Nota preliminar

AutorFernando Santaolalla López
Cargo del AutorLetrado de las Cortes Generales. Profesor Titular de Derecho Constitucional (excd.)
Páginas7-9

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Se convendrá con facilidad que si el Parlamento es la institución central de la democracia todo lo que perjudique a una de sus funciones básicas, como es la legislativa, repercutirá negativamente en la propia democracia. No se puede ocultar que esto es lo que está pasando entre nosotros, aunque haya otras facetas de la democracia que parecen atraer más la atención de los medios de comunicación.

Nuestro Parlamento trabaja intensamente, pero acaso sin la organización y procedimientos adecuados para que su esfuerzo se traduzca en mayores frutos políticos y jurídicos. En concreto, la elaboración de las leyes es tan vertiginosa y compacta que apenas llega su contenido y alcance al conocimiento ciudadano; se tramitan muchas leyes, tal vez en exceso; se presentan innumerables enmiendas; se verifican múltiples fases e incidentes. Pero al final se conoce muy poco de lo que aportan estas leyes y de lo que sostiene cada partido político. Al mismo tiempo, la participación social es virtualmente nula, al menos en los trámites oficiales y públicos. Con lo que el Parlamento aparece aislado de la sociedad a la que representa. Igualmente, al estar muy restringida la participación individual de los parlamentarios se desincentiva su dedicación y se pierde dinamismo y hasta ocasiones de mejora de las leyes.

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Ante este estado de cosas, y movidos por la lógica preocupación profesional (y ciudadana), hemos pensado en aportar unas reflexiones sobre los puntos débiles del trabajo legislativo de las Cortes y sobre las alternativas existentes. No es la prime-ra vez que lo hacemos, pero esta vez con un espíritu reforzado de síntesis y hasta de simplificación, de tal modo que pueda favorecer un debate sobre tan importante cuestión. Las recomendaciones que efectuamos no tienen muchas posibilidades de traducirse en hechos, al menos a corto plazo. Pero no se trata de eso, sino de llamar la atención sobre este asunto, de concienciar a los protagonistas, mediante un debate del que se puedan derivar conclusiones que antes o más tarde lleven a la reforma del procedimiento existente.

Nuestro método se ha basado en algo tan simple como contrastar el procedimiento de nuestras cámaras, en particular del Congreso de los Diputados, con lo observado en sistemas parlamentarios consolidados y, por añadidura, cercanos al nuestro. No se persiguen fórmulas exóticas, a lo mejor originales, pero de difícil aclimatación en una sociedad europea del siglo XXI, sino algo que...

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