Memorias de viaje y convivencia en Castellón

AutorRaquel Reynoso Rosales
Cargo del AutorCátedra UNESCO de Filosofía para la Paz
Páginas101-130

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Introducción

En las diversas investigaciones sobre la inmigración rumana se pone mucho énfasis en cuantificar el nivel de la inmigración, en identificar la ubicación geográfica de los inmigrantes y en su inserción laboral. Sin embargo, muy poco se ha investigado o indagado sobre los aspectos cualitativos de la inmigración rumana, es decir, sobre los aportes particulares que han producido en la colectividad española y, más concretamente, en la Comunidad Valenciana, la segunda zona de mayor acogida a la población rumana inmigrante. Asimismo, poco o nada se habla sobre el proceso de integración, las nuevas identidades y las causas que los impulsaron a emigrar. Más allá de las razones laborales, como afirman muchos autores, considero que hay muchos motivos detrás que pueden ayudar a visualizar el aporte que han hecho y que vienen haciendo en la Comunidad Valenciana.

Este estudio constituye un proceso exploratorio de reconstrucción de la memoria colectiva de los rumanos en Castellón. A través de este proceso trataremos de visualizar desde los Estudios para la Paz las relaciones humanas entre las personas de origen rumano y los castellonenses. Queremos superar las barreras de los prejuicios, el racismo y la xenofobia y mostrar a seres humanos que, más allá de sus diferencias culturales, han podido encontrar objetivos comunes que les permiten tener una convivencia pacífica.

El objetivo de este capítulo es reconstruir la memoria colectiva de la comunidad rumana en Castellón visibilizando los aspectos positivos que favorecen la integración intercultural. Para ello se realizaron 10 entrevistas a personas rumanas que llegaron a Castellón entre los años 1996-1998 y el año 2000. Además se desarrolló un grupo focal que contó con la participación de 10 personas rumanas y una entrevista a una funcionaria experta en temas

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de inmigración. Estas entrevistas y el resultado del grupo focal constituyen la fuente principal para rescatar las percepciones acerca de los distintos temas sobre los que versa este estudio.

El texto consta de cuatro apartados. En el primero, considero importante señalar lo que entenderemos por memoria colectiva ya que nos vincula al proceso migratorio y a las relaciones de convivencia en Castellón. En el segundo apartado, especificamos lo que es la interculturalidad, concepto muy estudiado en la temática de inmigración y ya citado en capítulos anteriores pero que será importante para entender la visión en torno a la convivencia pacífica que pretendemos mostrar en este análisis. En el tercer apartado, mostramos las percepciones de las personas entrevistadas a través del tratamiento del proyecto migratorio, las razones de la emigración de Rumanía, la acogida en Castellón y, finalmente, en el cuarto apartado, reflejamos lo que las personas entrevistadas encuentran que tienen en común con los habitantes de Castellón, lo que da cuenta de las nuevas identidades y evidencia la existencia de un cierto nivel de racismo en un contexto de crisis económica.

Sobre la memoria colectiva

Cuando buscamos información sobre memoria colectiva, inmediatamente aparecen múltiples investigaciones sobre procesos históricos que aún no se han dado a conocer y que requieren ser recuperados. Siempre hay algo que la historiografía aún no ha estudiado desde la visión de todos los actores, aspectos y tiempos determinados, tal como se puede decir de la Revolución Rumana de 1989, de la que existen diversas investigaciones históricas al respecto.

Para ampliar la definición de memoria presentaré las de algunos autores que me ayudarán a profundizar posteriormente en la noción de procesos de memoria colectiva y a delimitar este concepto.

Solo se puede hablar de memoria si antes ha habido un aprendizaje previo y porque, tanto en un caso como en el otro, la única prueba para saber si algo ha sido aprendido y si algo se recuerda es comprobar la influencia de la experiencia pasada en las acciones y experiencias presentes (Valle Arrollo, 1992: 42).

Me parece muy interesante la articulación que hace este autor entre memoria y aprendizaje porque este último no solo influye a lo largo de la vida, sino que además repercute también en nuestras conductas sin que seamos del todo conscientes de ello: «[E]l aprendizaje pasado puede tener consecuencias en la conducta actual sin que recordemos para nada las circunstancias concretas de tal aprendizaje» (Valle Arrollo, 1992: 42).

Un hecho que influyó definitivamente en el proyecto migratorio rumano hacia Castellón es sin duda los sucesos ocurridos durante el periodo comunis-

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ta y el posterior proceso de construcción democrática vivido por estas personas y que hoy recuerdan con mayor o menor intensidad.

Es decir, si hemos pasado por experiencias singulares, como el comunismo o la revolución rumana, se pueden generar actitudes poco sociables y a veces violentas a lo largo de la vida, que no son percibidas conscientemente y que son producto de un aprendizaje en ese periodo de la experiencia.

Desde una mirada positiva, Kant (Santiago, 2004: 102) señala por ejemplo cómo la experiencia de la guerra se ha de convertir en una experiencia básica para no volver a vivirla; para no desear caer nuevamente en ella; es decir, salir de su salvajismo y buscar otras formas de convivencia. De esta manera, las personas rumanas que vivieron una situación violenta producto de la revolución del 89 buscaron no experimentar estos acontecimientos inmigrando a contextos pacíficos.

En ese sentido, me parece muy importante reconstruir la memoria, pero tratando de recuperar las acciones positivas y los tiempos de paz que seguramente esas mismas personas vivieron, pero que no han quedado lo suficientemente marcadas como para generar una conducta pacífica que les permita hacer frente a diversas circunstancias en su vida futura.

Se distinguen además dos funciones de la memoria, según nos señala Valle Arrollo (1992): la memoria de corto plazo (MCP), que es la que nos permite realizar la adquisición de conocimientos, y la de largo plazo (MLP), que nos capacita para retener cosas aprendidas anteriormente, que pueden influir luego en la adquisición de nuevos conocimientos. «Cuando algo ha llegado a la MLP podemos decir que ha sido aprendido y consiguientemente podrá ser recordado posteriormente» (Valle Arrollo, 1992: 50).

Es decir, a través de la memoria a largo plazo podemos elaborar lo apren-dido. En este sentido, a lo largo de nuestras vidas hemos procesado una serie de valores tanto positivos como negativos que influyen en nuestras relaciones humanas. La tarea, en este proceso de reconstrucción colectiva de la memo-ria, es recuperar sobre todo los valores positivos, potenciar los sucesos y experiencias que favorecieron y que pueden seguir favoreciendo una convivencia pacífica.

Valle Arrollo (1992) también nos habla de la diferencia entre la memoria literal y la memoria que retiene el contenido aunque no la letra. Es esta última la que me interesa recuperar en el proceso de reconstrucción de memoria, que además coincide con lo que Todorov (2000) plantea como «memoria ejemplar», al no quedarnos con el mero recuerdo exacto de lo que pasó en el conflicto violento, sino sobre todo rescatar el aprendizaje que podemos obtener de lo vivido, como desarrollaré más adelante.

Siguiendo a Valle (1992), podemos señalar que en el proceso de recordar influyen dos factores fundamentales: uno es la característica del actor que aprende y recuerda (habilidades, conocimientos, actitudes, valores, etc.) y el otro es el material sobre el cual aprendió y quiere recordar (modalidad visual, acústica; estructura física; dificultad; etc.). Es importante considerar estos

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factores porque cada persona entrevistada tendrá una manera particular de recordar su experiencia vivida durante el proceso comunista rumano, la revolución y la posterior experiencia democrática, de las que cada una sacará sus propios aprendizajes.

Sin embargo, los recuerdos no se producen tal cual sucedieron los acontecimientos, estos dependerán de los estímulos o los contextos actuales en los que se evocan. En esa medida cada persona recordará aspectos diferentes de un mismo hecho. Por ello nos parece importante realizar una reconstrucción de la memoria de manera colectiva, ya que se produce una confrontación de información y de hechos entre los actores que experimentaron un mismo suceso y lo que es más importante, la posibilidad de obtener de esta confrontación las lecciones aprendidas.

Los aspectos o valores y comportamientos que aprende y almacena el ser humano en su memoria de largo plazo dependerán de cómo han sido procesados. Después de escuchar a todas las personas entrevistadas y a las que participaron en el grupo focal, puedo señalar que este proceso de análisis de sus valores positivos de convivencia ha sido suficientemente reflexionado e interiorizado, por lo que frente a nuevos estímulos o experiencias violentas tienden a tener reacciones pacíficas que favorecen la convivencia.

Dicho todo lo anterior, entonces la memoria colectiva está relacionada con las experiencias del pasado que rememoramos en un contexto determinado, como señala Mendoza (2004: 6):

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