La situación del mercado de trabajo tras un lustro de crisis y un año de reforma

AutorJesús R. Mercader Uguina/Pablo Gimeno Díaz De Atauri
Páginas123-138

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1. Introducción

En cita atribuida al profesor Fred Menger “If you torture data sufficiently, it will confess to almost anything" (si torturas los datos lo suficiente, acabarán confesando cualquier cosa). El análisis de las estadísticas sobre cualquier realidad social está sujeto, sin duda, a múltiples interpretaciones. En las siguientes páginas trataremos, de realizar una evaluación que resume lo presentado en el más extenso Barómetro publicado por el Instituto de Relaciones Laborales de la Fundación Sagardoy. Se presentan sistematizados un elevado número de indicadores obtenidos siempre a través de la explotación de las estadísticas oficiales y cuando se ha estimado necesario, se ponen de relieve la explicaciones que los autores consideramos más razonables para explicar la información ofrecida.

La información numérica sobre la realidad laboral española es, lamentablemente, portada en la prensa general y económica desde hace ya algunos años. Casi a diario se ofrece el último dato actualizado, que parece dejar anticuado el anterior. Sin embargo, un análisis más sosegado permite ver que las variables analizadas siguen, por lo general, tendencias que se mantienen en el tiempo, con lo que si además del crudo dato se ofrece un cierto análisis sobre su contexto, el valor del mismo se mantiene al menos unos meses. En todo caso, es ineludible en un trabajo de estas características tener en cuenta el momento en el que se ha cerrado -noviembre de 2013-, para saber cuál es la información disponible.

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El dato más llamativo en las portadas, la cifra de 5,9 millones de personas que arroja la última Encuesta de Población Activa, se encuentra en niveles que marcan una triste plusmarca en la historia de nuestro país, no sólo por el número en sí mismo, sino también en lo referente a la relación de esa magnitud con el total de población que quiere trabajar. La tasa de paro alcanzó el primer trimestre de este año su máximo histórico, y aún hoy es el cuarto valor más elevado de toda la serie histórica, que consta de 149 datos desde el tercer trimestre de 1976. La cara positiva, o al menos no tan negativa puede encontrarse en un análisis por sexos; nunca antes desde el incremento de la tasa de paro en la primera mitad de los años 80 había sido tan reducida la diferencia entre hombres y mujeres. Aunque la explicación de esta reducción se encuentra en la composición sectorial del incremento del paro.

2. Empleo y desempleo

A lo largo de estos cinco años de crisis económica, especialmente dañina para el empleo, los componentes de la tasa de desempleo han ido variando su importancia. La tasa de paro se calcula como la proporción de las personas que pueden y quieren trabajar, y que no encuentran un puesto de trabajo, por lo que a su nivel afectan tanto el número de puestos de trabajo que se creen o destruyan como las incorporaciones o

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salidas a la población activa (que es precisamente aquella que tiene capacidad, voluntad y disposición para realizar una actividad productiva). Puede apreciarse en el Gráfico 2 que, en términos interanuales -lo que permite eliminar el efecto de la estacionalidad, aunque genera cierto retardo en la detección de los cambios de tendencia, sin tener que aplicar cálculos matemáticos que admiten distintos mecanismos técnicos de ajuste- el incremento del paro comenzó el último trimestre de 2007, momento en el que aún se generaban puestos de trabajo. El primer dato de pérdida de ocupación se produce en el tercer trimestre de 2008, momento en el que la población activa aún mantiene un crecimiento relativamente fuerte de en torno al 3%. A finales del año 2009 la población activa se estanca, e incluso en los últimos tres trimestres cae, lo que ha permitido que a lo largo de este año se haya desacelerado notablemente el crecimiento del número de parados, a pesar de que la destrucción de empleo se ha frenado en menor medida.

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El gráfico muestra como en el segundo trimestre de 2012, coincidiendo con la reforma laboral iniciada mediante el RD-L 3/2012, se detiene la aceleración de pérdida de puestos de trabajo, pero -al margen de que la atribución de una relación de causalidad requiere análisis mucho más complejos- aún no se ha producido el inicio de

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la recuperación de los niveles de empleo: en la última EPA se registraron casi un 3% menos de ocupados que en el tercer trimestre de 2012. El resultado de todo ello es que hoy tienen un empleo en España 3,7 millones de personas menos que en el tercer trimestre de 2007 y hay 4,1 millones más de parados.

La descomposición de estos datos permite múltiples puntos de vista. Como muestra el Gráfico 3, mientras que el empleo no asalariado muestra un comportamiento razonablemente positivo -aunque no termina de consolidar crecimientos positivos-, los asalariados de uno y otro sector parecen comenzar su camino hacia la recuperación.

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Desde una perspectiva sectorial, tomando como referencia los primeros meses de 2008 -los cambios metodológicos en el Catálogo Nacional de Actividades Económicas dificultan realizar comparaciones homogéneas más lejanas-, y empleando la agrupación en 21 categorías que hace el propio INE, sólo tres ramas concentran el 86% de la pérdida total de ocupación. El sector de la construcción ha sido responsable del 46,3% del total de puestos de trabajo destruidos desde entonces, lo que explica en gran medida la homogeneización de las tasas de paro por sexos -es este un sector

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eminentemente masculino-, seguido de la industria manufacturera (con un 28,5% del empleo total) y de la agrupación de comercio y talleres de reparación de vehículos (11,2%). De hecho, hasta entrado el año 2011 estos sectores destruyeron en torno al 100% de los puestos de trabajo que se habían perdido (pues el resto de sectores se compensaban entre sí, con actividades como la Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria, o las actividades sanitarias y de servicios sociales creando empleo). Consecuentemente puede afirmarse que la responsabilidad de estos sectores a la actual destrucción de empleo, aun siendo importante, es relativamente menor: en el año 2012 las actividades más directamente relacionadas con la...

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