Una mirada a los antecedentes bíblicos de la justicia social: lo sublime en la justicia bíblica según la perspectiva de h.u. Von baltasar

AutorAndrés Tornos
Cargo del AutorUniversidad Pontificia Comillas
Páginas459 - 468

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Recuerdo que hace algún tiempo, cuando por primera vez leí el apartado que dedica a la justicia el tomo 6 de la gran #x201c;Estética Teológica#x201d; de H. U. Von Balthasar1, me sorprendió su redonda afirmación inicial de que es inapropiada la palabra #x201c;justicia#x201d; con que traducimos lo que la biblia hebrea llama #x201c;sedek#x201d;. Seguiríamos con esta traducción la ofrecida por las antiguas versiones griega y latina de aquella Biblia. Pero ella, además de ser inexacta, conduciría a errores en la comprensión de la idea bíblica y cristiana de la justicia. Y el propósito de corregir la traducción tropezaría con el hecho de que no existe, en nuestras lenguas occidentales más usadas, ningún término con que podamos expresar directamente lo mentado por el texto bíblico original.

Traté pues de verificar la validez de esas afirmaciones en la modesta medida en que podía hacerlo con mis limitados conocimientos de las teorías de la justicia y de las lenguas bíblicas originales. Y el resultado fue que efectivamente aquella opinión de von Balthasar coincidía con lo que actualmente es opinión común entre los especialistas en estudios bíblicos.

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Ello me llevó a repensar cómo entendía yo la justicia y estas breves páginas quieren recoger algunas reflexiones por ello suscitadas. reflexiones, desde luego, de un profano, que de ninguna manera me hubiera decidido a poner por escrito si no fuera por un concreto motivo: porque dado lo mucho que yo debo a Antonio Marzal no podía yo dejar de contribuir a esta colección de ensayos que se le dedica #x2013; y por otra parte, tampoco podía yo ofrecer otra cosa que reflexiones de un profano en un campo temático como éste de la justicia social.

De todas maneras no carecería totalmente de sentido el que entre estos ensayos sobre la justicia social se ocupe alguno de esta cuestión teológica, puesto que como es sabido fue un teólogo jesuita, Luis Taparelli, quien puso en circulación el término y concepto de justicia social, recibido primeramente fuera del ámbito teológicomoral por los socialistas fabianos ingleses, adoptado luego por los laboristas también en Inglaterra y finalmente convertido en una expresión de uso común, no exenta por cierto de ambigüedades. Habían sido por lo demás esas ambigüedades y la enorme carga política que entrañaban las que no me habían dejado pasar sin mayor atención sobre lo que me sugirieron, según he comentado, las reflexiones de von Balthasar sobre el sentido bíblico de lo que llamamos justicia.

Trataré pues en primer lugar del propósito de la obra de von Balthasar en cuyo contexto se sitúa el pasaje sobre la justicia a que me voy a referir. Después intentaré resumir el contenido del texto de ese apartado. Y sobre ello añadiré al fin mis reflexiones de profano.

I La presentación de la justicia como sublime, perspectiva desde la que se mira a la justicia en la estética teológica de von balthasar

La obra de von Balthasar cuyo apartado sobre la justicia estoy queriendo comentar lleva el subtítulo de #x201c;Estética Teológica#x201d;, y ese nombre precisa la perspectiva desde la que la obra mira a sus contenidos. A saber: no buscando para ellos una legitimación analíticamente razonada de posiciones o conceptos, sino el ofrecer y presentar en cierto modo las #x201c;figuras#x201d; o #x201c;formas#x201d; (en alemán, Gestalten) de esos conceptos, tal como éstas se ofrecieron a quienes asumían la religiosidad en ellas expresada y tal como configuraban, en su transmitirse a la posteridad, una comprensión sagrada del mundo.

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Una doble referencia puede aclarar lo que con esto quiero decir: la referencia a la concepción kantiana de lo estético y sublime #x2013;y la referencia al entorno teológico en que trabaja von Baltasar2.

En cuanto a la concepción kantiana de lo estético, es sabido que ella se elabora en paralelo con la de la razón pura (o generadora de certezas válidas sobre los hechos) y con la de la razón práctica (generadora de juicios válidos sobre la rectitud de la conducta). A la primera le interesaría la verdad, a la segunda el bien, pero a quien se sitúa estéticamente ante algo no le interesaría ni lo uno ni lo otro y simplemente miraría a las cosas en el puro mostrarse de ellas, sin depender su mirada de ningún interés ajeno a la pura contemplación de lo que ve o entiende. Sin depender siquiera del placer para sus sentidos que podría encontrar en ello (eso sería atender a lo agradable, no a lo bello) o de la satisfacción para su personalidad que puede derivarse de contactar con algo elevadamente valioso (eso sería atender a lo bueno, no a lo bello). O para decirlo de nuevo: según kant la experiencia estética sería una experiencia en que la mente goza con un objeto poniéndose ante él con un interés desinteresado, el del gusto por ver belleza, solamente explicable si en el sujeto existe previamente una afinidad con lo bello y una categorización de la belleza #x2013;afectada sin duda esa categorización por las circunstancias del lugar, el tiempo y la cultura desde la que uno contempla la estética de lo estético.

Trataría pues von Balthasar de la estética del concepto de justicia. Pero de esa estética en tanto que suscita una experiencia de lo sublime en quienes miran desinteresadamente a la justicia. Y la experiencia de lo sublime sería para kant una subclase de la experiencia estética: la que se derivaría de estar desinteresadamente ante algo inmensamente superior a uno mismo en magnitud, en fuerza, en esplendor. Y entonces vivir contemplativamente ese estar sin pretender reaccionar o explicarlo; es decir, sin un particular interés práctico ni teórico. Simplemente...

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