Causas modificativas de la capacidad de obrar e instituciones históricas que suplen la falta de capacidad de obrar (Temas 4-5)

AutorRemedios Morán Martín

TEXTO Nº 69

Heracles entregó el reino de los iberos a los nativos de mayor prestigio y después de tomar consigo su ejército y llegar a la (Galia) Céltica

(Diodoro, Bibioteca Histórica, 4,19,1).

TEXTO Nº 70

Ambas islas (Baleares) poseen tierra buena y fértil y densa población que rebasa los treinta mil habitantes, pero de entre los productos alimenticios es vino lo que no producen en absoluto; y por eso precisamente todos tienen una inclinación desmedida hacia el vino, porque es de gran rareza entre ellos; y con total insuficiencia de aceite, lo preparan a partir del lentisco, y, mezclándolo con grasa de cerdo, untan con esto sus cuerpos. Mas, siendo amantes de las mujeres más que ningún otro pueblo, sienten por ellas tal predilección que cuando algunas son capturadas por los piratas que por allí costean, las suelen rescatar entregando a cambio de una sola mujer tres hombres o cuatro

(Diodoro, Biblioteca Histórica, 5,17).

TEXTO Nº 71

Cierta práctica insólita tiene lugar entre los iberos y especialmente entre los lusitanos: pues, de entre los que se hallan en la plenitud de la edad, los más desprovistos de bienes familiares, pero que en cambio sobresalen por su vigor y audacia, después de hacer provisión de fuerza y armas se reúnen en las regiones abruptas de las montañas; una vez que forman tropas considerables, hacen correrías por la Iberia y, practicando el bandidaje, acumulan riquezas y esto lo llevan a cabo actuando con entera presunción. Pues como usan armamento ligero y son extraordinariamente ágiles y temerarios, resultan a los demás muy difíciles de vencer (...)

(Diodoro, Biblioteca Histórica, 5, 34).

TEXTO Nº 72

Más adelante hay otros ríos paralelos a los dichos. Habitan en lo último los Artabros cerca del promontorio que se llama Nerio, donde terminan las líneas occidental y septentrional: alrededor habitan los Célticos, consanguíneos de los que están junto al río Ana o Guadiana. Cuentan, que entre éstos y los Túrdulos, habiendo hecho aquí una expedición, se suscitó cierta discordia al pasar por el Liméa, y que habiendo sucedido en este intermedio la muerte del General, todos quedaron dispersos y dieron nombre al río del Olvido. Tienen los Artabros muchas ciudades situadas en un seno, al cual navegan por tres pasajes, y los llaman Puertos de los Artabros: estos en nuestro tiempo mudaron el nombre en Arotrebas. Serán como unas treinta las Naciones que habitan entre el Tajo y los Artabros. Aunque solamente es feliz la que abunda de frutos, ganado, oro, plata y varias cosas: con todo eso, muchos bienes de los Lusitanos, que iban a extraerse fuera, volvieron a entrar en casa, obligados del poco cuidado, latrocinios y guerra, con la cual pasando el Tajo infestaron a los vecinos, hasta que los romanos pusieron fin a tantos males, represando, convirtiendo muchas ciudades en aldeas, y fundando con mejor disposición algunas. Hicieron estas injurias los de la montaña, quienes, como vivían en tierra estéril y poseían poco, desearon lo ajeno; otros por defender su honor, se apartaron, olvidando enteramente el gobierno de las necesidades domésticas y aprendieron en lugar de la agricultura la milicia: de lo que resultó que abandonada la tierra dejó de ser fértil, y se llenó de ladrones. Cuentan que los Lusitanos eran peritos, ligeros, rápidos y a propósito para poner asechanzas e indagar. Usan de un pequeño escudo, cuyo diámetro es de dos pies, cóncavo por afuera, y pendiente de correas porque no tiene asas, ni anillos: además se arman con espada y daga, casi todos se valen de petos, o corazas que cubres desde el cuello al pecho como las cotas de malla, y tienen tres penachos en el yelmo; otros toman morriones de nervios: los de infantería se ponen frecuentemente botas, cada uno va con su lanza, y algunos se sirven de picas con punta de cobre. Muchos de los que habitaron cerca del Río Duero, tomaron un modo de vivir Lacónico, usando de ungüentos preciosos dos veces al día, calentándose con piedras hechas ascua, lavándose unas veces en baños calientes, otras con agua fría tomándola sola una especie de alimento limpia y sobriamente. Los lusitanos matan reses y se aplican a examinar sus entrañas sin cortar; registran además las venas de los lados, y adivinan tocándolas. También conjeturan por las entrañas de los cautivos muertos, y las ocultan con máxima: después de ver herida en el cadáver, lo primero que hace el agorero es anunciar las cosas futuras. Cortan la mano derecha de los cautivos, y la consagran a los Dioses. Todos los que viven en los montes comen poco, beben agua, duermen en el suelo, llevan tendido el cabello al modo de las mujeres, y pelean con tocados y adornos en la frente. Su comida regular, principalmente es de cabras, y además los cautivos y caballos. También instituyeron las centurias de víctimas, llamadas hecatombas1, según el rito griego, donde como dice Píndaro, todo se sacrificaba a cientos. Daban certámenes gymnicos, armas y cuanto pertenece a la caballería, tenían peleas, correrías y esgrimas, ordenada la gente de batalla en cohorte. Los Montañeses en dos Estaciones del año se alimentaban con bellota de encina; la molían después de seca y con la harina amasaban panes; por eso a su tiempo hacían el repuesto necesario. También gastan cerveza: usan poco vino, y cuando lo hay, se consume pronto en convites con los parientes. La manteca de leche que llaman búrtyro suplía las veces del aceite. Cenan sentados y tienen a este fin asientos construidos junto a la pared. Los primeros lugares se ceden a los mayores de edad y gobierno. La cena se lleva alrededor de todos. En medio de la bebida danzan al son de la flauta, y guían el baile con trompeta, saltando unas veces; y otras se hincan de rodillas bajando el cuerpo recto. Lo mismo hacen en Bastetania las mujeres, teniéndose una a otra de la mano. Usan todos vestido negro, se rebozan en capotes y duermen sobre camas de la misma hierba. Se sirven de vasos de cera como los Celtas, y la mujeres tienen vestidos de flores. En lugar de dinero pagan con cambios, o dan un pedazo de lámina de plata. Precipitan a los condenados a muerte desde unos peñascos, apedrean a los parricidas, sacándolos junto a ríos fuera de sus límites. Contraen matrimonios al modo de los griegos. Exponen los enfermos en los caminos, según costumbre antigua de los egipcios, para que den remedio los que experimentaron la misma enfermedad

(Estrabón, Geografía, 3, 154-155).

TEXTO Nº 73

Algunos afirman que los Galaicos no entendían, no opinaban nada acerca de los dioses; pero que los Celtíberos y sus vecinos hacia el septentrión veneraban un dios sin nombre la noche del plenilunio, haciendo en toda ella fiestas y danzas varias familias a sus puertas; que algunos centuriones, viendo que estas danzas y paseos torcían los Vetones (antes de venir bajo el poder de los romanos) el camino de aquí para allí, creyeron que eran locos, y los guiaron a las tiendas de sus soldados; pues pensaban o tranquilizarlos así, o moverlos a pelea

. (Estrabón, Geografía, 3, 164).

TEXTO Nº 74

Es de preciosa figura, como la de los bárbaros, el adorno de algunas mujeres que cuenta Artemidoro. En algunas partes llevan colgadas al cuello gargantillas de hierro con corbos2 un poco torcidos hacia arriba y que salen delante de la frente, sobre los cuales dejan caer el velo, que las hace sombra en la cara cuando quieren y aquí usan de este género de adornos: en otros parajes llevan como un pequeño tambor redondo hacia el colodrillo, que coge las orejas, y de allí abajo se extiende poco a poco en alto y ancho. Las otras partes de la cabeza que pertenecen al cuello se las pelan de modo que brillan más que la misma frente. Algunas se ponen en la cabeza un colmillo de un pie de largo, y allí recogen las guedejas, cubriéndolas de un velo negro. Muchas cosas que testifican esta verdad se han visto y sabido en varios pueblos de España en general, y en los septentrionales más particularmente. Imitan las fieras no solo en fortaleza, sino en crueldad y furor. Las madres mataron a los hijos en la guerra Cantábrica, porque no viniesen a manos de sus enemigos; y el niño, teniendo a su padre y hermanos cautivos, los mataba con su orden, valiéndose de las armas, y también la mujer con ellos. Algunos después de embriagados se echaban al suelo. Esto es común entre ellos, los Celtas, Traces y Scitas; como también la fortaleza, no solo de los hombres, sino también de las mujeres. Estas cultivan el campo, y cuando paren mandan acostar en su lugar a los maridos y los cuidan, y en medio de sus obras, o haciéndolas muchas veces lavan y envuelven a los niños, reclinándolos cerca de algún río. Posidonio dejó escrito que en Liguria contó un huesped suyo de Marsella, llamado Carmoláo, que habiendo llamado para cavar hombres y mejeres, vino una entre ellas con dolores de parto; no pudiendo sufrir se apartó un poco de la obra y echada la criatura volvió a trabajar por no perder el jornal; pero viendo él que proseguía con dificultad, aunque al principio ignoraba el motivo, sabido después, la despachó y la mujer llevó al niño a la fuentecilla, donde lavándolo y envolviéndolo en los paños que tenía, se fueron a casa sin novedad. Era uso entre los Españoles el montar sobre cada caballo dos personas y al tiempo de la batalla una combatía a pie y otra desde la silla. (...) Cuéntese otro ejemplo de la demencia cantábrica, y es el creer algunos que los cautivos después de clavados en la cruz cantaban alabanzas a los dioses y estas costumbres, a la verdad, indican la ferocidad que tenían en las costumbres. Hay otras cosas acaso menos políticas, pero no tan duras: como que entre los cántabros el hombre dota a la mujer, las hijas son herederas y se casan con los hermanos; las mujeres tienen cierto imperio en los maridos, lo cual no es muy civil. Es también costumbre entre los españoles componer tósigo3 que para matar sin dolor hacen de cierta hierba semejante al apio: está siempre a mano por si sucede algún lance...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR