¿Por qué México? Una mirada sobre la violencia y los derechos humanos desde el arte

AutorBeatriz Muñoz Goetsch
Cargo del AutorAsesora DGESPE-SEP
Páginas271-312
¿POR QUÉ MÉXICO? UNA MIRADA
SOBRE LA VIOLENCIA Y LOS DERECHOS
HUMANOS DESDE EL ARTE *
Beatriz Muñoz goetscH
Asesora DGESPE-SEP
¿Por qué México? ¿Qué es lo que hace que sea tan diferente, tan atractivo?
Parafrasear el lema de ProMéxico, entidad pública para la in-
ternacionalización de la imagen y el comercio del país, o el icóni-
co collage pop de Richard HamiLTon, para acometer una realidad
tan compleja y lacerante como la violencia en México, y en una
relación con el arte actual, no es una broma pesada sino una más
de nuestras contemporáneas contradicciones.
Estudios recientes reejan tanto los altos promedios de creci-
miento, capital humano y solidez empresarial del país, como un
incremento del 37 por 100 en la tasa de homicidios desde 2007 1.
Otros factores económicos y de urbanización, su posición fronte-
riza, el intercambio cultural con Latinoamérica o Europa explican
también la utilidad de México para hablar de gobernanza. Al mis-
mo tiempo, la historia del arte moderno ha corrido tan paralela
a las revoluciones sociales y políticas modernas que permitirá re-
* Este capítulo es una versión sintética y parcialmente reelaborada del tra-
bajo de n de Máster «Arte y derechos humanos, una mirada sobre la violencia
en México», dirigido por el prof. Héctor Romero Ramos y defendido en 2014
para el Máster en Gobernanza y Derechos Humanos de la UAM.
1 insTiTuTe for economics and Peace (2013), Índice de Paz México 2013,
Nueva York, IEP.
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exionar, desde otra perspectiva, en uno de sus productos cultu-
rales más trascendentes, los derechos humanos, cuya «invención»,
como arma Lynn HunT, es siempre continua y en permanente
transformación, tan fundada en las emociones como en la razón 2.
Contemplar los problemas globales que subyacen a una situa-
ción estructural de crimen y corrupción en México a través de
un instrumento extravagante como el del arte contemporáneo,
nos permite observar algunos desafíos que el país enfrenta en la
defensa de derechos fundamentales, así como algunas contradic-
ciones y eventuales respuestas.
No en vano estudios como el de Lynn HunT han señalado la
estrecha relación entre la emergencia de los derechos humanos
y ciertas expresiones artísticas y culturales, precisamente por su
capacidad para despertar una serie de sentimientos y procesos
psicosociales. Para HunT, la incógnita de cómo unos derechos de
la «humanidad» se hicieron «evidentes» en lugares tan insólitos
como la Francia de 1791, que excluía a mujeres, esclavos o despo-
seídos, parece hallar respuesta en una determinada conguración
del individuo moderno, del desarrollo de ciertos sentimientos y
prácticas culturales (empatía, autonomía, introspección psíquica)
asociados, por ejemplo, a la lectura de novelas, a la contempla-
ción íntima y silenciosa de conciertos o exposiciones, a la difusión
del retratismo, de grabados sobre tortura, etcétera.
Según HunT, el origen de este cambio histórico, que supuso
la construcción teórica primero y después política de los derechos
humanos, debe atribuirse a una radical «alteración de las mentes
individuales» y al surgimiento de nuevos tipos de «sentimientos» 3.
Es decir, a una profunda transformación de tipo psicológico y
cultural, procesos con los que la constitución moderna de un
campo del «arte» guardará, además, una estrecha relación. No
resulta casual, por ejemplo, que la emergencia de las primeras
declaraciones de derechos sean coetáneas a la fundación de los
grandes museos (el Louvre en 1791), bibliotecas, academias de
Bellas Artes o de la propia disciplina de la historia del arte.
Asimismo, la difusión en el siglo xx de otras emociones y
prácticas culturales, vinculadas a la revolución conceptual y ar-
2 L. HunT (2009), La invención de los derechos humanos, Barcelona, Tusquets.
3 Ibid., p. 33.
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tística de las vanguardias será determinante, como veremos, en
la emergencia de ciertas ideas y movimientos sociales. Varios
de ellos, trascendentes en la difusión de los derechos humanos,
tendrán una paradójica raíz contracultural. Al mismo tiempo,
la gran transformación detonada por las vanguardias se produjo
más que en el ámbito de la plástica, en otro más vital o existen-
cial. El cambio se extendió en amplias capas de la sociedad oc-
cidental, modicando para siempre nuestras visiones y estilos de
vida, dando cuerpo a nuevas emociones, a menudo bajo fórmulas
críticas y contestarias; aunque no siempre, como advertirá Carlos
granés, con unos efectos políticamente deseables.
A pesar de esos efectos o desviaciones de las modernas co-
rrientes culturales, ciertos movimientos y artistas surgidos en con-
textos de emergencia social, como los regímenes autoritarios y
desiguales de nes de siglo en Latinoamérica, pueden resultar
ilustrativos de una fuerte inspiración, de carácter secular, que ha
logrado dar forma a unos sentimientos ante el dolor, la injusticia
o la anomia antes percibidos o expresados de maneras más eté-
reas por agentes o movimientos sociales.
I. REVOLUCIÓN Y CULTURA
Conocer el proceso cultural en el que surgieron los derechos
humanos es esencial, como sostiene HunT, para establecer su
sentido en la actualidad. Analizar similares mecanismos hoy pue-
de contribuir a visualizar también algunos de sus retos presentes,
más aún si admitimos su continua revolución y denición con
una base emocional.
Uno de los factores decisivos para HunT en ese inicial sur-
gimiento de los derechos humanos fue su «pretensión de evi-
dencia», anterior a cualquier concreción jurídica o política. Su
aceptación y emergencia como unas verdades incuestionables
fue posible también porque sus bases losócas y revoluciona-
rias contenían un «punto de referencia emocional profundo» que
permitió su consolidación. Estos sentimientos tuvieron que ser, a
su vez, «experimentados por muchas personas, no solo por ló-
sofos», políticos o revolucionarios, como reclamaba dideroT: y
de una manera generalizada, a la vez interna o interiorizada por
todos. De hecho, la «igualdad» no pudo argumentarse como un
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