El monje Jerónimo español fray Diego Cisneros, el Santo Oficio de Lima y el Inquisidor General
| Autor | F. Javier Campos y Fernández de Sevilla |
| Cargo | Real Centro Universitario «Escorial-María Cristina» San Lorenzo del Escorial http://www.javiercampos.com |
| Páginas | 513-530 |
Page 513
En 1772 fray Diego Cisneros se embarcó en Sevilla con destino a Perú. Era religioso profeso de la Orden de San Jerónimo en El Escorial, y el motivo de su viaje era administrar directamente las rentas y negocios que el Monasterio de San Lorenzo el Real tenía en aquel virreinato; así lo habían hecho en buena parte de esa centuria otros miembros de la comunidad.
En la Ciudad de los Reyes permaneció hasta su muerte acaecida en 1812. Este largo período de años que abarcan más de media vida fueron llenados por una intensa actividad cultural, como lo demuestran sus relaciones con relevantes personalidades intelectuales y académicas de la ciudad, su destacada participación en la redacción y edición del periódico el Mercurio Peruano y su cargo de Bibliotecario Mayor de la Librería de la Universidad Mayor de San Marcos 1.
Sin duda fue un personaje conocido y estimado, y su recuerdo quiso perpetuarlo la municipalidad de Lima cuando en el centro histórico le dedicó una calle, en la cuadra 4.ª del Jirón Pruno, con el nombre de «Calle del Padre Jerónimo» 2.
Las relaciones del monasterio del Escorial con Perú comenzaron cuando Felipe II concedió a los Jerónimos de San Lorenzo el Real la exclusividad de impresión, distribución y venta de los libros del culto católico -breviarios, misales, diurnales, libros de horas, antifonarios, rituales, etc.-, cuya necesidad había surgido por la reforma litúrgica efectuada en el Concilio de Trento. Page 514 Tras conceder la prerrogativa a los territorios españoles de las coronas de Castilla (15-vii) y de Aragón (18-viii), el 1-xii-1573 lo extendió a «las Indias, Islas y Tierra firme del Mar Océano y cualesquiera partes Della» 3, dando origen a lo que se conoce como «Nuevo Rezado»; privilegio que también sería ratificado al llegar la Casa de Borbón 4.
La administración del Nuevo Rezado, que es como se conoce a este asunto en los territorios americanos, llevada tan escrupulosamente por los jerónimos, exigía la presencia física de monjes del Escorial allende la mar océano y no la regatearon. La verdad es que la distancia hacía muy difícil la fluidez de las relaciones y de los cobros; desde Perú se ha reconocido así: «Las rentas del Escorial no estuvieron bien manejadas, fuese por incapacidad e incuria de los administradores o por defraudaciones: pues es constante que existían cuantiosos rezagos por cobrar, como aparece de ciertos expedientes...» 5.
Felipe IV creó en El Escorial una fundación de sufragios y señaló perpetuamente para cubrir los gastos unas encomiendas en Indias en el repartimiento de Guarlas, Chuquitanta, Conchucos y Guanta, en la provincia del Perú, dejando el resto que sobrase -si sobraba- para reparar ornamentos litúrgicos y cera para la enfermería y la botica del Real Monasterio 6. Esas encomiendas habían estado durante muchos años en manos de la familia del conde de Lemos, a quien se les concedió el 1-XII-1607, siendo Presidente del Consejo de Indias D. Pedro Fernández de Castro. La suma total ascendía a 13.200 ducs. (12.000 de renta real y 1200 de las costas de envío a España) 7.
En varios memoriales del amplio legajo del Archivo de Palacio anteriormente citado hay constancia de cómo el prior y monjes del Escorial insisten en que el monasterio ha cumplido y está cumpliendo con las cargas espirituales de aplicar las misas y demás sufragios establecidos en la Memoria Pía erigida por Felipe IV, y suplican muy correctamente que se debe regular el pago, ya que de algunas encomiendas no han percibido nunca nada, y lo que es peor, «a más del crecido descubierto en que se halla, que excede de 17 millones, por Page 515 no haber sido efectivo el producto de dicha asignación íntegramente, ha llegado el caso de que la renta de dichos repartimientos de indios está en la mayor decadencia» 8.
En la documentación existente se puede comprobar que las rentas de las encomiendas fue una quimera, porque apenas consiguieron numerario; es una constante que se puede comprobar cómo los administradores del Escorial en Lima batallarán legalmente con las autoridades y organismos virreinales reclamando lo que les pertenecía -y pedirán al prior de San Lorenzo que insista al monarca-, pero casi sin éxito desde el punto de vista efectivo. Después de fray Francisco de San Miguel, fray Antonio Medel -y antes había estado fray Manuel de Rojas-, secundará sus pasos, incluso enviando al Escorial un borrador de memorial, en 1767, con puntual información para que el prior lo presentase al monarca 9; junto a este documento se encuentran otros donde se ve el ritmo de trabajo que suponía este asunto, por ejemplo, la copia del informe que hizo el Tribunal de Cuentas de Lima a la Audiencia de la ciudad, tras la representación que les hizo el jerónimo ese mismo año, en el cual manifiestan que es clara la intención de Felipe IV al crear la memoria pía de sufragios y piden que el rey resuelva el tema manifestando su voluntad y saber a qué atenerse 10.
Entre la abundante documentación que generó la administración de las encomiendas y el Nuevo Rezado de Lima se conservan 20 recibos firmados por los respectivos Maestres de navío, en los que dejan constancia de haber recibido en el puerto del Callao determinadas cantidades durante los años 1761 a 1771, que corresponden a dineros remitidos en los años inmediatamente anteriores a la llegada del P. Cisneros, cuando estaban los PP. Francisco de San Miguel y Antonio Medel, para entregar en Cádiz a D. José Juan Bautista Jordán e hijo, como agentes del Real Monasterio 11.
Se conservan algunas cartas originales de fray Diego Cisneros remitidas desde Lima. Es muy interesante la carta que, el 22-III-1785, le remite al prior fray Antonio Moreno, porque le expone la situación real de los intereses económicos del monasterio en el Perú centrado en tres temas: las encomiendas, el Nuevo Rezado y las casas edificadas en Lima como inversión y cuya evolución estaban ocasionando problemas, fruto de los cuales eran las tensiones Page 516 que habían surgido en la relación con el monasterio y en algunas dudas sobre la eficacia su gestión en Lima 12.
Por las cuentas que remite al prior de San Lorenzo verá que de las encomiendas que ahora caen en territorio del nuevo virreinato de de Buenos Aires (La Plata, creado en 1776) -Azángaro y Lampa-, no se ha recibido nada; lo ha reclamado por tres veces al Visitador, pero parece que los oficiales encargados de cumplir las órdenes recibidas se burlan de sus superiores.
El depósito de libros litúrgicos asegura que estaba desabastecido; desde las guerras de España con Inglaterra (1779... ) y en Perú (rebelión de Túpac Amaru, 1780-1781), y después de ellas no se ha recibido ningún envío, por lo que El Escorial pierde 2.000 pesos efectivos de ganancia al año, pierde crédito el monasterio, y no puede oponerse al contrabando de unas obras que hacen falta y él no puede servir.
No es difícil seguir bastante detalladamente el tráfico de libros remitidos a Lima porque se conservan los albaranes de muchos envíos, en los que se consignan número de cajones, contenido y valor de los libros; una vez más se comprueba la magnífica administración que los jerónimos hacían de sus propiedades, aunque no siempre la gestión económica fuera rentable por los imponderables a los que estaban sujetos, como institución religiosa y como entidad que dependía de otras instancias personales y ambientales 13.
Respecto a las casas que había edificado con conocimiento y permiso de la comunidad habían sido tasadas en 30.000 pesos, pero no encontraba comprador, y pide licencia para venderlas por menos. El 9-XII-1785 el Capítulo conventual del Escorial decide que se ordene al P. Cisneros que quedaba revocada la autorización de vender las dos casas que había comprado hasta que encontrase quien pagase lo que habían costado 14. Antes de producirse la negativa de la Comunidad del Escorial le dice fray Diego al prior: «Por acabar las casas he vivido con la mayor estrechez y aun con miseria, porque me hallé debiendo tres mil pesos, y primero era pagar.» 15 Page 517
El 29-VIII-1785 el P. Manuel de Almagro contesta al prior fray Antonio Moreno devolviéndole la carta de fray Diego que le había enviado el superior y remitiéndole un escrito con su juicio personal sobre los temas que se debatían en esos momentos -el rezo, las encomiendas y las casas de Lima-, ratificándose en una larga representación que le había enviado el 13-X-1783 16.
El administrador general del Nuevo Rezado, que a la sazón lo era, responde con conocimiento de causa en dos de los temas. No es partidario de enviar directamente rezo al Nuevo Mundo porque ya que se ha suprimido el monopolio y hay comercio libre, es mejor confiar ese asunto a los comerciantes y conformarse con el beneficio de realizar esa operación con ellos desde Madrid; tampoco acepta que no se envíe a Lima remesas de libros porque fray Diego no haya remitido dinero ninguno, porque quizás lo necesite. Y si se piensa que se está haciendo una mala administración, las leyes de la Orden conceden suficientes facultades al superior para intervenir y poner remedio. Si se decide seguir llevando directamente el tema del rezo se debe entrar en las reglas del mercado y competir con los comerciantes vendiendo mejores libros y más baratos, o arrendar el privilegio para todas las Indias.
Sobre las encomiendas reconoce que no tiene solución el problema, y que el error está en su origen, es decir, en haber aceptado una dote económica de dudosa percepción para unas cargas fijas; el tiempo está demostrando que mientras las primeras cada día son más inexistentes, las segundas son reales y permanecen inalterables en su exacto cumplimiento. Sugiere que se debía hacer al Gobierno una propuesta de cambiar el origen de donde percibir el pago de las cargas...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba