Opinión sobre el magisterio del profesor C. Lisón. Una década de jornadas de Antropología en Valencia

AutorPetra M.ª Pérez Alonso-Geta
Páginas47-48

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En el marco de la Universidad de Valencia. Cuando cae la primavera y organizados por el Instituto de Creatividad, uno de los institutos de investigación más antiguos de la misma, se llevan a cabo reuniones científicas que desde hace más de una década, con una mirada antropológica, han atisbado horizontes de sociedad global; de retos en la docencia e investigación antropológica; estéticos, de educación; de patrimonio; de culturación; de simbolización...; ensamblando un conjunto de discursos antropológico-teóricos que, año tras año, han permitido profundizar en procesos socioculturales en los que se manifiesta y deviene el «Anthropos».

E. Kant, en el manual que contiene sus cursos de lógica, ha sido probablemente quien con mayor agudeza ha planteado la tarea propia de la antropología ¿Qué es el hombre? Qué tipo de criatura será ésta que puede saber, debe hacer y le cabe esperar. Kant ciertamente, no culminó la respuesta a la pregunta fundamental de la antropología, pero la formula-ción de la misión que le asignó constituye un legado al que es difícil renunciar.

La dificultad con que nos encontramos a la hora de enfrentarnos al estudio de lo humano ya aparece planteada por Max Scheler (1967).1En la misma línea, señala el profesor Lisón (1998),2«La Antropología es ciencia difícil debido a su pluralismo onto-lógico y metodológico. El Hombre, lo humano (nuestro ámbito de investigación en su dimensión socio-cultural) está sometido a permanente conflicto e insoslayable tensión: desde una concreta perspectiva somos objetos materiales y cosas, pertenecemos a, y formamos parte del cosmos, pero somos a la vez sujetos morales significadores, conscientes e intencionales; queremos ser libres pero necesitamos siempre de los otros, nos movemos en nuestras vidas forzados a flotar entre lo general y lo particular» (pp. IX-X).

El camino científico de lo antropológico que se inaugura no está exento de incertidumbres, ni de dificultades. Nos movemos, «en un espeso bosque cuyos árboles no son todos nativos. [...] Y en un amplio y fascinante horizonte iluminado por titilantes estrellas que pertenecen también a otros firmamentos científicos, en ninguno de cuyos ámbitos podemos descubrir algo así como un Führerprinzip totalizante que puede dirigir la peculiaridad personal y cualitativa de la investigación de lo humano» (p. X). El estudio de «lo humano» precisa ocuparse de lo sociocultural, pero la diversidad conceptual de lo cultural es enorme. De la...

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