Movilización del conocimiento europeo para el asesoramiento científico: la contribución de la red electrónica SINAPSE

AutorYves Dumont

La formulación y ejecución de la política descansa más que nunca en el conocimiento científico. Esta importancia creciente de la ciencia en los asuntos públicos no es un fenómeno aislado sino sólo el reflejo del papel fundamental de la ciencia en nuestra sociedad moderna.

Los ciudadanos tienen sentimientos ambiguos respecto a la ciencia y a los científicos. Por una parte, tienen expectativas enormes y a veces poco realistas sobre la ciencia, mientras que, por otra parte, temen sus aplicaciones nuevas y futuras y como consecuencia demandan un control público más estricto.

En este contexto, se está reflexionando en toda Europa y fuera de ella sobre los modos más apropiados de producir y canalizar un asesoramiento científico relevante para los responsables políticos y para garantizar su uso óptimo en el proceso político. Esto ha conducido también a pasos más concretos, como la creación, a nivel nacional y a nivel europeo, de nuevos comités/organismos de asesoría científica y la adopción de un nuevo corpus de legislación o de directrices. Las principales palabras clave y los conceptos que subyacen en estos desarrollos recientes son la transparencia, la independencia y la credibilidad. Un debate más amplio sobre nuevas formas de gobierno donde sean objetivos principales una responsabilidad más clara a lo largo de la cadena de toma de decisiones y una mayor implicación del público, está también inspirando los esfuerzos actuales.

Una de las principales prioridades es garantizar la naturaleza democrática y la aceptación política del proceso. El grado de confianza pública en el proceso de consulta importa tanto como la calidad y diversidad de los conocimientos de los expertos.

Naturalmente, el primer elemento no es independiente del segundo ya que la calidad de los expertos participantes aumenta el nivel de confianza.

Teniendo en cuenta la extrema complejidad de la mayoría de las cuestiones científicas y su creciente naturaleza interdisciplinar, el acceso al conocimiento adecuado se hace cada vez más problemático. Idealmente requiere tipos diferentes de recursos, que en la mayoría de los casos no están asignados o disponibles. Recoger información apropiada generalmente exige tiempo y la competencia de muchos expertos diferentes que, por distintas razones, no siempre pueden asociarse al procedimiento de consulta formal. Además, la complejidad de las cuestiones científicas a menudo implica opiniones contradictorias entre los expertos y entre los comités de expertos. Esto no es bien percibido por el público, que pierde confianza y puede llegar a la conclusión de que los científicos son clientes del sistema político.

La cuestión clave es comprender lo que se espera de la ciencia. En efecto, en muchos casos, el objetivo es conseguir rápidamente información de alta calidad; lo que se busca es consejo científico informal.

Por esta razón, es necesario introducir una distinción clara entre (a) la obtención e intercambio de conocimiento científico en apoyo de la política y (b) la consulta científica formal, más normativa y a veces vinculante. Como ejemplo concreto, un comité científico cuya opinión se requiera por ley antes de una decisión gubernamental (proceso b) puede basar su trabajo en una consulta extensa e informal de científicos (proceso a). La flexibilidad del proceso a puede contribuir a superar la complejidad del tratamiento de la cuestión en el proceso b.

Con este espíritu, los servicios de la Comisión van a lanzar próximamente, en el contexto de su política de investigación, un experimento piloto. La idea básica es hacer mejor uso de los enormes recursos científicos existentes en Europa creando una red electrónica europea de asesoría científica en apoyo de las políticas nacionales y de la UE. La red ayudará a garantizar, de un modo flexible e informal, un mecanismo apropiado para Asesoría de la Información Científica para Apoyo de la Política en Europa (Scientific INformation Advice for Policy Support in Europe, SINAPSE). La red deberá contar con la participación de un amplio grupo de expertos, autoridades públicas relevantes, academias, Consejos de Investigación, ONG, etc., de todos los estados miembros y de los países candidatos, relacionados directamente con el desarrollo científico. El objetivo es construir progresivamente una red que movilizará a un gran número de expertos de alto nivel que estén de acuerdo en compartir su experiencia y opiniones sobre una base ad hoc y voluntaria.

Las principales características de SINAPSE son los procedimientos burocráticos no rígidos, amigables para el usuario, la contribución voluntaria y flexible (algunas veces en respuesta a los acontecimientos), y la multidisciplinariedad. Además, deberá establecerse una comunicación eficaz y segura entre los servicios de la Comisión y los participantes en SINAPSE. Aunque SINAPSE estará, en principio, a disposición de todos los servicios de la Comisión, no se supone que sea la única red en toda la Comisión relativa a asesoramiento científico. Muchos servicios han desarrollado durante varios años fuentes formales e informales de asesoría, y SINAPSE les está ofreciendo un apoyo complementario.

SINAPSE servirá a un objetivo múltiple: recoger y almacenar asesoramiento científico disponible; dirigirse a expertos para que aporten, cuando sea necesario, asesoramiento científico; y, proporcionar las herramientas para un mecanismo de vigilancia precoz establecido voluntariamente relativo a los desafíos, oportunidades o amenazas que surjan. Cuando sea necesario, será posible contribuir a la red de una manera confidencial. De acuerdo con esto, las principales funciones de la red son:

  1. Recoger y almacenar en una base de datos, opiniones y consejos científicos disponibles publicados en Europa y fuera de ella. La base de datos servirá como una rica fuente de información de primera mano y aumentará la posibilidad de difusión de asesoramiento científico a través de Europa. Antes de buscar el consejo de expertos sobre una cuestión científica, las autoridades públicas competentes (europeas y nacionales) tendrán la posibilidad de consultar la base de datos y comprobar si ya se ha realizado algún trabajo relevante

  2. Proporcionar, a petición de la Comisión, opiniones científicas externas, asesoría o información de base en áreas de conocimiento determinadas. Esta consulta informal se realizará de manera flexible, invitando a los expertos a opinar caso por caso. La consulta no es de ningún modo vinculante y está más allá de cualquier procedimiento de consulta formal, proporcionado cuando es necesario una aportación al mismo;

  3. Proporcionar, sobre una base voluntaria, una señal de alerta anticipada sobre cuestiones científicas con relevancia política, que exijan la atención de las autoridades públicas en Europa; y

  4. Garantizar que los expertos, si así lo desean, puedan realizar, con o sin la participación de los servicios de la Comisión, intercambios intra e interdisciplinares de ideas e información utilizando una herramienta de comunicación segura.

SINAPSE será accesible a cualquier experto u organización relevantes. Sin embargo, con el fin de evitar las desventajas de una red completamente abierta, está previsto un procedimiento de registro. Los nuevos miembros tendrán que proporcionar información sobre sus conocimientos científicos. Además, según el perfil de los usuarios (por ejemplo, privados, institucionales) se adaptarán los privilegios de acceso a las diferentes funciones ofrecidas por SINAPSE. La condición de miembro y el uso de SINAPSE serán gratuitos.

Los proyectos como SINAPSE tienen la posibilidad de enriquecer el procedimiento por el que se usa el conocimiento científico en la gestión de los asuntos públicos. También permitirán una implicación mayor y más flexible de la comunidad científica.

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Contacto

Yves Dumont

Tel.: +32 229 607 87, correo electrónico: Yves.Dumont@cec.eu.int

Sobre el autor

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Yves Dumont trabaja actualmente en el departamento responsable de las relaciones con los Organismos Asesores Científicos de la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea. Anteriormente fue miembro de la Unidad de Evaluación de Programas de I+D en la misma Dirección General, y trabajó también en la Dirección General de Industria. Antes de entrar en la Comisión en 1995, trabajó durante tres años para el Parlamento belga. Posee masters en administración pública, política internacional y cooperación con países en desarrollo.

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