Nación y Estado en Iberoamérica. El lenguaje político en tiempos de las independencias, por José Carlos Chiaramonte

AutorMario Gluck
CargoProfesor de enseñanza media y superior en historia. Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario
Páginas453-457

Mario Gluck

    Profesor de enseñanza media y superior en historia. Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario. Jefe de trabajos prácticos, en la cátedra "Historia Latinoamericana y Argentina II", en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, U.N.R. desde marzo de 1999 y continúa. Docente - Investigador Categoría IV del programa de Incentivos de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. Secretario Técnico del Centro Interdisciplinario de Estudios Sociales Argentinos y Latinoamericanos (CIESAL) dependiente de la Facultad de Ciencia Política y RR.II. de la Universidad Nacional de Rosario, desde 1998 hasta la actualidad. Secretario de Redacción de la Revista Temas y Debates.

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I Introducción: Una historia conceptual de lo político

"La historia no consiste solamente en apreciar el peso de las herencias, en "esclarecer" simplemente el presente a partir del pasado, sino que intenta hacer revivir la sucesión de presentes tomándolos como otras experiencias que informan sobre la nuestra. Se trata de reconstruir la manera de cómo los individuos y los grupos han elaborado su comprensión de las situaciones, de enfrentar los rechazos y las adhesiones a partir de los cuales han formulado sus objetivos, de volver a trazar de algún modo la manera como su visión del mundo ha acotado y organizado el campo de sus acciones..." 1

1- La propuesta de Pierre Rosanvallon de una "historia conceptual de lo político", sintetizada en el epígrafe, da sustento teórico a una reformulación de la historia política, después de décadas en las que, por influencia de la escuela de Annales y el marxismo inglés, se había despreciado ese campo de investigación, bajo la hegemonía de la historia social. El desprestigio de la disciplina, tenía que ver con la supervivencia de una historia política de inspiración rankeana, limitada en sus alcances cognitivos y plena de anacronismos. Por otro lado permite reflexionar sobre dos conceptos centrales de la historia política como son el de Estado y, particularmente el de Nación.

2- En las últimas décadas diversos autores se ocuparon de las naciones y los nacionalismos como Ernest Gellner2, Eric Hobsbawn3 y Benedict Anderson4, entre otros,vemos que, en mayor o menor medida todos hacen referencia a la elusividad, la complejidad, y la polisemia del concepto. Sin embargo, dentro de esa aparente indefinición hay cierto consenso en entender a la nación como una construcción político - cultural que varió en sus contenidos de acuerdo al momento histórico del que hablemos. Hobsbawn especialmente, desde el ámbito académico europeo, estudió la historicidad del concepto y sus variaciones desde 1789 hasta la contemporaneidad.

3- El libro de José Carlos Chiaramonte5 se propone reconstruir que significó la Nación y el Estado en el lenguaje político de las élites que lideraron las independencias iberoamericanas. Desde la introducción el autor nos advierte del riesgo del anacronismo, de proyectar lo que entendemos actualmente por nación un pasado que no lo entendía de la misma manera. Así toma distancia de una retórica política y ensayística, que entiende el problema nacional iberoamericano como un relato de precursores que noPage 454 lograron plasmar la verdadera Nación; o fueron traicionados en sus proyectos a posteriori.

4- Dicha retórica se expresó en la...

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