La metáfora del viaje

AutorCarmen Sanabria Pérez - Alberto Sereno Álvarez
Páginas59-71
Capítulo 3
La metáfora del viaje
Es sabido que nos apoyamos en lo conocido para entender lo
desconocido. En ese proceder, recurrimos a conceptos cotidianos que
ya tenemos dominados para comprender realidades que son
complejas y abstractas o utilizamos el truco de aludir a experiencias
que todo el mundo ha vivido, directa o indirectamente. Esas muletillas
o referencias universales nos ayudan a acercarnos a una nueva
realidad y a pertrecharnos de lo necesario para transitar por ella.
Cuando una organización recurre a la metáfora para explicar lo que
está viviendo debe elegir bien por la que se decanta porque cada
relato esconde un pensamiento metafórico que impone su lógica y su
dictadura. Si se opta por la idea de un ciclo u orden natural, no es lo
mismo decir que estas en el ocaso de un mandato que en su agonía,
ni resulta igual referirse al alumbramiento de un proyecto que a luchar
porque sobreviva. Si para explicar un conflicto o una crisis recurrimos
a la metáfora de la guerra, tan arraigada en nuestra cultura, nos
veremos abocados a hablar de un campo de batalla y de dos bandos,
en los que deben usarse armas y estrategias y librar pequeñas y
grandes batallas. ¿Qué ocurriría si en lugar de ver los negocios como
una guerra los viviésemos como una metáfora cooperativa?
Por esa razón, en nuestra institución hemos elegido el relato del
viaje, la travesía de la vida, que es la gran metáfora del ser humano.
El presidente del CSIC la ha usado reiteradamente para recordarnos
que «no somos capitanes de nuestro propio barco sino tripulación de
un barco llamado CSIC». La idea nos ha servido para explicar nuestra
historia reciente a directores y gerentes de una forma gráfica y visual

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