España no es responsable

AutorManuel Cobo del Rosal
Páginas47-53

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No lo es de la situación, muy delicada y generadora de conflictos, que se ha creado por el asentamiento en el aeropuerto de Lanzarote de una activista saharaui, y a pesar de lo que se está diciendo, según mi opinión, tampoco el general Franco tuvo culpa alguna de la situación enquistada en que se encuentra el pueblo saharaui. Y sobre esto último me apresuro a subrayar que mientras el general Franco tuvo un pálpito de vida la "marcha verde" estuvo inmóvil y sin duda sus dirigentes esperando que el dictador expirara. Como así fue. Con Franco vivo, repito, la marcha verde estuvo quietecita y sólo comenzó a calentar motores, valga la expresión, una vez que Arias Navarro, dolorosamente compungido, anunció en T.V.E el fallecimiento del general Franco. De suerte que hasta ahí llega y termina la "responsabilidad" de Franco sin que, históricamente, sea correcto que peche "culpa ajena", si es que la hay.

Echarle ahora la culpa al policía que le dejó pasar la frontera y entrar en el aeropuerto de Lanzarote sólo es producto, como se ha dicho, de una cominera "bajeza moral" insostenible, pues el Presidente del Gobierno ha declarado desde Copenhague que Aminatu Haidar entró por humanidad "legalmente" en España.

En los años 60 del pasado siglo me encontraba de catedrático de Derecho penal y Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna (Tenerife). Allí conocí y cordialicé con estudiantes saharauis.

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Conversé con ellos sobre el problema del Sahara horas y horas especialmente con uno muy destacado como estudiante de tercero de Derecho. Le ofrecí que hiciera la tesis doctoral y que me acompañara, como ayudante, en mi proyectado concurso de traslado a la Universidad de Valencia. Silencio el nombre por discreción. Me encontré con una terminante negativa por parte del próximo y brillante licenciado en Derecho. Literalmente me dijo:"No, muchas gracias, pero yo no puedo abandonar a mi pueblo hasta que no tenga resuelta su situación". De forma constante, siempre que hablábamos, me exponía sus auténticos miedos de que España abandonara el Sahara. En aquellos años, los 60, yo le tranquilizaba, hasta cierto punto, diciéndole que España, salvo que se produjeran acontecimientos imprevisibles no abandonaría el Sahara. Que había una importante fuerza militar, reforzada incluso con tanques de última hora de fabricación alemana, los Leopard, que no habían ido al Sahara a pasear, sino para estar alerta y evitar cualquier contingencia...

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