Capítulo noveno. Los instrumentos jurídicos para mitigar el cambio climático

AutorBlanca Lozano Cutanda
Páginas541-583

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1. Lo que dicen los expertos: la gravedad del calentamiento de la tierra y la necesidad de actuar con urgencia para aminorar sus efectos

El denominado “efecto invernadero” que hoy tanto nos preocupa es un fenómeno que en su forma natural resulta necesario para el desarrollo de la vida en la tierra. Los gases presentes en la atmósfera, como el dióxido de carbono, el vapor de agua o el metano, dificultan la pérdida de calor del planeta y hacen que la temperatura media se sitúe en esos 15 grados centígrados de promedio que hacen de la superficie de la tierra un medio acogedor para la vida.

El problema es que en la actualidad este fenómeno se ve potenciado en exceso y de un modo demasiado rápido por actividades humanas liberadoras de gases de efecto invernadero (GEI, en adelante) en la atmósfera, en especial el dióxido de carbono derivado de la utilización de los llamados combustibles fósiles –carbón,

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petróleo y gas natural– como fuente de energía primaria, y este brusco incremento que está experimentando el efecto invernadero va a producir un calentamiento de la atmósfera con alteraciones climáticas cuyas consecuencias pueden resultar devastadoras.

Al detectar el problema del cambio climático mundial, la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente crearon en 1988 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC según sus siglas en inglés: Intergovermmental Panel on Climate Change).

El IPCC es un grupo de expertos abierto a la participación de todos los miembros de las Naciones Unidas y de la Organización Meteorológica Mundial. Su función es evaluar toda la información, científica, técnica y socioeconómica existente sobre cambio climático a fin de determinar los elementos científicos de riesgo que supone, sus posibles impactos económicos y sociales y las posibilidades de adaptación y atenuación del mismo. La labor de este organismo se divide en tres grupos de trabajo: el Grupo de Trabajo I evalúa los aspectos científicos del sistema climático y el cambio climático; el Grupo de Trabajo II evalúa la vulnerabilidad de los sistemas socioeconómicos y naturales al cambio climático, las consecuencias negativas y positivas de dicho cambio, y las posibilidades de adaptación al mismo; y el Grupo de Trabajo III analiza las posibilidades de limitar las emisiones de GEI y de atenuar los efectos del cambio climático.

Una de las principales actividades del IPCC es hacer una evaluación periódica de los conocimientos sobre el cambio climático. En 2007 este organismo elaboró su Cuarto Informe de Evaluación, que continúa la senda de los tres anteriores, publicados en 1990, 1995 y 2001. El Cuarto Informe se presentó en tres partes, correspondientes a los tres grupos de trabajo señalados, y el 17 de noviembre de 2007 se hizo público en Valencia el “Informe Final de Síntesis” (IDS), que resume las conclusiones de los Grupos de Trabajo, ofreciendo un panorámica integrada de la evaluación realizada sobre el conocimiento actual del estado del clima y su evolución futura (puede consultarse en castellano en http://www.ipcc.ch/pdf/ assessmentreport/ar4/syr/ar4_syr_sp.pdf).

El importante e intenso trabajo realizado por el IPCC ha sido premiado con el premio Nobel de la Paz, premio que ha compartido el presidente del Grupo, Rajendra Pachauri, con el exvicepresidente norteamericano, Al Gore, que ha sido el que ha puesto con su “verdad incómoda” la parte más mediática y política a esta cuestión.

Pasamos a exponer sucintamente las principales conclusiones de este Cuarto Informe de Evaluación Global (conocido como ar4, por las siglas de assessment report 4), partiendo de la información aportada por los grupos de trabajo y siguiendo las seis áreas temáticas en las que se estructura el Informe de Síntesis.

  1. cambios observados en el clima. El conocimiento del calentamiento causado por el hombre (“antropogénico”) es actualmente muy superior al que podía tenerse en 2001, cuando se realizó el anterior informe de evaluación global, debido

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    a las mejoras de los medios de observación y medida del clima, y la mayor amplitud geográfica de los estudios realizados, lo que permite afirmar que el calentamiento del sistema climático es inequívoco.

    Así lo evidencian: (i) los aumentos observados del promedio mundial de la temperatura del aire y del océano (la temperatura media de la tierra se ha incrementado ya en un 0,74º C durante los años 1906-2005, cifra superior a la que se dio en al anterior informe –de 0,6 %– debido a que los últimos años han sido extremadamente calientes); (ii) el deshielo generalizado de nieves y hielos (el promedio anual de la extensión de los hielos marinos árticos ha disminuido en un 2,7 % por decenio, con disminuciones estivales aun más acentuadas, de 7,4% por decenio); y (iii) el aumento del promedio mundial del nivel del mar (que se cifra en 1,8 mm/año desde 1961, y en 3,1 mm/año desde 1993).

  2. las actividades humanas como causantes de los cambios. Las concentraciones atmosféricas mundiales de co2, metano y óxido nitroso han aumentado notablemente desde el periodo preindustrial (fijando 1750 como año de referencia), y es “muy probable” que ello se deba al efecto de determinadas actividades humanas, fundamentalmente el uso de combustibles fósiles y el cambio en el uso de los terrenos (con la deforestación causada por el uso agrícola), por lo que respecta al co2, y en la agricultura y ganadería por lo que se refiere al metano y el óxido nitroso, lo que lleva a afirmar que existe un nivel de “confianza muy alto” de que el efecto global neto de dichas actividades humanas haya sido un aumento de la temperatura como consecuencia de la elevación de los gei.

    El grado de “confianza muy alta”, especifican los científicos, se traduce en una fiabilidad de, por lo menos, un 90 %; y el de “confianza alta” en una fiabilidad de, por lo menos, un 80 %. Además, en el Informe se manejan los siguientes términos para expresar la verosimilitud conjeturada de un suceso: “virtualmente cierto” equivale a más de un 99% de probabilidad; “extremadamente probable” a más de un 95%; “muy probable” a más de un 90 %; “probable” a más de un 66 %; “más probable que improbable” a más de un 50%; “improbable” a menos de un 33%; y “muy improbable” a menos de un 10%.

  3. - El cambio climático proyectado y sus impactos. En el Informe se señalan los efectos ya producidos por el calentamiento de la tierra, y aquellos que son “virtualmente cierto”, “extremadamente probable” o “muy probable” que tengan lugar en el futuro.

    Por lo que respecta a los efectos que se ha constatado que el cambio climático está produciendo ya en nuestro entorno, pueden citarse, entre otros que se señalan en el Informe, los siguientes: reducción de la extensión de los hielos del Ártico (de alrededor de un 2,7 %, con reducciones más grandes en verano, de un 7,4 %); subida del nivel del mar (causada por el deshielo de los glaciares y el calentamiento de los océanos, que provoca que el agua se expanda, estimándose la subida total del nivel del mar durante el siglo XX en 0,17 metros); incremento generalizado de las temperaturas en los últimos años (que produce que los días y noches fríos y las

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    heladas se hayan hecho menos frecuentes, mientras que los días y noches calientes y las olas de calor hayan devenido más habituales); y fenómenos climáticos extremos (sequías, lluvias torrenciales o incremento de la intensidad de los ciclones tropicales).

    En cuanto a los efectos que el cambio climático puede tener en el futuro, el informe acomete una revisión de las estimaciones y las probabilidades de la evaluación anterior partiendo de los diferentes escenarios de mayor o menor incremento de emisiones contemplados en el “Informe especial sobre escenarios de emisiones” del año 2000, conocido como SRES (por las siglas de IPCC Special Report on Emission Scenarios).

    El SRES parte de cuatro posibles líneas evolutivas que darían lugar, a su vez, a distintos escenarios, y que dependen de una gran diversidad de características socioeconómicas futuras (cuya plausibilidad o viabilidad no deben considerarse, por tanto, solamente en base a una extrapolación de las tendencias actuales), que se consideran como determinantes: el cambio demográfico, el desarrollo social y económico, y la rapidez y dirección del cambio tecnológico. Para cada línea evolutiva se desarrollan varios escenarios distintos mediante la...

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