La mujer como creadora de opinión: el caso de El País

AutorOrtega Pérez, Ana María - Suárez Romero, Miriam
Páginas431-442

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Introducción

La proliferación de medios de comunicación y otras herramientas sociales digitales han supuesto un avance en la libertad de expresión. Ciertamente, los medios de comunicación tradicionales se han hecho eco del fenómeno digital, naciendo una nueva forma de comunicación social, y han conseguido que el público pase de ser pasivos y acríticos consumidores de mensajes a tener una participación activa, crítica e interactiva, no solo en la recepción de contenido, sino también en su elaboración y transmisión.

En este sentido, son muy críticos Elena Real Rodríguez et al. (2007) cuando afirman que la actividad periodística nunca ha podido vivir sin las audiencias, pues "el comunicador-informador profesional tiene la obligación de conocer y atender los intereses y necesidades legítimos de un destinatario-usuario que debe intervenir, a su vez, de manera consciente, activa y comprometida. Adoptando una actitud selectiva, valorativa y crítica del contenido de los medios de comunicación, haciendo en todo momento un uso libre y responsable de los mismos".

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El nuevo papel adoptado por el receptor con la revolución tecnológica ha traído consigo la consolidación del llamado "periodismo ciudadano", que se está desarrollando como vía paralela a la profesión periodística. De esta manera, cualquiera con acceso a Internet y a una herramienta digital puede lanzarse a la calle -gracias a la movilidad que permiten las nuevas plataformas sociales- y generar contenido para compartirlo con aquellos que quieran leerlo, pues el acceso a ellos también se ha hecho más fácil en la nueva era digital. Por supuesto, esto conlleva una serie de peligros que, a menudo, denuncian los profesionales de la información, pues el periodista tiene un carácter público y cívico e interpreta los hechos con los que se encuentra o busca, no es un simple intermediario entre los hechos y el público (Real Rodríguez etal., 2007).

De acuerdo a esto, no todo lo que se publica en un medio de comunicación es periodismo y no todas las personas que publican en un medio son, necesariamente, profesionales del periodismo. De hecho, la tendencia a la contratación de profesionales de otros ámbitos en las plantillas de los medios es creciente, pues su popularidad y éxito en los contenidos que publican, sobre todo en blogs y páginas personales, atrae un tipo de público que, de otra forma, podría no haber llegado hasta allí y, por tanto, no haber generado ingresos sustanciosos.

Un ejemplo de esto que se está diciendo lo podemos ver en las revistas de belleza y moda. En la actualidad, los blogs de celebridades como Elsa Pataky, Malena Costa o Ariadne Artiles escriben constantemente para la revista femenina Glamour y son ampliamente seguidos por quienes son. Otras veces, los bloggers, como se conocen a las personas que se dedican a publicar contenido sobre algún tema o hecho concreto, pertenecen a la plantilla del medio, publican contenido en éste y, además, dedican ese tiempo, contratado o por gusto, a la creación de un blog en el que poder dar su interpretación particular sobre un hecho de actualidad o un tema de alto interés, para ellos o por demanda del público.

Es en este contexto del periodismo digital como nueva forma de comunicación social en el que se enmarca esta investigación, que pretende analizar la participación de la mujer como profesional del periodismo en tanto que creadora de opinión. Se ha elegido este tema, precisamente, por la necesidad de conocer la situación y el rol de las mujeres en la opinión pública. Aunque únicamente nos ocupa el estudio relacionado con las autoras presentes en la sección de opinión del periódico El País, es necesario hacer una breve mención al hecho de que, a día de hoy, las mujeres como generadoras de contenido y como público siguen estando en un segundo plano con respecto al hombre. Si bien el mercado ha acogido nuevos modelos de medios escritos por mujeres y para mujeres, éstas se han relegado al ámbito de la sociedad, la belleza y la salud, como así índica la interminable oferta que se ofrece en él. El resto de temas, como economía, política o medio ambiente, al igual que la mayoría de los altos mandos de los medios, están en manos de hombres (Glattsein Franco: 1995, 75).

Es indudable que el público femenino tiene un gran protagonismo en los medios y en sus contenidos pero, de acuerdo a Victoria Prego (1995: 63), los modelos de mujer que se transmiten a la sociedad son dos: el de ama de casa, reforzando los valores que siempre se han relacionado con lo femenino, como aquellos programas o anuncios destinados al cuidado del hogar y la educación de los hijos; y el modelo de mujer independiente profesionalmente pero que conserva los valores femeninos de los que

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ya hemos hablado y al que se le asocia ese dilema entre conciliación de vida profesional con personal. "El modelo de mujer que los medios difunden no es satisfactorio. Todo lo contrario: en general, es pobre, parcial, estereotipado y con frecuencia está por debajo del nivel real que ha alcanzado la mujer hoy en día" (Varela: 1995, 69). Indudablemente, los medios tienen un papel educativo y social fundamental de la sociedad, y la transmisión de estos modelos no solo dificulta la consecución de la igualdad de oportunidades, sino la implantación de valores sesgados, discriminadores e incluso irresponsables.

Esos valores impregnados en los discursos mediáticos y publicitarios quedan enraizados a través de un lenguaje que "se crea en sociedad y, como tal creación, revela las representaciones y categorías tanto simbólicas como reales que esa sociedad utiliza para ordenar el mundo" (Gallego: 2007, 49). Bach Arús et al. (2000: 29-30) se refiere a la tendencia habitual del uso del genérico masculino como una forma de invisibilización de las mujeres.

Si nos centramos en la mujer como profesional de un medio de comunicación nos encontramos que las redacciones están ocupadas por un gran número de ellas, especialmente desde la caída del régimen franquista cuando, en palabras de Soledad Gallego Díaz, periodista de El País (1995: 86), "este nuevo periodismo...

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