Naturaleza y gracia según Martín Lutero

AutorJuan Antonio Widow
Páginas13-21
NATURALEZA Y GRACIA SEGÚN MARTÍN LUTERO
Juan Antonio WIDOW
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile)
1. INTRODUCCIÓN
Hay más de una paradoja en el pensamiento de Martín LUTERO, que fácilmente descubre
quien estudie ese pensamiento. Por una parte, LUTERO dice todo lo que piensa, lo cual es
motivo de agradecimiento, supuesto el ejercicio de la virtud de la paciencia, para el lector
de sus escritos, por eximírseles de la necesidad de interpretar. Sin embargo, por otra, hay
variaciones en sus doctrinas cuyas motivaciones son sus estados de ánimo. Es deudor de su
temperamento, por lo que a veces es difícil determinar qué es lo que ha querido establecer
como algo definitivo y qué el fruto de un entusiasmo o de una depresión pasajeros. Hay que
tener presente que una de las principales fuentes de esas doctrinas son las conversaciones de
sobremesa, Tischreden, en que su enseñanza está adobada por impulsos de una pasión que
cautiva a sus comensales, varios de los cuales toman nota fiel de todo lo que el maestro dice.
Al tomar posición LUTERO respecto de algún tema —por ejemplo, el del libre albedrío—
toda tesis contraria a esa posición ya asumida es absolutamente desechada. Quien la sosten-
ga merece los denuestos usuales dedicados por LUTERO a sus contradictores, denuestos e
insultos que, a partir del momento en que declara abiertamente su rebeldía, van sazonados
por abundante coprolalia. El estilo que más le acomoda es la diatriba.
Un ejemplo: cuando LUTERO polemiza, en su obra De servo arbitrio, con ERASMO sobre
la existencia de la libertad de albedrío, que LUTERO niega, el humanista flamenco cita a su
favor un texto de la Sagrada Escritura que es lapidario en su afirmación de dicha existencia
(Eclesiástico 15, 14-18) 1. El Reformador toma de ese texto de la Escritura la frase: «Dios
1 «No digas “mi pecado viene de Dios”, que no hace Él lo que detesta. No digas que Él te empujó al
pecado, pues no necesita de gente mala. El Señor aborrece toda abominación y evita que en ella incurran los
que le temen. Dios hizo al hombre desde el principio y le dejó en manos de su albedrío. Si tú quieres, puedes
guardar sus mandamientos, y es de sabios hacer su voluntad. Ante ti puso el fuego y el agua; a lo que tú quieras
tenderás la mano. Ante el hombre está la vida y la muerte; lo que cada uno quiere le será dado».

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR