Las narrativas de la biología sintética

AutorManuel Jesús López Baroni
Cargo del AutorLicenciado en Derecho (Universidad de Sevilla) y Doctor en Derecho, en la línea de investigación en Bioética y Derecho (Universidad de Barcelona)
Páginas53-76
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LAS NARRATIVAS DE LA BIOLOGÍA SINTÉTICA
MANUEL JESÚS LÓPEZ BARONI 1
UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE, DE SEVILLA
MJLOPBAR1@UPO.ES
1. Introducción
El objetivo confeso de la biología sintética es crear vida ex nihilo. Sin embargo, nadie
sabe aún cómo lograr la transición entre la materia inerte y la materia viva, de ahí que la
meta sea por ahora más un proyecto a largo plazo que una realidad inminente. En puridad,
ni siquiera sabemos si será factible algún día. Por ello, probablemente sea el único campo
del conocimiento cuyo objeto de estudio (v. gr., la vida artificial) aún no exista,
asemejándose más a la metafísica o a la teología que a la ciencia propiamente dicha, de
ahí que debamos justificar por qué hemos de preocuparnos o prestar más atención de la
debida a una disciplina plena de retórica y promesas, pero carente de logros mensurables.
Quizá la causa de esta mediática atención resida en que, aun cuando parecen estar lejos
de lograr su objetivo último, los biólogos sintéticos están trabajando de una forma muy
singular con formas de vida ya conocidas, tratando de replicarlas (v. gr., crear un genoma
completamente sintético2) o de modificarlas sustancialmente respetando únicamente el
chasis (v. gr., la célula artificial de Craig Venter et al.). Para ello, están creando moléculas
completamente artificiales (v., gr. un cromosoma artificial) y estableciendo múltiples
analogías con la ingeniería (biobricks; living machines), o con la informática
(hardware/software; célula/genoma),3 con la esperanza de que estas moléculas diseñadas
por ordenador interactúen con genomas ya existentes, y puedan, si no cobrar vida
propiamente dicha, al menos desempeñar funciones útiles para la humanidad.
1 Este artículo forma parte del proyecto del Consejo de Europa HORIZON 2020 titulado MICROB-
PREDICT. Micr obiome-based biomarkers to predict decompensation of liver cirrosis and treatment
response, Referencia 825694, cuyo Investigador Principal es el Dr. Jonel Trebicka (EF CLIF), y la Work
Package Leader (Ethical, legal and Socioeconomic Issues), es la doctora Itziar de Lecuona, de la
Universidad de Barcelona.
2 “la idea de construir un genoma completo es uno de los sueños y promesas de la biología sintética”, dice
Paul Freemont, un biólogo sintético en el Colegio Imperial de Londres (…)”. (Callaway, 2016).
3 “En este sentido, la formulación narrativa de la Biología molecular como un proceso ADN  ARN 
proteínas  metabolismo se sustituye por el principio composicional y cuantitativo de la Biología
sintética: Partes  dispositivos  módulos sistemas.” (Lorenzo, 2014).
Manuel Jesús López Baroni
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Cada fracaso de la biología sintética es recibido con perplejidad por sus pioneros y con
alborozo, chanzas y muestras de desaprobación por el resto. Los biólogos sintéticos no
logran comprender por qué, si son capaces de desmontar el lego pieza a pieza, no pueden
reiniciar el mecano otra vez; la comunidad científica, a veces movida por la prudencia y
la sensatez, y otras por el resentimiento y la envidia, hace hincapié en las carencias de los
presupuestos de partida de los biosintéticos, tanto por las forzadas analogías establecidas
como por el fragmentario conocimiento que aún tenemos de lo que denominamos vida.
Sin embargo, cada pequeño avance, por ínfimo que sea, levanta una ola de escalofrío,
solo sublimado por el morbo que despierta preguntar al Vaticano su opinión al respecto.
Por otra parte, estimo que las analogías no deben establecerse tanto con la informática o
con la ingeniería como con la Inteligencia Artificial. En efecto, los biólogos sintéticos
están tratando de crear entidades vivas autónomas y autorreplicables, aunque sea a nivel
microscópico, mientras que quienes trabajan en IA están tratando de hacer lo mismo, pero
desde arriba , esto es, intentan crear una entidad inteligente y/o consciente, que es otra
forma, al fin y al cabo, de crear vida ex nihilo; que ambos proyectos no logren avanzar un
ápice no quita la sombra de sospecha que los rodea, máxime si intuimos que podrían
converger en un plazo no muy lejano. Desde esta perspectiva, parece razonable tratar de
prever los riesgos ante la posible emergencia de entidades vivas y/o conscientes cuya
interacción con el resto de seres vivos, incluida nuestra especie, podría resultar bastante
problemática.
Los juristas no saben cómo afrontar estos retos. Entre arriesgarse al ridículo de regular
el estatuto de entidades biológicas cuya existencia real pueda no suceder nunca, y no
prever problemas potencialmente graves con capacidad para noquear nuestra propia
civilización, media un sinfín de posibilidades. Por ahora, la biología sintética carece de
una regulación propia, probablemente porque nadie sepa no ya cómo regularla, sino qué
regular; en el ínterin, se está empleando por analogía la biotecnología, con el hándicap de
que sus objetivos y medios, aun ambiciosos, no se aproximan ni de lejos a los proyectos
más audaces de los biólogos sintéticos. De hecho, las relaciones entre ambas disciplinas,
biotecnología y biología sintética, resultan realmente problemáticas, máxime si las
contrastamos con la biología.
En efecto, la biotecnología nació en la década de 1970 con la finalidad de modificar los
organismos vivos para adaptarlos a los seres humanos. La transferencia de genes entre
especies (transgénicos) constituiría simplemente un medio más para lograr estos

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