El nacimiento de una Nación

AutorAntonio Lastra
Páginas519-526

Page 519

(Comentario a The American Nation. Primary Sources, edited by Bruce

Frohnen, Liberty Fund, Indianapolis, 2008, 589 págs.)

The founder thou! these are thy race!

EMERSON, ‘Experience’

"Nación" es uno de los conceptos más controvertidos y, al mismo tiempo, naturales en toda la historia de las ideas políticas. Por su etimología, se refiere al nacimiento y, en consecuencia, a la generación, transmisión y variación de formas o contenidos de vida previos. Empezar significa, por tanto, volver a empezar, y la necesidad de que cada nuevo inicio se vincule lo antes posible a lo establecido advierte de la amenaza permanente de su desaparición. En términos políticos, nación es menos un término de renovación que de conservación; en términos biopolíticos, es una palabra de orden o de paternidad. Que nadie elige nacer tiene su equivalente en la decisión de engendrar o dar a luz: con esta perspectiva, la nación es previa al nacimiento como la comunidad lo es al individuo. Sería difícil decir quién es el inventor del juego, por emplear una metáfora emersoniana, y lo es aún más al aplicar el término a los Estados Unidos de América —que nacieron siendo ya modernos—, como hace Bruce Frohnen en su monumental recopilación de las fuentes primordiales de lo que llama The American Nation.1

"La Constitución no hace referencia alguna a la nación al tratar de las enmiendas," escribió el historiador Henry Adams, y añadía: "La palabra misma era desconocida para la Constitución, que invariablemente hablaba de Unión cuando se necesitaba una expresión semejante".2El contexto de Adams era la serie de dificultades constitucionales por las que atravesó la administración del presidente Thomas Jefferson a propósito de la compra de Luisiana, que ampliaría la extensión de los Estados Unidos hacia territorios ya colonizados, y de una supuesta posibilidad de "apelar a la nación" (appeal to the nation, una frase que Jefferson subrayaría en la información que tuvo que manejar). En opinión de Adams, el lenguaje que Jefferson usaba era el lenguaje de la centralización, "y él mismo y su partido lo habrían rechazado en 1798 y lo rechazarían en 1820". En 1798, durante la administración del presidente John Adams, el Congreso adoptó una serie de medidas sobre los extranjeros y la traición. Los conocidos como Alien and Sedition Acts endurecían las condiciones para la nacionalización o naturalización de los inmigrantes y

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aumentaban la capacidad del poder ejecutivo para expulsar o encarcelar a extranjeros sospechosos en época de guerra, además de establecer castigos para quienes se opusieran al cumplimiento de las leyes federales o publicaran false, scandalous, and malicious writing en contra del gobierno federal, el presidente o el Congreso. Como presidente, Jefferson derogaría esas medidas en 1802, apoyándose, sobre todo, en la Primera Enmienda, pero, en secreto, se había opuesto a ellas desde el principio y, con el apoyo de James Madison —entonces portavoz en la Cámara de Representantes, donde dirigía oficialmente la oposición—, había logrado que las cámaras legislativas de Kentucky y Virginia emitieran sendas resoluciones en su contra, alegando que los Decretos de Extranjería y Sedición eran "inconstitucionales" y afirmando el derecho de los Estados a corroborar la constitucionalidad de los decretos del Congreso. El argumento de Jefferson, en la oposición, consistía en negar que el gobierno federal pudiera erigirse en juez de sus propios poderes, de acuerdo con la Décima Enmienda de la Constitución: "Los Estados respectivos, o el pueblo, se reservan aquellos poderes que la Constitución no haya delegado a los Estados Unidos ni prohibido a los Estados". La disputa sobre si los Estados que habían forjado la Constitución eran originalmente o seguían siendo "soberanos e independientes" perduraría hasta la Guerra Civil y se transformaría en la doctrina de la "anulación" (nullification), con la que los Estados del sur tratarían de proteger la "peculiar institución" de la esclavitud. Los documentos que Jefferson había preparado clandestinamente se harían públicos tras su muerte, en 1832, y abonarían la defensa del "derecho natural" de los Estados.3

En 1818, el Territorio de Missouri presentó su solicitud de admisión como nuevo Estado de la Unión. La constitución estatal permitía la práctica de la esclavitud en el territorio, por lo que su inclusión alteraba el frágil equilibrio entre los Estados, divididos a la sazón entre esclavistas y antiesclavistas. Lo que se conocería como Compromiso de Missouri, al que se llegó en 1820 sólo cuando Maine se incorporó también a la Unión y compensó la sección antiesclavista, impedía de hecho la extensión de la esclavitud. Jefferson y Madison, retirados entonces de la política activa, en la que, sin embargo, seguían ejerciendo una influencia considerable, verían con sorpresa "las doctrinas y deliberaciones que la cuestión de Missouri" suscitaría y temieron, con razón, que pusiera en peligro el edificio constitucional, precisamente porque, como ellos mismos sabían mejor que nadie, "la cuestión de Missouri"

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estaba planteada en términos jeffersonianos y madisonianos, opuestos al lenguaje de la centralización. Unión y libertad sería el lema de John Calhoun.

Tanto los debates sobre los Decretos de Extranjería y Sedición como el Compromiso de Missouri forman parte de las fuentes primordiales que Bruce Frohnen había incluido en The American Republic, el volumen precedente a The American Nation, en el que ya había toda una sección dedicada a "forjar una nación", cuyas entradas sobre el Banco Nacional y la asignación del "poder del comercio" al Congreso, o el debate entre los senadores Webster y Haynes sobre los derechos de los Estados y la consolidación del gobierno federal, marcaban el tono.4De acuerdo con Henry Adams —heredero de una tradición de independencia puritana ligada a la Unión y la centralización—, ni Jefferson ni el Congreso tenían legitimidad para apelar a la nación, "salvo como una nación de Estados". El nacimiento de la nación americana dependería, en última instancia, de la guerra. "Nación" es un término tan indisociable del nacimiento como de la muerte violenta. Con los debates entre...

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