Moisset de Espanés, L.: La lesión en los actos jurídicos y algunas obras más de este ilustre jurista, Córdoba (Argentina). 1965.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas1093-1096

    Moisset de Espanés, L.: La lesión en los actos jurídicos y algunas obras más de este ilustre jurista, Córdoba (Argentina). 1965.

Posiblemente esta obra que hoy traigo a recensión la habré comentado o estará comentada en alguna de las diversas revistas de nuestro país, y lo mismo sucederá con las otras que aporto a estas notas que no pretenden ser de auténtica recensión, sino de testimonio de admiración y homenaje al gran jurista que encierra, porta y ofrece Luis Moisset de Espanés. Además, hace tiempo le dije que iba a hacer esto, y no hay mejor ocasión para ello que ésta del número extraordinario de la Revista Crítica de Derecho Inmobiliario con motivo de la celebración del V Centenario del Descubrimiento para ofrecérselo.

Camino aéreo de Córdoba el grupo de españoles que íbamos a impartir una conferencia, visitar la ciudad y rendir culto a la amistad, me preguntaron por la categoría jurídica de Luis, y yo, que tenía a mano su curriculum vitae -unos doce folios mecanografiados-, les dije: ahí está el personaje y su obra. Se reseña en esos folios los títulos y diplomas, las pertenencias a institutos científicos, los cargos docentes desempeñados, las ponencias presentadas en diversos congresos, las conferencias pronunciadas, los trabajos monográficos y los ensayos, los libros publicados, las traducciones realizadas y otra serie de tareas universitarias... Desde entonces acá el curriculum habrá aumentado considerablemente en extensión y en profundidad.

Luis es un asiduo visitante de España. España es su recreo y su gozo. La conoce tan bien, que a mí y a José María Castán nos ha enseñado sitios y monumentos totalmente desconocidos para la mayor parte de los españoles. El románico y el gótico le chiflan. En su casa de Córdoba nos enseñó a Catalino Ramírez y a mí su estudio, su despacho de trabajo, que prácticamente se parece al mío: los libros amontonados, los papeles esparcidos, las mesas repletas, la máquina de escribir en un costado, el papel de calco en otro..., y, es curioso, en una mesa pequeña un puzzle a medio de completarse que revela la minuciosidad de su ocio en esas escapadas de su mente jurídica. También visité en la Universidad su dependencia destinada a seminario, y allí sus dos colaboradores se hicieron muy pronto amigos nuestros (creo que me acompañaba Abelardo Gil) y eran Vallespinos y Delia Ferreira.

Las gafas que le protegen y facilitan su mirada no son obstáculo para apreciar la gran humanidad que este nombre lleva consigo. Recuerdo cómo en el primer congreso registral él figuraba entre los destacados juristas argentinos que habían de "enfrentarse" con la delegación española en un duelo de sistemas y de concepciones y que Luis Moisset supo mantener con su prestigio el equilibrio de fuerzas tan avasalladoras como la riqueza verbal de Fontbona, la milimétrica expresión de Scotti y la aportación dogmática de Falbo. Cosa que luego en el Congreso de Madrid se repitió. Luis Moisset no digo que se pasó "al enemigo", pero sí obró...

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