In memoriam África Sendino Revuelta

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En el pasado verano se nos fue África Sendino, miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Bioética de la Comunidad de Madrid, médico internista del Hospital La Paz y ejemplo, para todos los que tuvimos la dicha de conocerla, de cómo vivir la vida superando las adversidades de una enfermedad prolongada.

Ha sido esta última faceta la que nos ha puesto de relieve su particular figura humana, la que quizás nos ha permitido valorar mejor el tesoro que escondía en su corazón. Cuando después de un ciclo de quimioterapia se incorporaba a una reunión de la Junta como si tal cosa, en vez de irse tranquilamente a su casa, cuando ya con una hemiparesia y metástasis cerebrales acudía a dar las clases de Bioética en la Universidad Autónoma de Madrid, llevada del celo de transmitir el entusiasmo por la asignatura a las nuevas generaciones de los alumnos o cuando, ya hospitalizada, seguía impartiendo temas de Bioética a alumnas de la escuela de enfermería, nos mostraba la seriedad y la importancia que le daba a la necesidad de formar a las nuevas generaciones en el respeto a la vida y el cuidado a los enfermos que forma parte ineludible de la profesión sanitaria. África se implicó en la docencia de la bioética no para ampliar su currículum, aunque ganó varios premios por su labor investigadora en ética clínica, ni para «quedar bien» ante los alumnos que la escuchaban, aunque también tenía una gran capacidad de convicción, envuelta en una enorme delicadeza para saber escuchar a los demás. Por el contrario, a lo largo de los años en los que fue implicándose más y más en los problemas morales que afectan a médicos y enfermos, nos mostró su olvido de sí misma, pasando desde dar charlas a mujeres ingresadas en prisión sobre cómo vivir la afectividad sexual en plenitud de entrega, hasta defender, ante los residentes a su cargo, una atención integral a los pacientes terminales que respetara siempre su dignidad. Su objetivo continuamente era restituir la relación humana de la mayor calidad posible en la práctica asistencial, habitualmente tan masificada y despersonalizada. Page 612

En una entrevista publicada en Diario Médico (DM 7/06/2007) decía «Por encima de todo, el enfermo no es una máquina que nos han confiado para arreglarla; es una persona que junto a sus dimensiones biológica y fisiológica tiene otras: psicológica, afectiva, familiar, espiritual. A todo ello hay que atender, porque todo lo que hagamos es terapéutico. Nuestra presencia es...

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