De cómo las mujeres están cambiando el trabajo asalariado

AutorJuan Pablo Maldonado Montoya
Cargo del AutorProfesor Titular de Derecho del Trabajo
Páginas217-239
1. DE CÓMO LAS MUJERES ESTÁN CAMBIANDO EL
TRABAJO ASALARIADO1
Juan Pablo Maldonado Montoya
Profesor Titular de Derecho del Trabajo
Universidad CEU San Pablo
La hipótesis de este trabajo es que la rigidez de las condiciones de trabajo que
tienen que ver con el lugar y tiempo de trabajo solo es posible en un escenario de
división sexual de las actividades humanas, en el que por regla general el trabajo
asalariado correspondería a los varones y las actividades relacionadas con el hogar
y la familia a las mujeres. Esa falta de  exibilidad, supone un serio obstáculo para
alcanzar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. En de nitiva, la incorporación
generalizada de las mujeres al trabajo asalariado obliga a introducir en el contrato
de trabajo una cierta dosis de  exibilidad en manos de trabajadores y trabajadoras
por circunstancias familiares y personales, a la que hay que sumar la que el legislador
pone en manos del empresario por causas económicas, técnicas, organizativas o de
producción.
1. Nuevo escenario laboral
Durante las últimas décadas, han con uido en el tiempo diversas e importantes
transformaciones del mundo productivo, de entre las que queremos destacar aquí
las siguientes: los espectaculares avances tecnológicos, la mundialización de la
economía y la incorporación de la mujer al trabajo asalariado y profesional. La
conjunción de estos tres factores da lugar a una realidad socio-laboral muy distinta
al modelo de éxito que se impuso en Europa tras la II guerra mundial. El sistema
de relaciones laborales alumbrado en aquellos momentos ha ido experimentando
1 EL presente trabajo se realiza en el marco del en el Proyecto de I+D+i FEM2017-83006-R
financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional
(FEDER, UE) y dirigido por Ruth Mateos de Cabo.
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constantes cambios –las recurrentes reformas laborales– para acomodarse a las exi-
gencias de esa nueva realidad, esto es: aprovechamiento de los avances tecnológicos
y –al mismo tiempo– neutralización o reducción de sus efectos negativos (como, por
ejemplo, peligros para la intimidad y para el empleo); regímenes jurídicos laborales
que permitan a las empresas mayor productividad y competitividad (exigencia
inevitable de la economía global), y equidad, muy especialmente entre trabajadoras
y trabajadores varones. Es decir, el reto jurídico del Derecho del Trabajo en el siglo
XXI estriba en tener en cuenta la existencia de nuevos sujetos, de nuevos medios y
de nuevos modos.
1.1. Incorporación de las mujeres al trabajo asalariado
Con frecuencia se habla de la tecnología y de la internacionalización económica
como factores de cambio del trabajo y de su regulación. Se suele omitir la importan-
cia que también en ese sentido ha tenido la incorporación generalizada de la mujer
a la vida civil, al trabajo asalariado y al mundo profesional.
La transformación crucial viene con la progresiva incorporación generalizada
de la mujer al trabajo asalariado y al mundo profesional. Poco a poco la mujer se fue
incorporando a trabajos intelectuales, en la o cina, en el comercio, la enseñanza;
lentamente también tuvo acceso a los estudios universitarios y empezó a desarrollar
actividades profesionales, ejecutivas y directivas. Vocación, desarrollo personal,
razones económicas, deseo de autonomía económica; son muchas las razones que
generan esa incorporación generalizada de la mujer al trabajo. También cambiaron
las ideas, la forma en la sociedad concibe las relaciones entre mujeres y hombres, y
sobre, todo el protagonismo social de las mujeres.
Lo cierto es que la mujer siempre ha trabajado. Antes de la revolución industrial
lo hacía junto al esposo en la explotación agraria o en el taller, cuando estos estaban
integrados en el hogar familiar. Uno de los aspectos de la vida cotidiana que la
revolución industrial alteró fue la separación del lugar del trabajo y del hogar. La
concentración de trabajadores en fábricas supuso un distanciamiento del lugar de
trabajo asalariado. Siendo entonces la mano de obra fundamentalmente masculina,
los varones en edad de trabajar acudían a la factoría o a la mina, mientras que la
mayoría de sus esposas se quedaban en el hogar al cuidado de la familia y a cargo
de las tareas domésticas.
Con todo, numerosas mujeres trabajaron desde un principio en la industria.
Variando según localidades, en ciertas actividades que exigían no tanto fuerza bruta
como destreza, la mano de obra estaba integrada fundamentalmente por mujeres.
Así ocurría, por ejemplo, en la industria textil o en la tabaquera. Curiosamente, las

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