Evolución de las comunicaciones de banda ancha

AutorLionel D. Fernández García
CargoDirector de RETcom Asesores en Regulación
Páginas80-118

Page 80

I Introducción

El 1 de diciembre de 1998 es una fecha que, de un modo u otro, está en la pequeña historia de los que llevamos algún tiempo en el siempre cambiante mundo de las telecomunicaciones.

En mi caso, estaba inmerso en la apasionante dinámica de los primeros tiempos de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, en cuyo primer equipo jurídico tuve el privilegio, junto a profesionales como Luís Bermúdez Odriozola, Lucía Aguilera Pérez, Miguel Sánchez Blanco y Alejandra Yturriaga Gandini, de participar de lleno en la puesta en marcha de las previsiones de la Ley General de Telecomunicaciones1 y de sus normas de desarrollo, en materias tan relevantes como interconexión, acceso, licencias y autorizaciones, portabilidad, etc.

En aquel entonces, inmersos en el vértigo de poner a punto -y a tiempo- la primera oferta de interconexión de Telefónica, resolver los primeros conflictos de interconexión telefónica, etc., las palabras «banda ancha» nos parecían algo propio de la prospectiva tecnológica y social2, en un entorno en que se debatían temas mucho más limitados, como si convendría o no introducir numeración específica para el acceso telefónico a Internet, o sobre la tarifa plana en tales servicios (lo que poco después daría lugar a la numeración 908 y 909).

Page 81

Pero el cambio era constante, y sorprendente, y pocos meses después estábamos participando en el análisis de las primeras normas españolas sobre servicios mayoristas (GigADSL) diseñados para servir de base a servicios de banda ancha orientados al usuario residencial, no ya sólo a operadores o a grandes empresas.

En estas páginas, pues, he intentado sintetizar una visión personal3 de la evolución que las comunicaciones de banda ancha han experimentado desde entonces, desde una perspectiva eminentemente regulatoria y estratégica, e intentando no perder de vista el impacto real que ha tenido en la disponibilidad efectiva de servicios avanzados y de calidad por parte de los ciudadanos y las empresas.

Con ese objetivo, y tras una breve referencia técnica para encuadrar la cuestión, se presenta una visión cronológica, con punto de partida en 1998 -presentando la situación y los agentes presentes en ella-, y dos fases sucesivas (1998-2004 y 2004-2008) en que creo puede subdividirse el decenio para su análisis, aventurando para finalizar alguna reflexión prospectiva para los años por venir.

II El entorno técnico: ¿qué era y qué es la «banda ancha»?

Pero antes de seguir adelante, habría que recordar qué es lo que se entendía como comunicaciones de banda ancha en aquellas fechas de 1998. En la práctica se trataba (y sigue tratándose) de un concepto impreciso, con más uso comercial o político que técnico.

Así, en 2001 era frecuente considerar que «banda ancha» era cualquier circuito de comunicación a 128 Kbps o más. Dicho dePage 82 otro modo, se consideraba «banda ancha» en la práctica cualquier comunicación que superase los 56 Kbps que eran el límite técnico de las comunicaciones de datos por modem telefónico4. Por ello, eran a velocidades de 128 Kbps y 256 Kbps a las que se referían las normas españolas de 1998 y 1999 cuando mencionaban la «banda ancha».

No obstante, es interesante recordar que la CMT, al informar sobre las Ordenes Ministeriales (Fomento) de 26 de marzo de 1999 que regularon el servicio mayorista GigADSL5 señalaba que la velocidad de 256 Kbps obtenida mediante ADSL no podría considerarse realmente banda ancha, al no alcanzar el mínimo de 2 Mbps6, y prefería denominar a las velocidades situadas entre 128 Kbps y 2 Mbps «alta velocidad». En este artículo utilizaremos la expresión «banda ancha» en sentido amplio, incluyendo las velocidades situadas por encima de 128 Kbps.

Partiendo del uso de esta terminología, las tecnologías disponibles en 1998 para desplegar redes y servicios de banda ancha eran, por un lado, las que se apoyaban en la red telefónica, esto es, enPage 83 primer lugar la RDSI7, que fue prontamente superada por las tecnologías de Línea Digital de Abonado8 (xDSL), en especial en su modalidad asimétrica (ADSL). Junto a ellas se ubicaban las tecnologías empleadas por los operadores de cable, en particular las de la familia DOCSIS9. Sólo con el paso de los años llegarían a estar disponibles tecnologías inalámbricas (fijas o móviles) de capacidad equivalente, en particular las de la familia IMT-2000, en especial UMTS y sus derivadas, en el ámbito de la llamada 3ª Generación de comunicaciones móviles10. Y junto a ellas, las tecnologías WiFi y Wimax11, junto a otras, como LMDS, que han tenido menor aceptación.

Page 84

En la actualidad, ante el despliegue de redes de acceso con un uso intensivo de la fibra óptica (FTTx12), se está comenzando a utilizar -de nuevo con el carácter impreciso de la terminología comercial y política- la expresión «Banda Ultra-ancha» («Ultra Wide Band» - UWB) para referirse a las velocidades de 30, 50 o 100 Mbps que permiten estas nuevas redes.

III El punto de partida: entorno empresarial y jurídico

Como es obvio, el año 1998, aunque sea el inicio de la etapa de liberalización plena de las telecomunicaciones, es un eslabón más en un conjunto de circunstancias que, con arranque en los inicios de la telefonía, a fines del s. XIX, aún hoy siguen afectándonos y que hubo que considerar al comenzar aquel proceso.

A) Los operadores

En primer lugar, en el mercado se encontraban ya un grupo importante de agentes, con los que inexcusablemente había de contarse.

En primer lugar, Telefónica, la compañía a la que se adjudicó el monopolio del servicio telefónico el 25 de agosto de 1924 mediante contrato con el gobierno del general Primo de Rivera (y Decreto Ley de la misma fecha), y que construyó su red sobre la base de las primeras empresas del sector, como la Compañía Peninsular de Teléfonos, y cuya compleja relación con el Estado (esto es, ser una empresa con mayoría de accionistas privados, tanto españoles como extranjeros, pero apoyada e intervenida estatalmente, y en ciertas épocas participada por el Estado) siempre ha afectado a su trayectoria y actuación13. Telefónica había gozado desde en-Page 85tonces del monopolio de las telecomunicaciones, con las notables excepciones de la telegrafía y la radiotelevisión. Sólo desde 1987 el Estado había otorgado algunas concesiones para servicios específicos a algunas otras compañías.

Como veremos en las siguientes páginas, no puede entenderse la evolución de la banda ancha en España sin partir de la consideración de las capacidades y objetivos de Telefónica, que en aquel entonces, una vez concluida su privatización, ya había iniciado su exitosa expansión internacional y que intentaba -y como veremos ha conseguido- que el nuevo entorno liberalizador no debilitara, sino que fortaleciera su posición en el mercado español.

En segundo lugar, al mercado español habían llegado recientemente (al amparo de la Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones -LOT- de 1987 y su reforma en 1992) compañías concesionarias de servicios de telecomunicaciones parcialmente liberalizados, fundamentalmente de transmisión de datos.

Cabe recordar que el impulso para su entrada en el mercado provino de los usuarios empresariales, en particular las grandes empresas con presencia internacional, como el Banco Santander o IBM, que sufrían directamente los altos precios y lentitud en la provisión de los servicios de datos que necesitaban para sus propias operaciones.

Page 86

Así fue como se impulsó la Ley de Ordenación de Telecomunicaciones (LOT) de 1987, que puso término final al contrato entre Telefónica y el Estado Español de 194614, extraño engendro jurídico («pacto solemne», lo denominaba la jurisprudencia) situado por encima -o aparte- del ordenamiento jurídico ordinario, prácticamente como si fuera casi un tratado internacional15.

Al amparo de la Ley de 1987 entraron en el mercado operadores como BT (inicialmente en una «joint venture» con Banco Santander al 50%). Al amparo de la reforma de la LOT en 1992 iniciaron su andadura en el mercado español otras empresas de servicios avanzados, como la City Of London Telecommunications (COLT), especializada en el sector financiero.

Asimismo, en 1998 ya existían los operadores de cable, de los que cabe distinguir dos tipos. De un lado, las compañías locales dePage 87 televisión por cable, nacidas sin un marco regulatorio claro -se llegó a hablar de «alegalidad»-. De otro, las compañías de telecomunicaciones por cable creadas al amparo de la Ley 42/1995, de 22 de diciembre, en la que se optaba por un modelo de competencia entre dos redes (Telefónica y un nuevo concesionario) en cada zona geográfica, y que habían recibido sus concesiones (con importantes compromisos de extensión de red) en los concursos adjudicados principalmente en 1998. De entre ellas destacan las operadoras regionales del norte de España (Euskaltel, Telecable, R), y las operadoras con presencia en varias comunidades: las integradas en el grupo Auna y, sobre todo, Cableuropa - ONO, que al absorber Auna se constituyó en un operador de cable con cobertura en casi todo el territorio nacional.

Finalmente, cabe mencionar que conforme al marco vigente antes del 1 de diciembre de 1998 también se hicieron presentes otros importantes operadores: de un lado, los de telefonía móvil16 (Telefónica Móviles España -Movistar- y Airtel Móvil -Vodafone España-, desde 1995), y de otro, los de servicios telefónicos en concesión: desde enero de 1998 empezó a operar Retevisión (vinculada a Telecom Italia y más tarde integrada en Auna), y desde diciembre de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR