La participación del sector privado en las misiones exteriores

AutorAmelia Díaz Pérez de Madrid
Cargo del AutorProfesora Contratada Doctora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Granada
Páginas421-446

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1. Surgimiento y desarrollo de la industria de servicios militares y de seguridad privada
1.1. Factores nacionales e internacionales que han propiciado el auge de esta industria

A principios de los años noventa, se produjo una conjunción de factores, relacionados con cambios fundamentales en el sector de la seguridad, que explica la emergencia y el rápido crecimiento de la industria privada de servicios militares y de seguridad.1 Como en el análisis de cualquier otro mercado, este fenómeno económico puede ser explicado en términos de oferta y demanda. Los factores determinantes de la oferta tienen tanto naturaleza interna como internacional, y entre ellos, puede destacarse el fin del apartheid en Sudáfrica oPage 422 el final de la Guerra Fría. Ambas circunstancias —si bien por distintas causas— tuvieron como consecuencia un proceso de reducción de las Fuerzas Armadas en un amplio espectro de Estados, reducción que, a su vez, condujo a un incremento del personal con experiencia, disponible para ser contratado.2 Por otra parte, se produjo igualmente un incremento de la demanda de diversas habilidades militares en el mercado privado por parte de actores, entre los que cabe destacar:

— Los Estados occidentales, quienes, como consecuencia del final de la Guerra Fría, hubieron de redefinir sus estrategias de seguridad. En este contexto, la reducción de los ejércitos determinó que muchas de las funciones «no esenciales», hasta entonces desempeñadas por las Fuerzas Armadas, fueran subcontratadas a empresas privadas. Por otra parte, el destacado papel de la tecnología en la moderna conducción de la guerra ha operado como un factor adicional de demanda de especialistas civiles del sector privado.3

— Estados diversos, como por ejemplo los de Europa central y oriental, deseosos de mejorar y modernizar sus ejércitos, con vistas a su incorporación en organizaciones internacionales de seguridad.

— Gobernantes de Estados débiles o fallidos, quienes, carentes ya del apoyo de las superpotencias que los patrocinaban en el contexto de Guerra Fría, vieron cómo sus países se convertían en el escenario de un incremento de conflictos armados de distinta naturaleza e intensidad, pero con un elemento común: la necesidad de mano de obra militar con experiencia.

— Una diversa gama de actores no estatales, como empresas multinacionales, organizaciones no gubernamentales (ONG) e institu-Page 423ciones internacionales que desarrollan actividades humanitarias y de cooperación sobre el terreno, y grupos de ciudadanos en territorios de Estados débiles o fallidos, todos ellos afectados por el recrudecimiento del clima de inseguridad y por la consolidación de lo que se ha denominado las «nuevas guerras».4

Todo ello explica que la industria privada de servicios militares y de seguridad sea actualmente un componente/factor esencial en el ámbito de la seguridad. Hay quien opina, incluso, que el recurso al sector privado era «la respuesta obvia, natural y funcional» a los cambios materiales que la tecnología trajo a la guerra y al desplazamiento del equilibro de poder tras la guerra fría».5

Al margen de las consideraciones de seguridad, por otra parte, aunque el tratamiento de esta cuestión desborda los objetivos de este trabajo, no es posible pasar por alto otros factores que han contribuido también al auge de esta industria y que tienen que ver con la globalización, la tendencia neo-liberal a la privatización de funciones públicas,6 yPage 424 la «transformación corporativa» que han llevado a cabo los suministradores de servicios militares y de seguridad.7

1.2. Aproximación a los actores integrados en la industria de servicios militares y de seguridad: mercenarios, compañías militares privadas, compañías de seguridad privadas

La precisión de términos como mercenario, compañía de servicios de seguridad privada o compañía de servicios militares privados no es tarea sencilla. Para empezar, hay algo que todos tienen en común: la introducción de un elemento de naturaleza «privada» en el desempeño de funciones que se presuponen «públicas». Fuera de esa característica esencial, la concreción de la parte de la realidad etiquetada con dichos términos es complicada.

• Por lo que se refiere a la expresión «mercenario», se trata de un actor caracterizado principalmente por tres elementos: es extranjero, le mueve el interés económico y usa la fuerza, pero no como miembro regular de las Fuerzas Armadas de un Estado.8 Hay quien opina que estaPage 425 noción carece prácticamente de utilidad analítica, en la medida en que su significado se ha transformado profundamente a lo largo de la historia.9 Justamente en un momento histórico concreto —coincidente con el proceso de descolonización10—, los Estados pudieron llegar a un complicado consenso sobre lo que internacionalmente debería entenderse por «mercenario». Por consiguiente, en la actualidad, el término se corresponde con una categoría jurídica. No obstante, lo precario de dicho consenso se traduce en prolijas definiciones, caracterizadas por una serie de requisitos cumulativos,11 que determinan que las normasPage 426 internacionales sobre mercenarismo tengan una repercusión práctica más bien escasa.

Contratista privado

es una expresión que se utiliza en general para denominar a cualquier particular o empresa que resulta vinculado mediante contrato a la prestación de un servicio por cuenta del Estado. Por tanto, puede designar tanto a compañías de seguridad privadas (CSP), como a compañías militares privadas (CMP), así como también al tejido industrial y empresarial que suministra los bienes y servicios necesarios para el adecuado desempeño de las tareas logísticas. Este último aspecto de la presencia «privada» en el desempeño de funciones públicas es probablemente el menos controvertido políticamente hablando.12 Ahora bien, no por ello deja de plantear serias cuestiones ju-Page 427rídicas, especialmente en los supuestos en los que las Fuerzas Armadas de un Estado desarrollan misiones en el extranjero.13

A diferencia del término «mercenario», «compañía militar privada» (CMP) es una expresión que no se encuentra recogida como tal en el ordenamiento internacional.14 En el plano académico, las definiciones de CMP coinciden en cualificarlas como tales en función que las actividades que desempeñan15 o los servicios que prestan16 y que, en todo ca-Page 428so incluyen servicios previamente desempeñados por las Fuerzas Armadas nacionales, tales como entrenamiento militar, inteligencia, logística o seguridad en zonas de conflicto, entre otros.

Por su parte, tampoco recogida en ningún convenio internacional, la expresión «compañía de seguridad privada» (CSP) sí tiene fundamento en abundante legislación interna17 y también suele caracterizarse en función de sus ámbitos de actividad. Estas compañías pueden operar enPage 429 el ámbito nacional exclusivamente o también tener actividad en el extranjero. Las primeras suelen dedicarse a sectores como: la guardia de seguridad, la seguridad electrónica y equipos de vigilancia, o el sector de la gestión de riesgos.18 En el ámbito internacional, las CSP también han conocido un proceso de expansión:19 sus servicios son solicitados por numerosos actores internacionales, estatales y no estatales, cuyas actividades se han visto afectadas por el clima de inseguridad derivado del estallido o del recrudecimiento de conflictos intra-sociales.

• Distintos autores han intentado establecer criterios para definir las a menudo borrosas fronteras que existen entre las CSP y las CMP. En todo caso, las clasificaciones se centran principalmente en la naturaleza de las funciones que desarrollan CSP y CMP, y pueden ser más o menos explicativas.20 De las distintas propuestas, merece la pena destacar lasPage 430 realizadas por P. W. Singer («tipología de la punta de lanza»)21 y por Deborah Avant,22, que hasta cierto punto son complementarias.

Según Singer, de acuerdo con los servicios que prestan, las compañías militares podrían clasificarse en: compañías de apoyo operativo (military provider firms), de asesoramiento y entrenamiento militares (military consultant firms), y de apoyo logístico (military support firms). El símil de la «punta de lanza» se basa en que las primeras se encuentran en primera línea de batalla23 y suministran los servicios «típicamente más letales y peligrosos»;24 las segundas ofrecen servicios de análisis estratégico, operativo y/u organizativo;25 mientras que las últimas se centran en ayuda y asistencia «no letal», que incluye: logística, inteligencia, apoyo técnico, suministros y transporte.26 Para Avant, esta clasificación tiene sentido, pero también un inconveniente: la misma compañía puede suministrar todos estos distintos tipos de servicio a distintos clientes, o incluso un mismo servicio puede abarcar...

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