El nuevo Derecho civil de la mujer casada, de J. L. Lacruz Berdejo.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas249-253

    LACRUZ BERDEJO, J. L.: El nuevo Derecho civil de la mujer casada. Cuaderno Civitas. Madrid, 1975.

La gran lucha que desde los primeros tiempos paradisíacos sostiene la mujer para conseguir una igualdad de posición con el hombre ha tenido infinidad de matices, victorias y hasta alguna derrota. Es curioso cómo frente a la mágica palabra de la «realización» (recitada con la misma insistencia que el rosa-rosae de nuestros viejos tiempos del latín), la mujer Page 250 ha ofrecido cumbres asombrosas, llegando a ser, por ejemplo, Abogado laborista, Ministro de Tailandia, conductora de autobús, ingresar en el Casino de Madrid, ganadora del Cross de las Naciones, Subdirector General, General del Ejército francés, Alcaldesa, Presidenta de nación, Técnico de Aduanas, Policía de Quebec, Ingeniero de Minas, Cadete de la Academia Militar de West Point, Arbitro de fútbol, Juez Municipal, etc.; pero también ha logrado penetrar en simas profundas al realizarse: algunas han explicado cómo perdieron la virginidad; otras han reclamado la importante prioridad de haber hecho el primer desnudo integral en el país de origen; otras han acaparado las primeras páginas de los periódicos, por ser las primeras pistoleras, asaltantes de Bancos o asiduas de la droga, explicándose estas anormalidades, y algunas otras bajo esta impresionante frase: «la mujer delinque por falta de formación integral».

En el término medio, la mujer ha seguido dando hijos al mundo: algunos contaminados, otros siameses o trillizos y otros derivados de un embarazo extrauterino. Las iglesias ortodoxas se oponen a la ordenación sacerdotal de las mujeres, mientras que en España parece que la Ley Sálica puede tener una nueva derogación y en el Código civil aparece una reforma con visos de ser favorable y condescendiente con la mujer casada, aunque en su formulación deje mucho que desear.

Ante este espectáculo humanístico-y sin llegar a las vertientes polémicas de Esther Villar-me gustaría destacar cómo este libro que voy a comentar, y que recoge la reforma legislativa, ofrece la poca o la mediana formación jurídica de quien defiende la reforma y los anhelos poco complacidos de la mujer casada española. Creo que es un libro aleccionador, breve, conciso, pero muy sustancioso.

No voy, por supuesto, a tomar parte en la disyuntiva polémica de la igualdad o desigualdad de derechos entre hombre y mujer, pues mi experiencia me dice que sigue siendo bien cierta aquella anécdota de la que fue protagonista Otto Skorzeny, al que al preguntarle que quién mandaba en su casa y quién tomaba la decisiones importantes, respondió: «Las decisiones importantes en mi casa las tomo yo. Pero quien se encarga de decir si una decisión es importante o no es mi mujer.» Realmente, la anécdota no viene a ser más que una nueva versión de aquella frase atribuida a Benavente, en la que venía a decir que «las mujeres, aun obedeciendo, mandan».

Si esto es cierto, no se comprende muy bien cómo el movimiento «reivindicativo» de la mujer se ha puesto en marcha. Quizá es que aún dentro de los «recintos amurallados» del Derecho queden residuos a los que la mujer no tiene el pleno derecho y quiera ostentar, por lo menos, un plano de igualdad con el hombre. Pero lo curioso, y creo que esto lo demuestra plenamente la publicación que recensionamos, es que a la hora de «dictar» la norma, el legislador balbucea, quizá se siente frígido, y no otorga a la mujer todo lo que ésta pedía... Creo que aquí puede traerse, con motivo de esta...

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