La muerte expropiada, o sobre la socialidad herida

AutorJoaquín Esteban Ortega
Páginas79-90
248
La muerte expropiada, o sobre la socialidad herida
JOAQUÍN ESTEBAN ORTEGA
UNIVERSIDAD EUROPEA MIGUEL DE CERVANTES DE VALLADOLID
Introducción
Las reflexiones y los análisis que nos gustaría concretar a partir de este momento se
sustentan en la convicción de que para los seres humanos la fuerza de la vida está en
la muerte. Este hecho tan determinante de la toma de conciencia del hombre con
respecto a su propia mortalidad es de una magnitud y una potencia tales que prác-
ticamente todas las estructuras socioculturales se acaban convirtiendo en una ex-
tensión de los diferentes procesos de ritualización mediante los cuales los indivi-
duos y los grupos intentan dar respuesta a aquello que, en sí mismo, no la tiene.
Efectivamente la manera de reaccionar a este reto las diferentes colectividades a lo
largo de su historia acaba configurando buena parte de los entramados culturales
que se diseñan y, por tanto, la construcción de mundos. A los integrantes de esos
entramados el asunto les afecta de raíz ontológicamente y las reacciones que mani-
fiestan, aunque están condicionadas casi en su totalidad por el propio imaginario
colectivo, se convierten en un inmenso vaho de vida o de soledad. Pensemos, por
ejemplo, lo diferente que es la muerte encarada y asimilada a los ritos corales en toda
comunidad tradicional, donde la individualidad queda diluida, o, por otra parte, en
grupos amplios, artificiales y fuertemente contractualizados, donde la muerte es
autonegociada por un yo al que se le exige al mismo tiempo la garantía de su iden-
tidad sustancial, de su propia libertad y de la certeza de sí. Es fácil corroborar cómo
en el segundo caso, al margen ahora de una tipificación posible de las causas, la vida
hará todo lo posible por habilitar las correspondientes fórmulas que establezcan
espacios de cesura sutiles, y no tan sutiles, con respecto a la muerte. Sin duda, una
consecuencia de ello es la pretenciosa ingenuidad de la expulsión de la muerte y del
alejamiento heterotópico de los muertos, pero también, por otra parte, el vacío más
devastador y el silencio más desesperante en el hueco de la conciencia humana.
La tesis de la que se parte en este trabajo, por tanto, es la de que la muerte y su
contrapunto inmortalizante, ontológica y estructuralmente, ponen las bases de la
cultura y de la socialidad, al margen de los múltiples desarrollos y manifestacio-
nes de estas.1 Lo que se querría mantener es que los vínculos societales que tienen
1. Z. Bauman se encargó de sistematizar in extenso esta tesis en su libro Mortalidad, inmortalidad y otras
estrategias de vida (2014).
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