Nota final. Seis puntos

AutorAntonio Torrero Mañas
Páginas121-124
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1) Cuando se haga referencia a la profesión de los economistas en
relación con la previsión de las crisis financieras, es preciso distinguir
los distintos ámbitos y las diferentes formas de ejercer la profesión.
La profesión está en auge, pese a la crisis, y el número de graduados
ha crecido de forma espectacular en las últimas décadas. Eso no debe
identificarse con la mayor capacidad de analizar en macroeconomía, en
las finanzas o con más suficiencia para detectar la inestabilidad poten-
cial y predecir las crisis financieras.
Son muy pocos los profesionales capacitados para intentar esa tarea
con éxito razonable. Es preciso buena formación en macroeconomía y
en finanzas, un conocimiento directo en este campo difícil de obtener sin
experiencia en al sector; además, se debe tener inquietud y generosidad
social, así como libertad para manifestarse. Creo que muchos profesionales
estarían de acuerdo con esas precondiciones, pero pocos las cumplirían.
Surgen, no obstante, las discrepancias si se añade que la visión del
profesional, su formación, su concepción de la sociedad y de la eco-
nomía deben estar adecuadamente orientadas para considerar posibles
desequilibrios o la posibilidad de graves perturbaciones. Si el punto
de partida es aceptar como natural, y aun inevitable, la tendencia al
equilibrio y se cree en la imposibilidad de que se produzcan grandes
alteraciones porque existen factores de corrección que lo impiden, en-
tonces no es fácil que se plantee la propensión del sistema financiero
a los excesos o a las crisis. Esto último es lo que ha sucedido con la
ortodoxia en la crisis de 2007-2008.
El núcleo central de la profesión con mayor prestigio no tenía la
visión que era precisa para vislumbrar perturbaciones. Los que denun-
ciaron excesos o tendencias insostenibles han estado en minoría, extra-
muros del sistema, sin el mismo acceso a los medios de comunicación
más importantes y con escasa presencia en los centros de decisión pú-
blicos y privados.
La economía como ciencia debe a los grandes maestros gratitud
y respeto, pero sin sacralizar el principio de autoridad. Mucho menos
NOTA fINAL. SEIS PuNTOS

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