaciones y el tipo de impacto que pueda tener el Brexit en Euskadi desde el punto de vista político, de la gestión territorial, de la cuestión democrática, de legalidad y legitimidad, así como también económica.

2. Breve historia del brexit: cuestiones y conflictos surgidos

El Brexit no se produjo por casualidad y, aunque mucha gente, entre ellos muchos expertos, no previeron el voto a favor del Brexit en 2016, se pueden identificar toda una serie de razones por las que la mayoría del Reino Unido votó a favor de salir de la Unión Europea. Para analizar los impactos del Brexit para la Unión Europea y para Euskadi, hay entonces que entender el porqué. Un cambio tan radical, una retirada después de unos 45 años de integración europea requiere y merece un análisis científico. A su vez, para entender la retirada de este proyecto europeo, el análisis debe empezar por las razones por las que el Reino Unido entró a formar parte de ese proyecto.

El proceso de unificación del continente europeo tiene, entre otras, raíces inglesas. En concreto, Sir Winston Churchill preconizó en 1946 en Zurich la unidad europea con la creación de unos Estados Unidos Europeos (Pointing 2002: 41). La idea de un

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Sonderweg4inglés en el desarrollo global y europeo ya se reflejaba cuando Churchill, apoyando la idea de una cierta unidad europea, marcó el papel del Reino Unido, cuando dijo: “We are with Europe, but not of it”. Estamos con Europa, pero no como parte de la misma. Una posición que ya defendió antes de la Segunda Guerra Mundial (Ichijo 2011: 212, Larres 2002: 143). En el contexto de la Guerra Fría, su visión fue un orden occidental liderado por los Estados Unidos, una Europa unida y federal y el Imperio Británico en el occidente, compitiendo con la Unión Soviética en el oriente (Pointing 2002: 40; Grob-Fitzgibbon 2016: 17). En estos momentos, Churchill no preveía con claridad el futuro papel del Reino Unido a nivel global. Ya no era una gran potencia al nivel de los EEUU y la URSS. De todas formas, la caída formal del Imperio Británico, con la pérdida de sus colonias, duraría casi medio siglo más y la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) nunca formaría una alianza de estados fuerte y competitiva en el nivel económico y político. Había dos opciones: o perder cada vez más importancia en el mundo, quedarse dentro de su alianza con los estados del antiguo imperio, política y económicamente poco relevantes, o tomar la iniciativa y formar parte del modelo exitoso de Europa occidental, después de haber visto que la Asociación de Libre Comercio (EFTA) tampoco pudo desarrollarse como un modelo competitivo frente a las Comunidades Europeas.

El Reino Unido decidió formar parte y, junto con Dinamarca e Irlanda, accedió a las Comunidades Europeas en 1973. De todas formas, el acceso del Reino Unido a las Comunidades Europeas tampoco fue esperado con los brazos abiertos. Cuando en 1961 el Reino Unido solicitó su acceso a las Comunidades, Francia, personificada por el presidente De Gaulle, se opuso al acceso del Reino Unido y solo con el cambio político en Francia por Georges Pompidou, se abrió el camino para la entrada del Reino Unido a la estructura supra-estatal en construcción (Camps 2015: 501).

A pesar de que en el referéndum de 1975, una amplia mayoría de más del 64% de los ciudadanos británicos votó a favor de entrar en las Comunidades Europeas, el papel del Reino Unido en la integración europea no se zanjó. Unos pocos años más tarde, en 1979, Margaret Thatcher se convirtió en la primera ministra del Reino Unido. Su política fue desde el principio contraria a una integración más intensa, con implicaciones políticas cada vez más amplias. Su intención fue la renegociación de la contribución económica de Reino Unido en las CE, que fue el primer conflicto serio entre un estado miembro y las CE (McComrick 2015: 305). Un hito en la historia de las relaciones entre las instituciones europeas y el Reino Unido fue el llamado Cheque Británico, negociado por la misma Margaret Thatchter. El acuerdo se refería a un descuento respecto a la aportación fiscal del Reino Unido a las instituciones europeas, una condición especial y

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exclusiva del Reino Unido, que llevó a desavenencias entre Westminster y los gobiernos de Francia y Alemania, pero que fue finalmente aprobado por el Consejo Europeo en 1984 (McGowan/Phinnemore 2015: 490). Aunque fue previsto solo como solución temporal, el Cheque Británico se ha mantenido hasta hoy y causaba el resurgimiento de la pregunta sobre el futuro del acuerdo a finales de los años 1990 y principios de los años 2000. Cuando el...

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