Los nuevos escenarios de la seguridad. Actores y niveles diversos

AutorFrancesc Guillén Lasierra
Páginas201-214

Page 201

La democratización de que han sido objeto la policía y la seguridad, como ámbitos que ya no son vistos por el ciudadano como esferas de poder situadas fuera

Page 202

de su alcance, han facilitado el aumento de la demanda de servicios de policía. Los ciudadanos solicitan servicios concretos de la policía de la misma manera que lo hacen en el ámbito de la enseñanza o la salud. Esta nueva realidad ha contribuido a que la policía y la seguridad entren en las agendas políticas y que sean objeto habitual de debate (crawford, 2008, Guillén, 2012, Zuloaga, 2014), circunstancias que han tenido como consecuencia un desbordamiento de la capacidad de respuesta de la policía, que se ha visto acrecentado en los últimos años con el período de crisis que ha mermado notablemente las arcas públicas y, por tanto, los recursos de la policía (Guillén, 2012). Para dar respuesta a la necesidad de cubrir una demanda de seguridad para la satisfacción de la cuál la policía no tiene recursos se han articulado diferentes respuestas.

La fusión de servicios policiales y la centralización de las unidades más especializados ha sido un escenario habitual en muchas organizaciones policiales. La fusión de los preexistentes ocho cuerpos de policía en Escocia en una única organización policial llevada a cabo recientemente tiene como fundamento nuclear explícito una reducción de los gastos y una mejora de los servicios a la ciudadanía. Las reformas en sentido centralizador de la policía de los Países Bajos y de Baden-Württemberg igualmente se basan en la necesidad de conseguir una mayor eficiencia en el uso de los recursos, ya que con la centralización se evita la reiteración y duplicación de servicios especializados, que no son utilizados con demasiada frecuencia en todas las regiones o distritos. además, se argumenta que se conseguirá una mejora de la coordinación y de los flujos de información que aumentarán las capacidades de la organización para hacer frente a la demanda de los ciudadanos.

Han emergido categorías y puestos de trabajo de segundo nivel en los cuerpos policiales. Se trata de unidades que, aunque llevan uniforme y son vistos por el público como policías, no tienen las mismas potestades que la policía, ni tampoco la misma formación y estatus profesional. Se dedican a actividades muy visibles en los espacios públicos, centradas en el contacto con los ciudadanos y la intervención en ámbitos relacionados con el civismo y pequeños incidentes de seguridad, requiriendo la presencia de policías ordinarios para afrontar problemas de mayor envergadura. El ejemplo más claro son los policías de apoyo comunitario (Police Community Support Officers) del reino unido93, con unos 16000 efectivos en Inglaterra y Gales en 2012 (Donnelly, 2013, 50). Se trata de policías que tienen sus potestades muy limitadas: emitir

Page 203

denuncias por conductas desordenadas, pedir el nombre y la dirección de personas que llevan a cabo conductas antisociales, parar vehículos, dirigir el tráfico y ordenar la retirada de vehículos, pero no pueden, por ejemplo, detener a un ciudadano en los mismos supuestos que la policía (Donnelly 2013; Shearing y Wood, 2011). Los requisitos de selección, formación y salario son inferiores a los de los policías ordinarios. Sus funciones se centran en facilitar una presencia visible de policía, combatir las conductas antisociales leves y dar seguridad al público (crawford, 2008) y lo llevan a cabo con costes económicos inferiores a los cuerpos de policía ordinarios. al principio tenían el carácter de refuerzo coyuntural y se los contrataba por períodos de seis años. En estos momentos la tendencia apunta a convertirlos en personal ordinario de los cuerpos de policía ingleses al lado de los policías ordinarios. En los Países Bajos también existe una figura similar, los guardianes de la ciudad, que últimamente ha pasado a depender de los municipios (crawford, 2008; Van Steden y Huberts, 2006;) y que en 2012 ascendían a unos 4000 efectivos (Donnelly, 2013, 42). Los adjuntos de seguridad (adjoints de Sécurité) en la Police Nationale francesa también responderían al mismo perfil, con la salvedad que, además, constituyen una manera privilegiada de acceder en concursos restringidos a los guardianes de la paz (gardiens de la paix, policías nacionales ordinarios de base). En la misma dirección, una reforma de la Ley Orgánica de fuerzas y cuerpos de seguridad94, permitió en España que los municipios crearan cuerpos de funcionarios dedicados únicamente a ordenar, señalizar y dirigir el tráfico en el casco urbano. Los miembros de estos cuerpos, no se integran formalmente en los cuerpos de policía local como miembros de la organización que pueden ocupar cualquier puesto de trabajo existente en ella, aunque tienen la condición de agentes de la autoridad y están subordinados a la policía local del municipio95. La policía local de la ciudad de Madrid creó un cuerpo de este tipo para llevar a cabo las funciones de policía de tráfico propias de la policía local.

En otros casos, lo que han hecho algunos municipios, con ayuda financiera de instancias superiores o sin ella, es crear cuerpos auxiliares, que no forman parte de la policía, pero que llevan a cabo funciones que tienen que ver con el trabajo policial. Es el caso de los auxiliares previstos por la legislación española y catalana en los municipios en que no haya policía local (requena, 2009) y también el de los agentes cívicos o de los mediadores, que pueden llegar a tener un uniforme similar al de la policía, pero que no pertenecen a ella ni tienen sus

Page 204

potestades, aunque trabajan bajo su dirección y supervisión. En Francia ya en el año 2000 se cifraban en casi 35.000 (Waller y Sansfaçon, 2000). En España encontramos ejemplos en numerosos municipios como, entre otros, los de Barcelona, Girona, cerdanyola del Vallés o l’Hospitalet de Llobregat. En Inglaterra encontramos equipos que se dedican a hacer frente a comportamientos antisociales, vigilantes de barrio y de parques y oficiales de salud medioambiental, entre otros (crawford, 2008).

En algunos países en los últimos años se han recuperado o intensificado las figuras similares al voluntariado civil. Es decir, ciudadanos normales que colaboran con la policía, recibiendo algún tipo de formación y poniendo a disposición de la policía un número de horas determinado. No acostumbran a tener una remuneración en sentido estricto, sino alguna compensación económica por los gastos de que puedan ser objeto. Pueden llevar algún tipo de uniforme o algún distintivo que los identifica como policías voluntarios. Desempeñan tareas de apoyo a los servicios básicos de policía, normalmente realizan servicios de patrulla y de contacto con la ciudadanía. El modelo más clásico y relacionado con el modelo comunitario, como se ha citado en el capítulo tercero, es el Special Constabulary inglés, establecido en su versión moderna por la Ley de Policía de 196496, que fue siempre bastante popular. De hecho, el Home Office tenía previsto que alcanzaran los 30.000 efectivos en el año 201097. Sin embargo ya hay voces (Jones y Newburn, 2005, crawford, 2008) que apuntan a un descenso en la predisposición popular a colaborar con la policía como agentes voluntarios. En alemania han crecido en los últimos años, aunque en números mucho más modestos, las unidades de policías voluntarios. así las encontramos en Baviera, Hessen, Saxònia y Baden Württemberg. En Francia, tanto la Police Nationale como la Gendarmerie disponen de una reserva ciudadana (compuesta por ciudadanos no policías) y otra de tipo profesional (integrada por policías y gendarmes jubilados). Incluso en los Países Bajos encontramos también la figura de los voluntarios de la policía, aunque en un número pequeño (alrededor de dos millares -Donnelly, 2013, 43-). Excepto en los casos de los agentes especiales en el reino unido98 y las unidades de reserva de profesionales en Francia, los policías voluntarios

Page 205

no tienen los poderes especiales propios de la policía y llevan a cabo tareas de patrulla y contacto con los ciudadanos en los espacios públicos. En todo caso, contribuyen a aumentar la visibilidad de la policía, al tiempo que significan una cierta vuelta a los orígenes en los que la policía convivía con otras organizaciones que también tenían funciones de seguridad (Zedner, 2006), como la milicia y los somatenes en nuestro contexto99.

La seguridad privada, además de crecer en los ámbitos privados que le son originariamente propios, ha experimentado una presencia creciente en espacios en que previamente sólo intervenía la policía pública. Se trata de un proceso que se inició sustituyendo la policía por seguridad privada en la vigilancia de los edificios públicos pero que se ha ido extendiendo a otras áreas tradicionalmente atribuidas a la policía. a pesar de algunas voces que alertan sobre la dificultad de privatizar muchas de las tareas policiales100, si observamos los ámbitos de actuación de la seguridad privada, así como el número de empresas, de empleados y el volumen de negocio, constataremos que el sector privado ocupa un lugar relevante en la seguridad de muchos países, superando ya en número en algunos casos a los efectivos de la policía (Irlanda, Luxemburgo, Noruega, Suecia y reino unido)101, llegando incluso en otros casos a doblar los efectivos de la policía (Giménez-Salinas y rechea, 2007). La seguridad privada aparece muy activa incluso en el ámbito, citado en el capítulo primero, que algunos califican como...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR